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9.6.25

"FASMAS" Y "FALENAS", DE DIDI-HUBERMAN - SEGUNDAS EDICIONES

 


Agotadas las primeras ediciones y tras alcanzar un acuerdo con Les Éditions de Minuit para prolongar el contrato de cesión de los derechos, lanzamos la segunda edición de Fasmas y Falenas.




2.10.15

y XVIII. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein


La historia del cine está llena de todos los lugares posibles. De los lugares inventados, reinventados, reconstruidos o transfigurados que, en cada película, imprimen su huella memorable, ofrecen a la reminiscencia una especie de marco inalterable. Llamémoslo una magia de los lugares. Pensemos en los inmensos muros babilónicos de Intolerancia, en los tejados oblicuos de Caligari, en los subterráneos de Metrópolis, en el rascacielos de King-Kong, en el laberinto de espejos de La dama de Shanghai, en el opresivo palacio de Iván el Terrible, o también en el monolito de 2001… Incluso los “decorados naturales”, como suele decirse –las estatuas gigantes de Con la muerte en los talones o la Roma recorrida en Fellini Roma– adquieren en las grandes películas esa fascinante cualidad de lugares transpuestos, convertidos en lugares mágicos, abiertos a toda la extensión de un posible, quiero decir abiertos al poder aparentemente sin límites, tornasolado, exuberante, de lo que, según suele decirse, es el imaginario. En este sentido, el cine nos ofrecería algo parecido a una fiesta perpetua, un perpetuo festín de espacios posibles.

Pero, al tratarse del lugar –y otras cosas más–, no puedo sino regresar a otro tipo de cosa inolvidable, más pesada de llevar (...)

Esos lugares, son los campos, los campos de la muerte. Pero ¿de qué manera –manera extrema– son para nosotros “lugares”? ¿A qué pensamiento y a qué visualidad del lugar nos obligan los campos? (...)





"El lugar a pesar de todo" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
George Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





XVII. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein



(...) Frente a frente con una tumba, al mirarla, destrozado y entregado a la pérdida que impone, ¿cómo no protestar con todo nuestro ser contra la misma noción de un “todo del ser”? ¿De un sistema sin pérdida y sin desgarro en el que la muerte tendría su lugar lejano, asignado en la eterna morada de las ideas? En el cara a cara con una tumba, la muerte no es ni común, ni general, ni siquiera ideal. Está ahí, pero no está “en su sitio”, puesto que ese ahí nos atañe, nos inviste, abarca nuestra vida. Es compartida, mira a nuestro prójimo y nos mira de igual manera. Pero sigue siendo igual de cortante y singular, imposible de abstraer del todo, imponiéndonos lo desemejante, entregándonos a ello. No es “la muerte”, sino “el muerto”, “la muerta”. Está ahí, en la misma tumba y el cuerpo que está dentro, en nuestra misma carne que, delante, toca y casi abraza la frialdad de la piedra.

Yves Bonnefoy, púdicamente, ha escrito esta experiencia cuando, al protestar con todo su ser contra la “morada eterna” de los conceptos –en primer lugar, el de la muerte–, reivindicó esas moradas paradójicas que son las tumbas, esas moradas de la desaparición, como objetos decisivos y desgarradores para el pensamiento, para el arte, para la poesía (...)



"El fulgor del umbral" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
George Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





29.9.15

XVI. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein


(...) Gestionar una desaparición, transformarla en “reino”, eso quiere decir inventar, organizar las marcas lógicas y visuales de esa desaparición. Sin embargo, estas marcas forman necesariamente –morfológicamente– “pliegues” (en palabras de Gilles Deleuze) o “catástrofes” (en palabras de René Thom): se trata ante todo de juegos sutiles del límite, entre lo abierto y lo cerrado, lo visible y lo invisible, el aquí y el más allá, la cosa captada y la cosa que capta, el delante y el dentro. En la iconografía de la Ascensión, ese juego de los límites parece dado en una versión figurativa elemental: se trata simplemente de mostrar cómo el cuerpo de Cristo, “arrebatado al cielo” –según la expresión de los Hechos de los apóstoles–, se oculta a la vista de los testigos y convierte esta desaparición en acontecimiento visual capaz de constituir la ausencia en creencia, es decir, la invisibilidad como marca visual de la presencia retirada (...)

