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11.9.16

III. "LA MIRADA CERCANA. MICROANÁLISIS FÍLMICO", de Santos Zunzunegui, [Encuadre] libros, Santander: Shangrila 2016.




Serguei M. Eisenstein - Jean-Luc Godard



INTRODUCCIÓN
Santos Zunzunegui

Sin una aprehensión al menos aproximativa de la vida del detalle a través de la estructura, ninguna inclinación hacia lo bello deja de ser ensueño. Y, en último término, la estructura y el detalle se hallan siempre cargados de historia.
Walter Benjamin, 1925

Los textos que componen el volumen que el lector tiene en sus manos se sitúan bajo la doble advocación de Sergei M. Eisenstein y Jean-Luc Godard.

De las ideas del primero intentan desarrollar y llevar a la práctica la que, partiendo de la existencia de tres maneras de mirar un filme (en plano general, en plano medio y en primer plano), reivindica la necesidad de producir trabajos en los que una película sea abordada, “a través del prisma de un análisis atento, ‘despiezada’, con todos sus mecanismos desmontados, descompuesta en elementos y estudiada de la misma forma con que ingenieros y especialistas estudian, en su área técnica, un nuevo modelo de construcción”. (1) El cineasta soviético continuará advirtiendo (estamos en 1945) que, sin una crítica realizada desde este tenor y que él define como “profesional” (2), es imposible alcanzar “el rigor en el arte”. Rigor que debe ser perseguido, insistirá, con pasión (el subrayado es mío) si se quiere alcanzar esa perfección cualitativa de las formas artísticas que es el reto de todo creador.

1. Eisenstein, S. M., “En gros plan” (1945), Au-delà des étoiles, París: Union Genérale d’Éditions, 1974, p.266.
2. Hay que recordar que este texto se escribe para su publicación en el primer número de la revista Isskoustvo Kino que iba a reaparecer tras el fin de la II guerra mundial, y que la declaración de Eisenstein le valió toda una serie de ataques en la prensa y que las páginas de la revista se le cerrasen para siempre. 

Todo el texto del que se ha extraído la cita anterior se orienta a destacar que, sin desdeñar las críticas “en plano general” (que intentarían dar cuenta de la percepción global de un filme y que Eisenstein homologa con los trabajos de la prensa diaria) o “en plano medio” (que subrayarían los aspectos temáticos o emocionales de las películas y que, dicho sea de paso, forman el terreno que cultiva la inmensa mayoría de la crítica académica o no), se imponía, en los tiempos complejos que le tocó vivir, la urgencia de hacer posible un estilo de análisis fílmico cualitativamente diferente, capaz de ir más lejos que el habitual ronroneo, pretendidamente crítico, que amueblaba por entonces las publicaciones que fingían tratar del arte cinematográfico.

Estilo de análisis fílmico que, por otra parte, el propio Eisenstein había intentado desarrollar personalmente en muchos de sus trabajos literarios. Cinco años antes, preparando la introducción a una recopilación de sus artículos que nunca vio la luz, había escrito lo siguiente: “He obrado siempre con una gran modestia. He tomado tal o cual rasgo o aspecto del fenómeno cinematográfico y me he esforzado en analizarlo de la manera más detallada posible. Lo he tomado en primer plano”. (3)

3. Eisenstein, S.M., “En gros plan”, op. cit., p.112.



Me parece que esta reivindicación eisensteniana de la necesidad de aplicar a los filmes una “mirada cercana” es más actual que nunca. Porque sería ingenuo creer, y más en España, que hemos superado los males denunciados tan vigorosamente por nuestro autor. De hecho, la literatura cinematográfica producida en nuestro país (para centrarnos en nuestro caso) no ha dejado nunca de moverse entre el agotador bla-bla-bla de la gacetilla y el incansable discurso, de tintes pretendidamente épicos, de la cinefilia babeante. Entre uno y otro campo, pese a todo, es posible registrar la existencia de un estilo de trabajo que ha encontrado escasas posibilidades de expansionarse, pero que ha dejado un hilo rojo que puede ser rastreado partiendo de los trabajos pioneros de Julio Pérez Perucha en la revista Insula o del colectivo Marta Hernández en las páginas de Comunicación XXI, pasando por la breve experiencia de la revista La mirada, hasta desembocar en la intervención, desarrollada a lo largo de cuarenta y dos números y casi una década por el colectivo agrupado en torno a las páginas de Contracampo.

Hoy, cuando no corren buenos tiempos para el rigor ni para la teoría, puede parecer poco oportuno recordar estos hitos. Creo, sin embargo, que no solo la fidelidad a la historia personal de cada uno sino la necesidad de continuar una tarea nunca interrumpida encuentra en las páginas de este libro desarrollos actuales.

