Botonera

--------------------------------------------------------------
Mostrando entradas con la etiqueta Álvaro del Amo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Álvaro del Amo. Mostrar todas las entradas

19.5.25

NOVEDAD: "EN LAS PÁGINAS DEL MISAL DE LA ABUELITA", Álvaro del Amo, Valencia: Shangrila, 2025

 


292 páginas - 14x19 cm. - Valencia: Shangrila - ISBN: 978-84-128935-8-8



La vida de un burgués madrileño a lo largo de seis décadas, desde la íntima solemnidad con que en 1940 se celebraba la Primera Comunión hasta el estupor del Fin de Siglo. Familia, época y país descubren en cada capítulo diferente su enigma particular y su modo peculiar de descifrarlo. El sacramento de la Eucaristía, un partido de fútbol, viaje de iniciación, el verano de la olimpiada y el evento religioso, un programa de radio, infancia, adolescencia y juventud etapas de una misma soledad. Y es preciso contarlo. Lo que fue, lo que pudo ocurrir y lo que es lástima que no sucediera, tres notas del mismo acorde, llámese el placer de narrar, el gozo de leer, o la sospecha de que todo lo que parecía tan fabuloso, tan terrible, merece aún ser compartido.



ÁLVARO DEL AMO

(Madrid 1942) estudió Derecho y se tituló en Dirección en la Escuela Oficial de Cinematografía en 1968. La literatura, el cine, el teatro y la crítica se han ido alternando en su actividad, como ramas diferentes de un mismo árbol. Ha publicado las novelas Mutis (La Gaya Ciencia) Libreto, Contagio, En casa, El horror (Anagrama), Los melómanos, Cinefilia, (Debate), Casa de fieras (Alianza). Los libros de relatos Niños y bestias (Siruela),  Incandescencia (Anagrama), Crímenes ilustrados, (Menoscuarto), y el volumen con dos novelas cortas Tabú, también en Menoscuarto. En Eolas ha publicado Bufón y otras historias operísticas. Ya en Shangrila, Concepción, novela cinematográfica.



17.6.24

NOVEDAD: "CONCEPCIÓN (NOVELA CINEMATOGRÁFICA)", Álvaro del Amo, Valencia: Shangrila, 2024

 



184 páginas - 14x19 cm. - Valencia: Shangrila - ISBN: 978-84-128271-5-6


Concepción (novela cinematográfica) cuenta las aventuras de Juan Jacobo, un talludo crítico cinematográfico de la vieja escuela, convocado a participar en un par de cursos, cursillos, charlas o seminarios  de los muchos que proliferaban hasta hace poco, para hablar de cine. Una derivación de las sesiones de cine club, o cine forum, frecuentes en la década de 1960,  prestigiada de un cierto énfasis universitario, y abierta a un público variado. Las películas objeto de estudio Juan Jacobo las analiza comparándolas entre sí. La perspectiva presente permite observar títulos diferentes fijándose en el modo, diverso o coincidente, en que tratan un tema común: la seducción de la mujer por el varón, el drama de la infancia en situaciones de crisis histórica, o un despliegue de personajes femeninos y sus reacciones ante el trato amoroso. Juan Jacobo acude a la localidad madrileña de El Escorial y, el año siguiente, a la villa de F., donde el cine se encuentra con la novela. Aparece la mujer con quien es verosímil que se haya cruzado alguna vez como vecinos del mismo barrio. También Abelardo, el camarada, íntimo y traidor, que el propio Juan Jacobo se atreve a convocar, autorizado por la ficción que ha convertido al crítico de cine en personaje de novela. Y contagiado por el entusiasmo de la ficción, se atreve a inventar nuevas peripecias a los protagonistas de historias cinematográficas más allá de la terrible palabra FIN.  Así, el cine participa de la novela y la novela del cine para deleite simultáneo de  lectores y espectadores.



ÁLVARO DEL AMO

(Madrid, 1942) estudió Derecho y se tituló en Dirección en la Escuela Oficial de Cinematografía. Su actividad ha participado de la novela, el teatro, el cine y la música de un modo continuo e intrincado. Ha publicado, novelas y libros de relatos. Escrito, estrenado, traducido, dirigido y editado teatro; en 2022 se estrenó la zarzuela Policías y ladrones, con libreto suyo y música de Tomás Marco. En el ámbito cinematográfico ha sido crítico en numerosas y variadas publicaciones; también en radio (Diálogo 3) y televisión (Fila 7). Ha escrito guiones para distintos directores, y dirigido películas con guion propio: Dos (1979), Una preciosa puesta de sol (2003), El ciclo Dreyer, 2006). Su primer libro fue el ensayo cinematográfico El cine en la crítica del método (1969), al que siguieron Cine y crítica de cine (1970), y Comedia cinematográfica española (1976, 2006). La novela Cinefilia (2001) puede considerarse el antecedente de la presente novela cinematográfica.