"En los pliegues de lo abierto" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
George Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





28.9.15

XV. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein


Antes de abrir un libro ante nuestra mirada, pensemos en el “sacrificio por el que sangró [su] canto rojo”. Pensemos en la “introducción de un arma, o cortapapeles, para establecer la toma de posesión”. El arma, o cuchilla, ha hendido la hoja, íntimamente, según el pliegue: página abierta, pero todavía no ofrecida. Cuando por fin se abre el volumen a nuestra mirada, el “repliegue del papel y las interioridades que instala, la sombra dispersa en negros caracteres”, todo ello viene a ofrecerse y a mirarnos “como un quebranto del misterio, en la superficie, en la separación erigida por el dedo”… Empieza entonces la lectura, ese “vaivén sucesivo e incesante de la mirada”. Entonces, tal vez olvidemos la página, y con ella esa especie de “atención a la que incita alguna mariposa blanca” (...)


"Don de la página, don del rostro" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
George Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





27.9.15

XIV. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein


El último ciclo pictórico conocido de Fra Angélico es de una modestia turbadora: se trata de una puerta, la simple hoja de una puerta de armario. Puerta pintada para estar cerrada, alterando pues la idea corriente según la cual toda obra del Renacimiento, con más razón si es florentina, debería entenderse como una “ventana abierta al mundo”, aunque sea el mundo imaginario de fábulas de las que intentaría convencernos gracias a sus herramientas de verosimilitud óptica (...)


"Un armario para la memoria" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
George Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





25.9.15

XIII. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein


¿Qué ven mis ojos? Me miro, pero ¿veo acaso mi ser? No veo ni mis cabellos que van cubriéndose de canas –solo más tarde me daré cuenta de que el pelo se me ha vuelto, está ya, blanco– ni mi piel, que se marchita. Por lo tanto, ni siquiera veo el presente de mi propio cambio; ¿cómo había de ver mi propio ser, lo que en mi permanece (quod manet) y subsume todo cambio? A San Agustín le gustaba comparar al hombre del mundo visible, el hombre idólatra en cierto sentido –él mismo antes de su conversión– con alguien que se alimenta en sueños y no queda saciado, aunque la ilusión sea total: efectivamente, no come más que phantasmata splendida, fantasmas de esplendores; solo se colma de vacío (inanitas) y de ficciones hueras (figmenta) (...)




"Las paradojas del ser al que hay que ver" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
George Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





24.9.15

XII. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein


Si se quiere adoptar un punto de vista histórico al preguntar por la existencia o no-existencia, el valor o el no-valor de una “estética freudiana”, hay que empezar por examinar las relaciones de Freud con Charcot. Mientras que Freud llegaba a París “virgen”, si puede decirse así, de toda preocupación estética, Charcot, por su parte, acababa de fundar una estética (la primera del género) utilizando los conceptos de la psicopatología. La ambición de esa estética era no solo dar cuenta del funcionamiento de las obras de arte, sino también, llegado el caso, juzgar su valor. En 1885, momento en el que Freud, con sus cortes anatómicos de cerebros de niño bajo el brazo, “desembarca” en la Salpêtrière, Charcot dirige desde hace años una voluminosa publicación subtitulada Iconografía médica y artística, donde se encuentran cerca de mil páginas dedicadas a la pintura. En 1885, Charcot trabaja ya en la redacción de esa obra suya tan curiosa, Los endemoniados en el arte, que señala la aparición de una verdadera “crítica médica” de las obras de arte –es decir, de hecho, de una clínica visual (...)