Junto a Eisenstein, Godard. Porque de la enseñanza del cineasta suizo se intenta retener una idea concreta. La que afirma la necesidad de “hacer experiencias de visión”, capaces de permitir la escritura de una nueva historia del cine que, junto a “la historia de la visión que el cine que muestra las cosas ha desarrollado”, sea capaz de hacerse cargo de “la historia de la ceguera que el cine ha engendrado”. Y para ello nada mejor que “proyectar películas, colocar pequeños fragmentos unos junto a otros”. (4)

4. Godard, Jean-Luc, Introduction à une veritable histoire du cinéma, París: Albatros, 1980, p.134 [trad. cast. Introducción a una verdadera historia del cine, Madrid: Alphaville, 1980].

Pequeños fragmentos, microsecuencias susceptibles de ser escrutadas bajo el microscopio analítico y en las que pueda observarse la condensación de las líneas de fuerza que constituyen el filme del que son extirpadas. Por lo demás, y aquí confluyen las lecciones eisensteniana y godardiana, la mera yuxtaposición de los distintos momentos elegidos supone un montaje en el que se reflejan no solo los gustos del autor del texto, sino también una cierta idea del cine y de su historia. Idea del cine que es fruto tanto de una pasión por los filmes considerados como objetos concretos, como coagulación singular de imágenes y sonidos orquestados antes en esas cintas de celuloide y ahora en los bits de una computadora de los que continúa alimentándose, pese a los agoreros, nuestro imaginario.



En un terreno más personal este texto acepta un desafío. Desafío que yo mismo había planteado cuando en otro lugar escribí que uno de los peligros que acechan a alguna de las modernas formas de acercarse al fenómeno cinematográfico era la exacerbación de lo que denominaba mirada microscópica, capaz de perder de vista el cuerpo global del filme del que se extraen los momentos elegidos para el desguace analítico, con el objetivo de dar el salto hacia consideraciones, generalmente abstractas, de orden fílmico. (5)

5. Zunzunegui, Santos, Paisajes de la forma. Ejercicios de análisis de la imagen, Madrid: Cátedra, 1994, p.94.

Aunque el lector juzgará, diré que he intentado mantener el equilibrio entre esa mirada cercana, reivindicada como instrumental operativo y la mirada distante que permite situar las adquisiciones concretas en un marco susceptible de permitir su rentabilización. En resumen que, a la manera de los antropólogos, se ha intentado encontrar la buena distancia para el análisis. Para ello se ha hecho uso –implícito, ya que como se verá se han reducido, conscientemente, al mínimo las referencias escolares a los problemas teóricos que, sin embargo, se abordan– de la noción de contexto, puesta a punto en una obra anterior. (6)

6. Zunzunegui, Santos, op.cit., pp.104-106.

De esta forma las páginas que ahora el lector comienza a transitar prolongan una trayectoria que es individual y colectiva, a la vez. Porque, a la manera de cada uno de los fragmentos estudiados, forma parte de un proyecto global en el que, aquí y allí, nos encontramos implicados un cierto número de personas. Proyecto cuya unidad profunda se establece más allá del hecho de que lo conformen múltiples voces cada una dotada de su acento particular.


Bilbao, septiembre de 1995 - enero 2016









II. "LA MIRADA CERCANA. MICROANÁLISIS FÍLMICO", de Santos Zunzunegui, [Encuadre] libros, Santander: Shangrila 2016.




Ediciones de 'La mirada cercana' de 2016 (Shangrila) y 1996 (Paidós)




En esta segunda edición de La mirada cercana, a continuación del prólogo que Jenaro Talens escribió para la primera edición de 1996, se incorpora lo siguiente:

VEINTE AÑOS NO ES NADA
Jenaro Talens
Ginebra-Madrid, abril de 2016

El libro cuya segunda edición ampliada y corregida tiene el lector entre las manos vio la luz en 1996. En aquellos últimos estertores del que Eric Hobsbawn definió como el siglo más corto, la deriva antiteórica y antireflexiva empezaba a enseñorearse del panorama intelectual. El llamado «Fin de la Historia» anunciado a bombo y platillo por Fukuyama se celebraba, como si de una fiesta fallera se tratase con numerosos fuegos de artificio (en la invasión de Grenade, por ejemplo), solo que aderezados con cierta cantidad de metralla por aquello de que más vale, si se hacen las cosas, hacerlas bien y de una vez. La necesidad de sustituir el pensamiento por el espectáculo o los conceptos por los tuits (las redes sociales eran aún personajes de un limbo hipotético) dejaban intuir el declive de lo que había sido la tradición crítica de la Modernidad desde el siglo XVIII. En el terreno de la comunicación, en general, y del cine en particular, la emergencia de nuevas tipologías de consumo y de consumidores, hacía presagiar lo peor. Los malos augurios se han cumplido y hoy se habla de gobiernos que financian específicamente a aquellas universidades que eliminen de su oferta curricular toda referencia a las humanidades (donde se inscribirían, tanto la reflexión —política, teórica, epistemológica— como, en general, todo aquello relacionado con la cultura). Y así nos va. Por eso es de agradecer que Shangrila Ediciones se decida a resucitar este viejo instrumento de combate. Porque lo que Santos Zunzunegui (como quien esto escribe, ya en los tramos finales de su dedicación institucional a la enseñanza y la investigación) propone y lleva a cabo en estas páginas no tiene nada de palinodia. Reivindicaba «pensar» las formas para mejor entender cómo situarnos ante la mediación que a través de tales formas se establece entre lo que se proyecta en la pantalla y nuestro imaginario espectatorial. El sistemático bombardeo a que se somete a quienes se apuntan a la fatídica costumbre de pensar no solo no ha cesado desde que este volumen vio la luz por primera vez, sino que se ha acrecentado sobremanera y hace temer lo peor, cuando uno piensa en la precariedad de medios y la inestabilidad laboral de quienes habrán de continuar en esta lucha por el pensamiento libre y el ir contra lo que se llamó a finales del siglo XIX, «las palabras de la tribu». Por eso, lo que era un pica en Flandes en 1996, se convierte hoy en un acto de resistencia a la barbarie que nos amenaza, con políticos que solo existen en plasma o que confunden La ética (sic) de la razón pura con El Capitán Trueno y la necesidad del acceso popular a la cultura superior con la banalización de los contenidos.

