Botonera

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15.6.22

XII. "LA NAVE VA", Revista Shangrila nº 40, Valencia: Shangrila 2022




UNA PUERTA EN LA PARED

Carmen Pinedo Herrero



François Avril, Ciudad



I. ¿Qué es una pared?

¿Qué es una pared?, me pregunto cuando estoy a punto de dormir. No, por favor, no empieces: déjalo para mañana. Pero ya he empezado, como algunas otras noches me sucede con los hititas, la pintura de Piero, el espacio interestelar, la lengua aymara, las ciudades subterráneas… tantos temas urgentes, así que sigo preguntándome qué es una pared. Sabes perfectamente lo que es una pared. ¿Lo sé? Miro las paredes de la habitación y pienso: límite de espacios, verticalidad asociada con lo horizontal, sustento de techumbres, terreno de juego del cierre y la apertura, una cuestión de geometría.

Entre nosotros se asocia con el concepto de construcción y, en particular, con la práctica de la albañilería. Pero además del ladrillo se utilizan muchos otros materiales para levantar paredes: piedra, madera, adobe, tapial, cartón yeso, cristal, metal, tela, papel… ¿Luz? También luz, agua, hielo, vegetación: caña, bambú, arbustos vivos como los que en el ikegaki o seto cumplen “la función arquitectónica de la pared” (1) desde un concepto espacial ligado a la continuidad.

1. KISHO, Kurokawa, The Philosophy of Symbiosis, Nueva York: Academy Editions, 1991.

Mencioné, entre los materiales posibles, la tela. Lo entrelazado, lo entretejido, es la esencia del muro, señala Gottfried Semper. Para él, “los tapices colgados son los verdaderos muros, los límites visibles del espacio”. (2) Semper afirma que la “palabra alemana Wand (muro, pared) reconoce su origen. Los términos Wand y Gewand (vestido) derivan de una misma raíz. Esto indica que el material entrelazado es el que ha formado el muro”. (3)

2. HERNÁNDEZ LEÓN, Juan Miguel, La casa de un solo muro, Madrid: Nerea, 1990. 

3. SEMPER,Gottfried, Los cuatro elementos de la arquitectura, citado en Juan Miguel Hernández León, La casa de un solo muro, op. cit. El tema es desarrollado por FANELLI, Giovanni, y CARGIANI, Roberto, en El principio del revestimiento, Madrid: Akal, 1999.

¿Por qué me he detenido en el tema de la tela? He de volver sobre otros, pero este del tejido, lo que se trenza y se destrenza, también me parece fundamental, también lo atraviesa todo. Complexus: “lo que se teje junto” (4), recuerda Morin. El texto, por supuesto, palabra derivada del latín textum, tejido. La realidad. Lo grande y lo pequeño. El universo, tú, yo. Todo. Incluso la pared.

4. MORIN, Edgar, Mis demonios, Barcelona: Kairós, 2015.

*

¿Ya está? ¿Esto es una pared? ¿Esto, solo esto? Claro que no.

Es también el lugar que ella es y que ella habita. Ella, la exiliada. Es, nos indica Calasso, el lugar donde puede dibujarse una puerta que ponga en comunicación los dos mundos –como mínimo, dos– que existen. (5)

5. CALASSO, Roberto, K, Milán: Adelphi, 2002.


Si la pared es blanca, es el escondrijo perfecto para hacer invisible a un gato blanco que, solo al mostrar sus ojos oscuros, revela su presencia. “Cuando volvía la cabeza, desaparecía. Cuando saltaba por el suelo o se subía de un brinco a la mesa, parecía una criatura escapada de las paredes”. (6) [Fig. 1]

6. BERGER, John, Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos, Madrid: Nórdica, 2017.



Fig. 1. Léonard Tsuguharu Foujita, El gato blanco


 Es, por no abandonar el mundo del gato o del niño, la construcción invisible que crece a partir de un círculo, un cuadrado o cualquier otra figura geométrica trazada en el suelo: el animal –o el niño- se instalarán dentro de ese recinto, cobijados por unos muros impalpables, pero no por ello menos reales. 

Es lo que protege, pero también lo que encierra, aísla, separa. Muros de prisiones, muros contra migrantes y refugiados. 

¿Dentro, fuera? ¿A este lado de la pared? ¿Al otro lado? La pared es el lugar de la duda. 

Manganelli nos habla de unos grandes frescos pintados en las paredes de una vieja iglesia. Al narrador le gusta pensar “que los frescos son más antiguos que la iglesia”. La figura que más le atrae, entre todas las que están allí pintadas, es la de un personaje de espaldas, alado –acaso, un ángel. Busca “el punto exterior de la iglesia correspondiente a la figura del ángel, casi como si, por ese lado, esperara verle el rostro”. Llega a “la conclusión de que la iglesia fue construida precisamente para borrar el rostro del ángel”. (7)

7. MANGANELLI, Giorgio, La ciénaga definitiva, Madrid: Siruela, 2002.

¿Dentro, fuera? ¿Cuándo? ¿Quién? 

Un personaje de Beckett dice que él es la pared: “yo soy el aire, las paredes”. (8) Resuelto, ya sabemos qué es una pared: Samuel Beckett o, más bien, la voz del innombrable. No, espera, no basta con esta respuesta. 

8. BECKETT, Samuel, El innombrable, Madrid: Alianza Editorial, 2012.

Una pared es también ese invitado frecuente en los relatos de terror que sirve para ser atravesado por los entrañables fantasmas o para acoger sonidos que causan tanto desasosiego como el producido por el correteo de las ratas tras la pared. 

Una pared falsa tras la cual puede buscar refugio un perseguido es un espacio de la realidad de terror. Leemos en un libro de Handke: “seguro que es un niño, porque busca su escondrijo en un muro. ¿Quién si no un niño cree poder esconderse en un muro?”. (9) Muchas personas. En algunos casos, esa pared fue su salvación; en otros, no.

9. HANDKE, Peter, El juego de las preguntas, Madrid: Alfaguara, 1993.

Una pared es piel, pantalla, página, interlocutor. ¿Lugar de paso? Tal vez. Y mucho más [...]





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