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11.11.22

VII. "PÁJAROS", Revista Shangrila nº 41, Pasión Rivière (coord.), Valencia: Shangrila, 2022




LOS PÁJAROS DE MESSIAEN: MIGRACIONES
DE LA TEORÍA MUSICAL A LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA
(Fragmento inicial)

Tomás Z. Martínez Neira

Olivier Messiaen (1908-1992), en 1946



Sería muy difícil exagerar el papel tan importante que los pájaros jugaron en la vida y la obra del compositor Olivier Messiaen. Desde su infancia, el interés por la naturaleza y, más concretamente, por las aves, fue profundo. Aseguraba que ya desde los 18 años estudiaba con atención y anotaba los cantos de los pájaros. Costumbre esta que le llevaría a acumular a lo largo de su vida más de 200 manuscritos, cuadernos de notas, con apuntes sobre cantos de pájaros que actualmente se conservan en la Biblioteca Nacional de Francia [1] y son considerados una fuente de valor indiscutible tanto para el estudio global de su obra como para el saber ornitológico en general. Este interés tan extraordinario por los pájaros, que no se limitó a un mero recurso estético sino que terminó atravesando el conjunto entero de su teorización musical, nos ha legado una importante cantidad de figuras y devenires aviares que bien podría ser el reservorio de una posible guía titulada, por qué no, Los pájaros de Messiaen, al modo de cualquier guía ornitológica al uso. Si bien esta es una guía aún por venir, pero sin duda deseable, nos cabe realizar en estas líneas al menos el bosquejo de algunas de las más relevantes formas que tomaron las aves en su obra, e incluso sin limitarnos a esta, señalar el alcance que tuvieron y que todavía tienen hoy más allá de sus partituras.  

1. HILL, Peter, From Réveil des oiseaux to Catalogue d´oiseaux: Messiaen´s Cahiers de notations des chants d´oiseaux, 1952-59. Messiaen perspectives 1: Sources and influences, Christopher Dingle y Robert Fallon (eds.), Hampshire: Ashgate, 2013, pp.143-175.


Ya antes de incluirlos en su material musical, incluso antes de que aparezcan en su vida bajo la forma de un pasatiempo, los pájaros son citados por Messiaen como aquellos mensajeros que trajeron los mejores augurios a su nacimiento en los poemas que su madre, Cécile Sauvage, le compone durante el embarazo, y que el autor reconocerá como señal inequívoca de su desarrollo vital. 

Esta figura semiótica de las aves, donde devienen señales, mediaciones y anuncios de un futuro siempre mejor, aparecerá en la primera obra de Messiaen que las incluye también como componente musical, el Quatuor pour la fin du temps (Cuarteto para el fin de los tiempos, 1941). Esta composición, que además es una de sus obras más conocidas, especialmente por las condiciones en que fue compuesta y estrenada, incluye un tercer movimiento, L´abîme des oiseaux (el abismo de los pájaros), para clarinete solo, en el que el canto de las aves deviene canto liberador de un tiempo que solo es tristeza y cansancio, el tiempo de los campos de concentración. Así se define ese canto en las notas que el autor adjuntó a modo de explicación de cada segmento de la obra: El abismo es el tiempo, con sus tristezas y sus tedios. Los pájaros son lo opuesto al Tiempo; son nuestro deseo de luz, de estrellas, de arco iris, de canciones. Pájaros que nos anuncian la esperanza del fin de ese ciclo de pesadumbre y destrucción que era el mundo bajo la maquinaria de muerte nacionalsocialista. 

Si bien como vemos los pájaros en Messiaen cumplieron en algunos casos el papel de vehículos emocionales, de alegorías, perdiendo así parte de su integridad ontológica en favor de un devenir semántico, el compositor los tomó en consideración de una manera más radical, elevándolos a la categoría de maestros en el arte de la composición musical. En este caso, la relación con las aves funciona en sentido inverso al de la disecación alegórica: el pájaro no se convierte en medio sino en fin en sí mismo, en maestro al que imitar y agradecer [...]

