Botonera

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2.9.19

SHANGRILA: INICIO DE TEMPORADA 2019-2020
































Aquí estamos de nuevo. Os saludamos, mientras tomamos unos vinos, desde ese lugar donde conspiramos y planeamos nuestras fechorías que no es otro que el Arrecife de Donovan. Y aquí nos quedamos definitivamente. Entre otras cosas, no regresamos al ruido, la dispersión, la compulsión ni la acumulación de información de Facebook y Twitter. Más de uno pensará que estamos locos y, efectivamente, lo estamos. Pero por otras razones. Sabemos lo que hacemos, aunque no lo parezca.

Nuestras herramientas digitales serán dos: este blog y la página web. Un blog clásico y de diseño nada sofisticado, al que le hemos añadido algún pequeño cambio:

Está abierta la opción de "comentarios" debajo de cada entrada. Por lo tanto, se puede saludar, decir si gusta mucho, poco o nada, felicitarnos, mandarnos al garete o, simplemente, callar. Si no quieres estar pendiente del blog, en la parte superior te puedes apuntar con tu email y recibir los avisos de las actualizaciones. Y, por supuesto, quien así lo considere, puede compartir las entradas con sus enlaces correspondientes, donde quiera y le apetezca. La página web seguirá siendo la misma: igual de pragmática de cara al objetivo por el que está construida y que día a día prueba su eficacia. En ella puedes apuntarte a la newsletter.

Para comunicarse personal y directamente con nosotros, en la "botonera" de este blog, como en la de la web, está la vía de acceso a la información en contacto.

También estaremos atentos a los chicos de Mogambo y a algunas de las actualizaciones que suban a su blog.

Cumplimos trece años de -esta sí- una locura. Cuatro mil setecientos cuarenta y cinco días en ruta en los que nos ha pasado de todo, bueno y malo. Entre lo último, por ejemplo, tener que desactivar un sofisticado ataque cibernético y sortear algún que otro obstáculo para defender nuestra independencia. Estamos curados de espanto de un mundillo de colegueo multicolor donde anidan los interesados compadreos, versiones torticeras, silencios que hablan por sí solos y egos clavados por la espalda. Poca cosa para quienes tenemos la experiencia y el temple necesario para pasar de todo ello y distanciarnos de unos y otros. Nos quedamos con lo bueno, que es tanto...

Comenzamos la temporada 2019-2020 y, como todas, volvemos a decir que será especial. Pero es que esta, en realidad, lo será más, mucho más. Y por múltiples razones que, poco a poco, quien nos siga irá descubriendo.

Va de suyo que para muchos será muy difícil entender por qué hacemos lo que hacemos.

Va de suyo, también, que muchos jamás tendrán idea de quiénes somos.

Aunque, como se puede comprobar en la foto de arriba y, una vez más, en la de aquí abajo, en realidad seguimos siendo los mismos. Fieles a nuestro origen, no hemos cambiado. En unos tiempos como los actuales ¿qué se puede esperar de unos personajes con una catadura que derrocha clase y da muestra de una tan exquisita como afectada pose poética?

La respuesta no puede ser otra: un espacio fuera de cuadro llamado ShangrilaEl que quiera subir a bordo  y compartir nuestra ruta, será bienvenido. Al que sigue en la nave y de una forma u otra nos apoya y colabora, un enorme gracias. Y a los que en algún momento decidieron bajarse de ella o alejarse, no podemos más que desearles lo mejor.

Reanudamos la travesía en busca de nuevos horizontes perdidos. A todos aquellos que de verdad valoren lo que hacemos y les interese, por lo tanto, nuestras publicaciones en papel, aquí y en la web nos encontrarán.

En lo que encuentren estará el cuerpo de todos los que hacemos Shangrila. Y 21 gramos adicionales por cada uno. Eso es, según dicen, lo que pesa el alma.