"Una blancura encantadora" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
Georges Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





23.9.15

XI. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein


El polvo nos muestra que la luz existe. En el rayo que cae al suelo, desde lo alto de un óculo, el polvo parece mostrarnos la existencia ideal de una luz que estuviera depurada de los objetos a los que hace visibles: entre un viento de éter y la fluidez sin finalidad de partículas ínfimas. Naturalmente, solo se trata de una ficción, pues lejos de estar depurado, el objeto está ahí, y es el propio polvo. Pero se trata de una ficción tangible, o casi, precisamente inasible, aunque táctil.

El polvo nos muestra sobre todo que existe un vínculo profundo de la luz con la suspensión, con lo que está suspendido. Lo que está suspendido sería como la sustancia misma de esa luz. Suspensión y suspenso, palabras muy cercanas, que nos llevan a una tercera en este orden de ideas de un algo suspendido en el aire, sutil, sin asiento, por encima o alrededor nuestro: es la palabra “superstición”, que significa en principio el hecho de mantenerse por encima, el hecho de dominar desde arriba (...)






"Superstición" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
Georges Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





22.9.15

X. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein






El que inventó el verbo “fotografiar” vivía en medio de un calor intolerable, en una escarpadura del monte Sinaí. Se expresaba en griego, al menos es lo que se cree puesto que nadie pudo sacarle el menor asomo de conversación. Es como si el calor agobiante de la luz, en esa parte de la montaña –lugar llamado Batos y, supuestamente, lugar preciso donde apareció la Zarza Ardiente–, es como si el aire asfixiante y sagrado hubiera obligado a ese hombre a una especie de silencio definitivo.

Vivía recluido y en soledad. Pero no era uno de esos grandes sabios del desierto que nos colmaron de cien mil verdades profundas y conductas que observar. No buscaba ninguna moral, ni siquiera conocimiento. Simplemente, se conformaba con ser –ser bajo la luz inhumana (...)

"El hombre que inventó el verbo 'fotografiar'" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
Georges Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





21.9.15

IX. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015







J.-A. Boiffard, Papel adhesivo y moscas, 1930. Ilustración para "L'esprit moderne et le jeu de
transpositions", ensayo de Georges Bataille en Documents, 1930, nº 8.






(...) La mosca de Bataille –la que no tardó en repugnar a André Breton– no estaba hecha para engañar al ojo de los estetas, sino para captar, para penetrar o devorar nuestras miradas de antiguos niños inquietos. La mosca de Bataille estaba ahí para aglutinarse con nosotros: para aparecer, demasiado cercana, y hacer casi de nuestra carne una presa para la imagen. En el último número de Documents, el autor de Historia del ojo hizo acompañar su texto por unas patas de mosca desmesuradamente aumentadas, para que aparecieran, en la página de la revista, tan grandes como nuestros propios dedos posados en el papel. Luego, a los esqueletos aglutinados de Santa Maria della Concezione, en Roma, hace eco el famoso papel matamoscas fotografiado por Boiffard: cuerpos aplastados en su propia trampa –ese lugar táctil que los captura, los fija, los desfigura–, cadáveres enmarañados, adheridos entre sí, pegajosos a nuestra mirada (...)

"Imágenes-contactos" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
Georges Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





17.9.15

VIII. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein







Nos sentimos muy solos con las escenas, siempre solteras, de nuestros sueños. Abandonados en ellas, abandonados por ellas. Por un lado, nos encierran en la imposibilidad de repetir, de contar a los demás la importancia que tienen para nosotros, esa importancia que ni nosotros mismos comprendemos; por otro, nos abandonan y, la mayoría de las veces, nos dejan solo fragmentos de imágenes que, según percibimos claramente, nos miran, nos llegan a lo más profundo, aunque nunca conocemos ni conoceremos todos sus pormenores. Las escenas de nuestros sueños nos dejan solos, algunas veces hasta la desesperación, cuando no conseguimos sacarlas de esa masa de olvido –nuestro propio dormir– con la que sin embargo, según nos damos cuenta, se traman toda nuestra vida lúcida y nuestro pensamiento (...)