 



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9.9.22

RESEÑA DE "CASA DE FIERAS. RETRATOS CON ANIMAL DEL PENSAMIENTO CONTEMPORÁNEO", de Pablo Perera Velamazán, Valencia: Shangrila, 2021. Por Tomás Z. Martínez Neira.

 




Por Tomás Z. Martínez Neira


Uno de los temas más actuales en el ámbito de la reflexión ética y política es la cuestión sobre los animales no humanos. Precisamente, en los días en los que se escribe esta reseña, aparece la noticia de la nueva ley sobre animales domésticos que se presenta con el eslogan, más o menos acertado, de convertir a las hasta ahora denominadas “mascotas” en “miembros de la familia”, con todas las implicaciones legales y morales que de ello se derivan. Habría que sumar a este hecho la cantidad de escritos que actualmente abonan la discusión acerca de los derechos animales (de los que son referencia ineludible autores como Peter Singer o Tom Regan [1]). Igualmente, las teorías críticas con el especismo, la defensa de la ecología y los análisis acerca de las consecuencias del cambio climático. Así, podemos hablar con fundamento de la urgencia del tema de los animales no humanos en el panorama del pensamiento actual, señalando también la aparición en el mercado editorial de una suerte de nueva “literatura de naturaleza” heredera de Walden o John Burroughs, a lo que habría que sumar la crisis del covid19, que guarda íntima relación con estas cuestiones. Pero una cosa es cierta: si bien, como hemos señalado, desde diversos espacios de saber este tema está en auge, podemos afirmar que, desde una perspectiva estrictamente filosófica, una mirada que nos sitúe ante la cuestión del animal no humano en cuanto tal no corre la misma suerte. Afortunadamente, y como primera virtud a tener en cuenta, la obra que reseñamos de Pablo Perera Velamazán, Casa de fieras. Retratos con animal del pensamiento contemporáneo, viene a cubrir esta carencia.


1. Citamos las traducciones en castellano de los escritos de ambos autores ya considerados referencias indiscutibles: SINGER, P. Liberación animal. Madrid: Taurus, 2015.  

REGAN, T. En defensa de los derechos de los animales. Mexico: FCE, 2016. 



En efecto, la cuestión de los animales ha sido uno de esos problemas que encontramos de manera bastante difusa a lo largo de la historia de la filosofía. Especial será el caso de Aristóteles y Descartes. El primero sí muestra una cierta preocupación por el problema de una física que incluya también un pormenorizado examen de todos seres que la habitan. Descartes y el mecanicismo, en cambio, reduciran el problema de la animalidad al de los autómatas, En seguida, el testigo de este discurso será recogido por las denominadas “ciencias de la vida”, haciendo de la biología el saber principal que se ocupará de esta cuestión. Habrá que esperar a la contemporaneidad para que, precisamente, sea Martin Heidegger y su curso sobre los Conceptos fundamentales de la metafísica [2], el último discurso relevante para la historia oficial de la filosofía en el que se trate de los animales no humanos. Eso sí, tratados básicamente como medio para despejar otras cuestiones, situándolos en una posición teórica muy particular, degradada, que se volverá hegemónica en el espacio filosófico y, por ello mismo, el punto de de toda posible discusión posterior sobre este tema.


