Cuando el funeral acabó, Phoebe Economopoulos nos llevó a la casa familiar. Un chalet agradable a las afueras de Athenas, amplio y sencillo. Allí nos encontrábamos los extranjeros que habíamos ido al entierro, familiares y gran parte de la troupe íntima de Theo. Phoebe había organizado una cena informal, la gente bebía y comía, contaban anécdotas en griego sobre el fallecido que luego nos traducían. Al fondo del salón dos sofás y una televisión cuadrada, todos los canales brillaban con imágenes del rostro de Angelopoulos y también del funeral en el que le habíamos dado sepultura.
26 de enero de 2012. Funeral de Theo Angelopoulos. Día de luto nacional en toda Grecia, y por eso se acercó una comitiva del Gobierno. La gente empezó a gritar, los extranjeros no entendíamos quiénes eran esos señores de traje. Era el ministro de Cultura, que se tuvo que ir abucheado por la mayoría de los que allí de pie, con el frío metido en el cuerpo por las bajas temperaturas y las horas de espera, se despedían del cineasta. Cientos de personas quietas, vestidas de negro y en silencio. Un pueblo en plano general o, mejor dicho, un primer plano de toda una ciudadanía, eso también aparecía en la tele y podía haber salido de cualquier secuencia puesta en escena por el propio Theo.
Sigo en la casa de Theo, con esa habitual sensación de irrealidad que acompaña a la inesperada, y en este caso brutal, muerte de un amigo. Y además ese amigo es una celebridad, aparece en todos los periódicos, en la televisión… Había algo en esa casa que imagino todos sentíamos, ese sentimiento de robo de la intimidad, de extrañamiento confuso. Mientras, yo estaba ahí, parado delante de un mueble de madera sobre el que había una palma de oro y una foto familiar. En la foto, Theo y Phoebe acompañando a una de sus hijas el día de la graduación en la universidad. Parecía una de esas fotos que aparecen en las películas norteamericanas. Esta casa, llena de gente, la conocí vacía unos años antes.
Fue en el año 2005, en la preparación del largometraje Un lugar en el cine, y en el que la intervención de Theo Angelopoulos y Víctor Erice era fundamental para construir un relato sobre el cine desde el nacimiento del neorrealismo hasta la actualidad.
Cerré el proceso de documentación de la película y traduje al griego el tratamiento que había estado elaborando. Ahora quedaba ponerme en contacto con Theo Angelopoulos y proponerle la participación en la película. Busqué entre (...)
La casa de Theo
Alberto Morais
THEO ANGELOPOULOS
EL PASO SUSPENDIDO: PUNTO DE ENCUENTRO
Shangrila revista nº 18-19
20x28cm. - 328 páginas
20x28cm. - 328 páginas