En este libro, Santos Zunzunegui sigue fiel a su metodología (algunos dirían que a menudo rígidamente greimasiana), pero siempre consecuente y honesta en su desarrollo. Uno puede compartir o no los resultados o las valoraciones sobre tal o cual aspecto de una película, pero nadie podrá negar que si ello es posible es porque lo que se tiene delante no es una verborrea convencional a que nos tienen acostumbrados los medios, académicos o no, sino la apuesta firme por el papel de la inteligencia cuando la mueve el amor a un objeto (el cine) y la humildad del analista, siempre dispuesto a rectificar sus opiniones si fuere menester.

No creo exagerar si afirmo que este volumen representa uno de los intentos más serios, entre todos los escritos en nuestra lengua, de abordar el cine como dispositivo de conocimiento y espero que los nuevos lectores, algunos ni siquiera nacidos en los años en que salió a la palestra por vez primera, sepan apreciarlo así. Será un síntoma de que no todo está perdido.









9.9.16

NOVEDAD: "LA MIRADA CERCANA. MICROANÁLISIS FÍLMICO", Santos Zunzunegui, [Encuadre] libros, Santander: Shangrila 2016.




[Encuadre] libros 4
16x23cm. - 224 páginas




En esta segunda edición revisada y ampliada se incluyen tres nuevos estudios de fragmentos de El abanico de Lady Windermere, Ernst Lubitsch, 1925; Senso, Luchino Visconti, 1954 y Encadenados, 1946/Falso culpable, 1957, Alfred Hitchcock junto a los que ya estaban en la primera edición de Centauros del desierto, John Ford, 1956; El crimen de monsieur Lange, 1936/La gran ilusión, 1937/Una partida de campo, 1936, Jean Renoir; El último refugio, Raoul Walsh, 1941; Ciudadano Kane, 1941/El cuarto mandamiento, 1942, Orson Welles y Cuentos de Tokio, Yasujiro Ozu, 1953.


Los ocho “estudios” (en el sentido que la literatura musical da al término) que componen este volumen intentan mostrar que es posible abordar el análisis de un filme (y, por extensión, del cine en su conjunto) a partir de fragmentos singulares extraídos de una obra concreta, centrándose en lo que Walter Benjamin denominó “la vida del detalle”. Concebidos con una metodología unitaria pero intentando limitar al máximo el uso de esa jerga especializada que suele hacer de muralla entre el analista y el lector, buscan proporcionar instrumentos operativos para todos aquellos que conciben el cine como un espacio donde placer y saber no solo no están reñidos sino que se refuerzan mutuamente.
Los ejemplos elegidos han sido tomados, de manera consciente, de obras que son, al mismo tiempo, muy conocidas y suficientemente representativas de maneras de hacer lo bastante diversas. Buscando un equilibrio entre el moderno análisis formalista y la tradición clásica de la crítica cinematográfica demasiado apegada a la primacía del “contenido”, el tipo de trabajo que se despliega en estas páginas reivindica el lugar central del texto fílmico y la atención privilegiada a su materialidad en el campo de los estudios cinematográficos.

Santos Zunzunegui (Bilbao, 1947). Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad (Universidad del País Vasco). Semiólogo. Analista e historiador cinematográfico.Entre sus principales libros se cuentan: Mirar la imagen (1984), El cine en el País Vasco (1985); Pensar la imagen (1989); Robert Bresson (2001); Historias de España. De qué hablamos cuando hablamos de cine español (2002); Metamorfosis de la mirada. Museo y semiótica (2003); Orson Welles (2005); La mirada plural (2008), ganadora del Premio Internacional de Ensayo “Francisco Ayala”. En 2013 ha publicado Lo viejo y lo nuevo (Cátedra) donde se recogen cinco años de su trabajo en Caimán. Cuadernos de Cine.