2. HEIDEGGER, M. Conceptos fundamentales de la metafísica (Mundo-finitud-soledad). Madrid: Alianza editorial, 2007. 


Punto de partida que nos remite a esa primera virtud del trabajo de Pablo Perera que señalábamos anteriormente. Casa de fieras recoge el testigo de la cuestión de los animales no humanos para ofrecer posibles cuestionamientos y posibles derivas al problema tal y como quedó delimitado en la escritura de Heidegger y en el discurso de las “ciencias de la vida” y, por ende, en la historia de la filosofía. Su trabajo se presenta así como una obra nueva, original y especialmente titánica, tal y como demuestra su formato sobrepasando con creces el tamaño de bolsillo con un número de páginas cercano a las 700. Si bien esto podría resultar excesivo, enseguida se muestra como algo inevitable si tenemos en cuenta que Casa de fieras recorre los numerosos caminos que el filósofo alemán dejó planteados sobre la cuestión animal, sirviéndose de un extenso y erudito despliegue de interlocutores. Porque si, como ya hemos señalado, desde la literatura estrictamente filosófica hay muy poco donde poder estudiar sobre esta cuestión, la inteligencia de este escrito reside en el hecho de que sus fuentes pertenecen a multitud de disciplinas diversas. La entrada misma a esta obra, que rubrica la afirmación principal que lo guía y que no es otra que el reconocimiento de la actual pérdida del animal en la que nos encontramos y que, quizás solo por eso, por su carácter de pérdida, puede poner en marcha la “maquinaria” filosófica, nos la otorga Franz Kafka. Y ni siquiera un escrito de Kafka (que sí aparecerán posteriormente a lo largo de la obra, especialmente aquellos cuyos protagonistas son animales [3]), sino una foto del escritor checo, un retrato conocido por todos pero desconocido también por la mayoría según su formato original que es el de Kafka en compañía de una mujer y un perro. Lo más llamativo será la mano del autor que se posa sobre el perro, gesto que nos sitúa en el punto de partida del viaje al que nos invita una escrito que se autodenomina, no en vano, atlas zoopolítico. Viaje en el que nos iremos encontrando con otros relevantes y, a primera vista, extraños habitantes de esta casa como serán el realizador cinematográfico Chris Marker y su gato [4], el poeta R. M. Rilke entre panteras, los estorninos del Conde de Lautréamont, Coetzee y su alter ego Elisabeth Costello, W.G. Sebald, Bill Viola [5], Gilles Aillaud y J.C. Bailly [6], solo por citar una muestra de aquellos caminos posibles que sobre la cuestión tratada son descubiertos y transitados a lo largo de esta obra.


3. KAFKA, F. La metamorfosis y otros relatos de animales. Madrid: Austral, 2010. 


4. Los documentos visuales de Marker que acompañan este escrito son Chats perchès (The case of the grinning cat). Francia: Les Films du Jeudi, Arte France, 2004 y Chat écoutant la musique. Francia:Les Films du Jeudi, 1990.


5. VIOLA, B. Reasons for Nockingat an Empty House. Cambridge: The Milt Press, 1995.


6. BAILY, J. CH. Gilles Alliaud. Marsella: André Dimanche, 2005. 


Pero este rastreo, esta mirada al acecho que realiza Pablo Perera más allá de la filosofía, también cubrirá en el espacio filosófico mismo, ya que consigue salvar discursos imprescindibles sobre el problema del animal no humano que han caído en el olvido o, en el mejor de los casos, en el descuido teórico. Casa de fieras nos invita a la recuperación del último proyecto de Merleau-Ponty sobre una ontología de la naturaleza, truncada por su pronta muerte y que solo podemos revisitar en las ediciones de sus cursos de los años 50 en el Collège de France [7]. Somos invitados también a la lectura de la lectura del biólogo Üexkull [8], que tanta influencia tuvo en la filosofía de principios del siglo XX al poner en primer plano ese kantiano concepto de mundo circundante cuyo ejemplo de la garrapata llegó a ser el sueño dorado de un Deleuze que se presenta también como interlocutor principal en Casa de fieras. La invitación alcanzará, dentro del ámbito de la filosofía francesa, a Jacques Derrida [9], autor que se vio impelido hacia el final de su vida a mirar directamente a un problema que jamás había dejado de tener en cuenta, el de los animales, vehiculizado por la vergüenza del desnudo ante la mirada de su gata. Porque Casa de fieras es, en gran medida, una invitación a detenerse en una multitud de miradas animales que desafían ese vacío al que Heidegger desterró a la mirada de la alondra, mirada esta que quedará salvada incluso en ese perro de Lévinas capaz de olfatear la humanidad en los campos de concentración nazis. Pero si hay un filósofo que aparece en este libro con una especial importancia y que sorprende, en gran medida, por su misma aparición es Kojève [10]. Un acierto indiscutible de este trabajo saber rastrear la cuestión de lo animal hasta la concepción posthistórica de lo humano y el concepto de “esnobismo” en Kojève y en estrecha relación con Agamben y su ávida mirada hacia la continuidad esencial que se da entre el aturdimiento animal y el dasein. Porque Pablo Perera nos ofrece un arma de doble filo, pues a lo largo del trayecto que propone se juega una dialéctica en la que es a través del recorrido animal que se realiza el modo en el que se hace a la vez un recorrido humano que nos traza la figura de lo que somos nosotros mismos en nuestra actualidad. De ahí su subtítulo, retratos con animal del pensamiento contemporáneo, una suerte de historia del pensamiento actual que nos demarca allí donde estamos, situando en primer plano aquello que hemos desplazado y que quizás sin cuya recuperación nos resulte imposible encontrarnos a nosotros mismos nunca.