"La soledad compañera" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
Georges Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





VII. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Foto: Eva Rubenstein






Solo aparece lo que antes fue capaz de ocultarse. Las cosas ya captadas por su aspecto, las cosas apaciblemente parecidas no aparecen nunca. Es cierto que son aparentes –pero solo aparentes: en ningún momento nos habrán sido dadas como algo que aparece. ¿Qué le hace falta a la aparición, al acontecimiento de lo que aparece? ¿Qué hace falta justo antes de que lo que aparece vuelva a cerrarse sobre su aspecto que se supone estable o se esperaba definitivo? Hace falta una abertura, única y momentánea, esa abertura que certificará la aparición como tal (...)

"La paradoja del fasma" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
Georges Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





13.9.15

VI. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Meses of the Afternoon, Maya Deren, 1943


APARECIENDO, DISPARIDAD
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
Georges Didi-Huberman




Por definición, el investigador va tras algo que no tiene a mano, una cosa que se le escapa, que desea. ¿Cuál es esa cosa? “Una especie de cosa en sí oscura, tentadora y misteriosa, residuo supremo que se puede embellecer con el valor más ideal o con el más sórdidamente material”, según indicaba Michel Leiris en otro contexto.[1] Cosa que, por supuesto, el investigador nunca conseguirá capturar ni dominar. En caso contrario, se acabaría lo esencial, la propia búsqueda o investigación como movimiento. Por lo tanto, el investigador continúa tras su idea fija –aunque no la haya formulado–, dejándose llevar por su pasión predominante en un recorrido sin final que tal vez tenga razón en llamar un método.

1. LEIRIS, Michel, “Le caput mortuum ou la femme de l’alchimiste”, Documents, 1930, nº 8, p.466.

A veces se detiene en su recorrido, desconcertado: de repente, ante su mirada ha aparecido otra cosa que no esperaba. No la cosa en sí de su búsqueda fundamental, sino una cosa fortuita, explosiva o bien discreta, una cosa inesperada que estaba ahí, en el punto de paso. No obstante, ante esta cosa, el investigador percibe oscuramente que ha… “encontrado algo”. Pero ¿de qué le sirve lo que ha encontrado para lo que busca? Esta cosa accidental, ¿no interrumpe su “programa”, como suelen decir los profesionales de la “investigación”? Sin duda. Al detenernos sobre el acontecimiento imprevisto, ¿no corremos acaso el riesgo de dispersarnos, de poner en peligro nuestro propio método? Sin duda. Pero si tenemos a bien interesarnos un poco por ese hallazgo, resulta ser de una generosidad, una fecundidad sorprendentes. Lo que la cosa inesperada es incapaz de ofrecer –una respuesta a los axiomas de la investigación como pregunta en cuanto al saber–, lo regala en otra parte y de otra manera: en una apertura heurística, en una experimentación de la investigación como encuentro. Otro tipo de conocimiento.


Esa sería la doble vida de toda investigación, su doble placer o su doble tarea: no perder la paciencia del método, la larga duración de la idea fija, la obstinación de las preocupaciones predominantes, el rigor de las cosas pertinentes; no perder tampoco la impaciencia o la impertinencia de las cosas fortuitas, el momento breve de los hallazgos, lo imprevisto de los encuentros, incluso de los accidentes durante el recorrido. Tarea paradójica, difícil de mantener por sus dos extremos –sus dos temporalidades– contradictorios. Tiempo para explorar la vía real, tiempo para escudriñar las orillas del camino. Con toda probabilidad, los tiempos más intensos son aquellos en los que la llamada de la orilla nos hace cambiar de vía principal, o más bien hace que la descubramos como lo que ya era, pero no comprendíamos todavía. En ese momento, la desorientación de lo accidental hace que aparezca la propia sustancia del recorrido, su orientación más fundamental.