Más información en

12.6.19

V. "CARLOS SERRANO DE OSMA. SOMBRAS ILUMINADAS", Asier Aranzubia (coord.), Shangrila, 2019



UNA OBSESIÓN

Álvaro del Amo


Rodaje de La sirena negra


[...] En La sirena negra (1), Serrano de Osma presenta un protagonista hipocondriaco. Su carácter, taciturno carece de lo que se ha dado en llamar una causa lógica. Ocioso, tristón, se interesa turbiamente por el mar y los espejos sin descuidar, aunque elija mal al preceptor, una violenta preocupación educativa, basada, revolucionariamente, en una combinación muy original de capricho y rigidez. Es el hidalgo un hombre obsesionado. O, si se prefiere, propenso a aficionarse a una obsesión, a una obsesión, casi podría decirse, cualquiera. Primero parece que le interesan los fantasmas, que emergen en penosa copia en dieciséis milímetros bajo la forma de un mendigo; de un mendigo espectro. Luego, la obsesión amorosa. Pasión súbita por madre incurable que se transforma en entrega a la huerfanita, con la intención de moldear con provecho una inclinación natural a la obediencia y al buen humor. Aunque cambie tanto, tan fluidamente, no por eso el hidalgo es un obseso voluble. Lo que importa es la obsesión misma, y esta engorda y crece, gracias, en Abel Sánchez (2), a los enzimas de la envidia. Envidia que no llega a alcanzar las calidades del vicio, el fulgor del pecado, precisamente porque la inquina de Joaquín por Abel es más obsesión que despecho. No es que desee, según la definición tradicional, el bien ajeno; es que se colma y disfruta en la envidia misma, en su obsesión como envidioso recalcitrante. Y una obsesión de verdad no atiende a razones, no se pliega a evidencias, no se deja rasgar por la amistad, el tiempo o la sensatez. Cuando todo parece indicar que aferrarse a la idea, simultánea y complementaria, del regreso indefectible y de la espera esperanzada, es una solemne tontería, el matrimonio separado por la guerra y el exilio de Rostro al mar (3), permanece impertérritamente fiel a sus obsesiones respectivas, coincidentes: él, que volverá; ella, que él volverá.

1. La sirena negra (Carlos Serrano de Osma, 1947).

2. Abel Sánchez (Carlos Serrano de Osma, 1948).

3. Rostro al mar (Carlos Serrano de Osma, 1951).


Y, del mismo modo que Lola Flores y Manolo Caracol, en Embrujo (4), viven obsesionados él uno con y por el otro –hasta el punto de pronunciar la frase que titula estas páginas–, el rostro al mar –que el cineasta muestra con frecuencia como probable metáfora de la obsesión– sigue contemplando la ausencia como lo que la ausencia es en su versión más suave y soportable: el vacío que separa la despedida del retorno, equiparando el muy cierto desgarro del adiós con el, de por sí incierto, reencuentro. Saben ambos que se abrazarán de nuevo y atraviesa cada uno su rara peripecia sostenido por la firmeza de su obsesión.


4. Embrujo (Carlos Serrano de Osma, 1947).


Peripecia rara, en verdad. Ancianas bondadosas que atienden el parto inoportuno de la esposa del republicano que huye hacia Francia en 1939, marinos gordos y hoscos de corazón tierno y enamorable, muy curiosos campos de concentración adonde unos pintorescos comunistas –mezcla de traidores de folletín y de rufianes portuarios de opereta– envían por oscuros motivos a “compañeros” o “camaradas” que tienen así la oportunidad de conocer un improbable enclave siberiano en una Normandía históricamente ocupada a la sazón por las tropas hitlerianas, rivales de pésima entraña que rompen cartas del marido ausente y arrojan los papelitos restantes al oleaje de una playita rocosa, trasatlánticos prodigiosamente dotados de una colección tan completa de ingenios automáticos que permite la fabulosa economía –tanto en el terreno de la navegación marítima como en el igualmente arduo de la contratación de extras en una producción cinematográfica– de reducir la marinería al gordo capitán enamoradizo y a su amigo el contramaestre, situando el resto de la tripulación en la zona invisible y baratísima del fuera de campo.

Rostro al mar es una fantasmagoría. La rosa roja (5), una filigrana urdida de espaldas a la realidad [...]


5. La rosa roja (Carlos Serrano de Osma, 1960).