7. MERLEAU-PONTY, M. La nature: notes cours du Collège de France, et. Dominique Séglard. París: Seuil, 1995. Cabe señalar también la existencia de una traducción al inglés Nature: course notes from the Collège de France, et Dominique Séglard & Robert Vallier. Chicago: University of Chicago Press, 2003.


8. VON UEXKÜLL, J. Umwelt und Innenwelt der Tiere. Berlin: J. Springer, 1921. 


9. Especialmente cabe señalar DERRIDA, JACQUES. L´animal que donc je suis. París: Galilée, 2006 (Trad. El animal que luego estoy si(gui)endo. Madrid: Trotta, 2008.)


10. KOJÈVE, A. Introduction à la lectura de Hegel. Paris: Gallimard, 1979.  


Desde una perspectiva formal, este escrito se estructura en 54 capítulos o retratos que, si bien tienen una solidez suficiente cada uno como para considerarse como breves tratados con cierta independencia en sí mismos, es en su conjunto donde adquieren todo su sentido, pues de una manera muy benjaminiana, Casa de fieras funciona al modo de un conjunto de citas (y en parte así también se defiende hacia el final de la obra) dispuestas y comentadas en una cierta constelación, en la que original y comentario cohabitan en un movimiento que, evitando siempre el estancamiento y la detención del pensamiento, se vuelve el exacto correlato de aquello de lo que se quiere hablar, único modo de que las palabras puedan hacer justicia a la cosa misma. Si añadimos que el texto va acompañado de numerosas imágenes, pues en gran parte de su repertorio de interlocutores es la vía principal de expresión, no es exagerado afirmar que nos encontramos, atendiendo a su estructura narrativa y visual, ante otra gran virtud de esta obra.


A estas 54 derivas se añade una Caja negra como una suerte de breve historia de los mataderos que alegoriza a la perfección la cuestión nuclear de toda la obra acerca de la pérdida del animal. Finalmente, Casa de fieras se cierra regalándonos un epílogo donde Benjamin y su encuentro con la nutria de Infancia en Berlín hacia milnovecientos [11] nos dará la penúltima palabra. Y digo penúltima, pues está claro que esta obra que reseñamos no pretende ser la última palabra sobre la cuestión filosófica acerca del animal no humano, sino una palabra que faltaba y que es totalmente necesaria para poder retomar este problema y saber calibrarlo en toda su extensión y profundidad, y en toda la gravedad que implica el intento incasable e insistente, incluso quizás imposible, que el autor nos presenta: recorrer los caminos que nos permitan hablar de los animales sin enmudecerlos, sin tomar por ellos la palabra.


11. BENJAMIN, W. Infancia en Berlín hacia 1900, Obras, Libro IV/vol.1. Madrid: Abada Editores, 2009. 




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