Ante esas cosas fortuitas –cosas de paso, pero cosas que aparecen–, nos asalta de repente el deseo de abandonarlo todo, y entregarnos, sin perder un minuto, a su poder de fascinación. Leve angustia, en ese momento, por olvidar demasiado pronto su poesía intrínseca, por volver a cerrar demasiado pronto su capacidad de provocar, de abrir un pensamiento. Leve angustia simétrica por poner en peligro la coherencia del recorrido que esa cosa fortuita apenas acaba de interrumpir.

La solución, fatalmente imperfecta, consiste en dedicar unas horas, unas páginas a ese conocimiento accidental: sería una manera de señalar una deuda con respecto a la generosidad propia de las cosas que aparecen. También sería una manera de poner a prueba la posición de la propia mirada –apoderarse y ser desposeído– frente a semejante generosidad. Finalmente, sería una manera de volver a plantear la cuestión de una escritura que, cada vez, tendría que poder involucionar en el propio estilo de la aparición. Pero esas páginas siempre parecerán demasiado cortas, demasiado ligeras, demasiado elípticas, hasta tal punto es cierto que cada cosa que aparece, por tenue que sea, merecería su propia monografía, su propio libro. [2] Al menos se sale de allí con el sentimiento de no haberlo olvidado todo.

2. De los textos breves incluidos en este volumen, solo uno dio lugar, algunos años después, a un desarrollo monográfico. Cfr. DIDI-HUBERMAN, Georges, Le Cube et le visage. Autour d’une sculpture d’Alberto Giacometti, París: Macula, 1993.


Los fasmas –de la palabra griega phasma, que significa forma, aparición, visión, fantasma, y por lo tanto presagio– son animales bastante extraños cuya existencia y aspecto desconocía (a pesar de haber leído a Caillois) antes de descubrirlos un día en el vivario del Jardin des Plantes. Descubrimiento sentido como una pequeña experiencia visual bastante paradójica, notable aunque inofensiva. Emblemática, a decir verdad, de un problema más general referido a la semejanza y la desemejanza, a la figura y la desfiguración, a la forma y lo informe.

Más tarde, me acostumbré a incluir todos esos breves relatos de “apariciones” –experimentadas ante objetos muy heteróclitos, cosas de la vida, fotografías, juguetes, textos místicos, fragmentos de cuadros, insectos, manchas de tinta, relatos de sueños, reseñas etnográficas, esculturas, planos cinematográficos, y la lista no podría cerrarse– bajo el rótulo Fasmas. Como si los animales sin pies ni cabeza que son los fasmas pudieran dar su nombre a la clase indefinida de esas pequeñas cosas que aparecen, en relación directa y evidente con la supremacía del fantasma. Como si unos animales sin pies ni cabeza pudieran dar su nombre a un género accidental de conocimiento y escritura. Que tal vez consiguiera situarse entre el movimiento cristalizador del documento (como un síntoma de objeto, emitido desde lo real) y otro, más errático y centrífugo, de la disparidad* (como un síntoma de la mirada, emitido desde lo imaginario).

* N. del T.: El disparate del original suele traducirse por “disparidad, contraste”, para evitar el sentido que indica María Moliner (Diccionario de uso del español, Madrid: Gredos, 1989) de “extravagancia, tontería o cosa absurda, falsa, increíble o sin sentido que se dice por equivocación, ignorancia o trastorno de la mente; también, acción imprudente”. Por su parte, el Dictionnaire historique de la langue française - Alain Rey (dir.), París: Dictionnaires Le Robert, 1998- indica que disparate, en francés, corresponde a “discordante, heterogéneo”, designa un “contraste chocante”. En la entrada siguiente, disparité, el citado diccionario señala que este término es percibido como un sinónimo más usual de disparate.

El riesgo es evidente (pero eludirlo sería, una vez más, salvar los muebles de la presentación académica): atañe no solo a la unidad de la investigación sino también a la de la propia lengua. Involucionar en el carácter dispar, singular en cada ocasión, de la aparición equivale cada una de las veces a plantear de nuevo la cuestión del estilo que impone esta aparición. El libro que sigue no debe su disparidad únicamente a las “épocas” u “ocasiones” muy diversas de su escritura. La debe también a su propia tentativa de conocimiento, a su apuesta heurística siempre recomenzada: que el pensamiento se haga al objeto que aparece igual que el insecto llamado fasma se hace al bosque en el que se adentra.

"Apareciendo, disparidad" en
Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1
Georges Didi-Huberman


Fasmas. Ensayos sobre la aparición 1

Contracampo libros - 256 páginas
Shangrila Textos Aparte





V. "FASMAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 1", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015




Contracampo libros 14
16x23cm. - 256 páginas








Quisiera que veas el bosque del sonámbulo: las patas de mosca que atesoró Bataille; el ojo perpetuamente abierto de Filoteo el Sinaíta, de pie en su escarpadura sagrada y sin sombra; el rostro sofocado en polvo de grafito y resucitado como polvo luminoso en un calotipo de Victor Regnault; las manchas como formas agitadas en un cuento de Flaubert, un óleo sereno de Vermeer, los papeles plegados de Victor Hugo, las láminas sin título ni fondo del test de Rorschach. Que tu mirada devore lo que ve, como un hombre antiguo devora un pájaro augural, o estruja entre sus párpados el humor vítreo del halcón que acaba de cazar, para incorporar su vuelo. Como la sirenita se deshace para ser espuma, o la hostia se hace pan y la sangre, vino en el cáliz eucarístico. Una herida es una boca, una llaga y un sexo que te mira. San Agustín persigue lo que es verbo, lo que “es” y se derrama en todas partes. Fra Angelico pinta las puertas de un armario que protege reliquias votivas: es como si montara predelas ensambladas, un damero portátil de imágenes. Cuadritos como nubes que pasan y pasan, pasadizos secretos, joyeros de modestia sutilísima. Quisiera que te duermas de una vez, para que te despiertes. Tu cuerpo suelta amarras como un buque, se fuga de las clavijas heredadas, se apodera del mundo por el que es desposeído.

En este libro, su primer volumen de Ensayos sobre la aparición, Georges Didi-Huberman aúna el rigor del método y la fecundidad del hallazgo fortuito, la figura y la desfiguración, la forma y lo informe. Se hace fasma: insecto indiscernible que se vuelve la materia que come y el lugar que habita, pura intensidad táctil.


Georges Didi-Huberman (Saint Étienne, 1953) es historiador del arte y teórico de la imagen, profesor en la École de Hautes Études en Sciences Sociales (París) y activista cultural. Entre sus libros publicados en español, se destacan Imágenes pese a todo-Memoria visual del Holocausto (2004), Lo que vemos, lo que nos mira (2004), Venus rajada: desnudez, sueño, crueldad (2005), Ante el tiempo. Historia del arte y anacronismo de las imágenes (2006), Cuando las imágenes toman posición (2008), La imagen superviviente (2009),  Ser cráneo (2009), Ante la imagen. Pregunta formulada a los fines de la historia del arte (2010) y Exvoto: imagen, órgano, tiempo (2013). 

Con Fasmas, primer volumen de los Ensayos sobre la aparición, Shangrila continúa su publicación en español de obras de Georges Didi-Huberman, un proyecto que incluye, hasta hoy, Cortezas (2014), Blancas inquietudes (2015) y En la cuerda floja (2015), y que continuará con Falenas, el segundo y último volumen de los citados ensayos.