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13.6.18

y XV. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




Digitalización e independencia en el séptimo arte:
un utopista en el reino del entretenimiento

Samuel Sebastián




La larga noche de la imaginación, Samuel Sebastián, 2016




Sucedió mientras el montador Sergio Sanus y yo rematábamos una secuencia particularmente complicada de mi última película, La larga noche de la imaginación (2016). Por suerte disponíamos de una gran cantidad de tomas en diferentes ángulos que nos permitieron hacer un trabajo muy preciso. Al terminar, comenté de pasada: “Esta película hubiera sido imposible hacerla en celuloide”. Sergio asintió y recordó cómo, en las prácticas de montaje de la Escuela de Cinematografía, aunque el cambio digital se encontraba cerca y resultaba irreversible, se consideraba imprescindible que un montador fuera capaz de manejar una moviola clásica de celuloide. Después, en su carrera profesional, nunca ha tenido que montar ninguna película de esta manera y probablemente jamás tenga que hacerlo, por lo que el recuerdo de aquellos años de estudiante le pareció más una evocación nostálgica que un comentario profesional.

Por mi parte, siempre crecí pensando que mi primer largometraje lo rodaría en celuloide. Mi primera cámara fue un tomavistas en Súper–8 cuya bobina, tal y como le sucedía al protagonista de Arrebato (Iván Zulueta, 1979), anhelaba revelar cada vez que terminaba uno de sus rollos. Por entonces no existía otra alternativa. Antes de pensar incluso qué película haría, ya estudiaba los costes que supondría el material y el revelado, las tomas que podría hacer de cada escena e incluso el alquiler de una pesada cámara cinematográfica. Hasta que llegó el momento en que la idea de esa primera película se fraguó y entonces no tuve ninguna duda: Mi primera película sería completamente digital.

La concebí como un largo plano secuencia, una forma de reivindicar el cine digital como una nueva concepción cinematográfica que permitía expresar aquello que hasta entonces resultaba vedado para el cine tradicional realizado con celuloide. Recordemos el clásico ejemplo de Alfred Hitchcock y La soga (Rope, 1948), que quiso rodarla en un solo plano, pero tecnológicamente le fue imposible. Como ha señalado Jean-Claude Seguin en Tracing the borders of Spanish horror cinema and television, editado por Jorge Marí, entre 2005 y 2011 en diferentes países hispanohablantes hubo una serie de películas que se realizaron en un solo plano como Tiempo real (2002) de Fabrizio Prada, PVC–1 (2007) de Spiros Stathoupoulos, La casa muda (2010) de Gustavo Hernández, 90 minutes and I love you (2011) de Zacarías de la Rosa. Seguin también cita mi opera prima, El primer silencio (2006) dentro de este conjunto de películas que realizan una reivindicación del plano secuencia. Los nuevos equipos digitales permitían tomas más largas, movimientos de cámara más suaves, admitían mejor la experimentación y el error, la improvisación, el rodaje a pie de calle sin grandes infraestructuras, etcétera. Lo que habían anunciado un movimiento como Dogma o El proyecto de la bruja de Blair (The Blair witch project, 1999) de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez a finales de los noventa, se consolidaba como una forma de expresión apenas unos años después. Sin embargo, los nuevos equipos digitales aún no podían compararse con los tradicionales, las cámaras digitales no tenían ni de lejos la calidad de imagen de las cámaras de celuloide, los programas de edición aún eran lentos y simples... y, sin duda, el video digital, al estar estéticamente vinculado a las imágenes domésticas, era mucho menos atractivo que cualquier película realizada en celuloide.

La digitalización del cine nacía, pues, con vocación de futuro, aunque en principio como algo experimental, fuera de los circuitos convencionales y aún pendiente de su aceptación por parte de la industria y por supuesto del gran público [...]






   



XIV. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




Cine hecho a mano:
cuando menos es más

María Lourdes Cortés



Te prometo anarquía, Julio Hernández C., 2015
A tiro de piedra, Sebastián Hiriart, 2010



[...] En este nuevo siglo, la producción y recepción cinematográfica se transformó radicalmente. Hoy nadie estaría obligado a sacrificar sus bienes para hacer una película. Con una pequeña cámara y un ordenador se puede hacer un filme y este ha sido un modo de producción que se ha utilizado bastante en Centroamérica.

En la región no existen apoyos gubernamentales sólidos para el estímulo del audiovisual. Salvo Panamá, que cuenta con una ley de cine y un fondo de poco más de dos millones de dólares, en ningún otro país hay legislación para apoyar una cinematografía nacional.

En Nicaragua hay una ley, pero no existe un fondo de apoyo, por lo que como señalan los realizadores de dicho país, es meramente un instrumento jurídico, no fomenta la cinematografía nacional. Por otra parte, El Salvador cuenta con un importante fondo creado en el 2012, el concurso Pixels, de dos millones de dólares, destinados a las industrias del videojuego y a la animación. Dicho apoyo viene del Ministerio de Economía, y hace tres años, integró al audiovisual.

Costa Rica, también fundó El Fauno, un fondo que otorga medio millón de dólares a la producción de largometrajes (documentales y ficción) y series para televisión e internet. No obstante, en el caso de El Salvador y Costa Rica, al no basarse en un marco legal, dependen del político de turno.  

De igual manera, los empresarios no se interesan por el cine –el fútbol es mucho más rentable– y el público solo tiene acceso, en un 99%, al cine de Hollywood. Un panorama desolador para quienes quieren vivir del audiovisual, porque como vemos, los estímulos gubernamentales surgen hace apenas cinco años y no necesariamente cubren las necesidades del sector. 

Algunos cineastas han tomado otra vía, un modo de producción más acorde con el contexto económico de nuestros países. Es lo que hemos llamado, un “cine hecho a mano”, que no se debe confundir con un cine artesanal. Estas producciones cada vez se consolidan más, logrando resultados extraordinarios. No solo en Centroamérica, sino también en otros países del continente. 


MICROPRESUPUESTOS PARA CREADORES AUDACES

Los micropresupuestos otorgan libertad creativa, obligan a soluciones originales y producen obras mucho más auténticas y personales. Pero, ¿de cuánto dinero hablamos cuando nos referimos a filmes con presupuestos reducidos? 

El Starlite Film Festival, en Florida, se considera el mejor festival de films de micropresupuesto y acepta producciones realizadas, máximo, con doscientos mil dólares. El Festival Internacional de Cine Pobre, creado en el año 2003 por el célebre cineasta cubano Humberto Solas, acepta filmes con presupuestos de hasta trescientos mil dólares. Pero esto es el coste medio para una película centroamericana [...]






   



12.6.18

XIII. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




La distribución y exhibición cinematográfica
en Venezuela. Cine nacional

Alejandro Izquierdo


El regreso, Patricia Ortega, 2013



Con frecuencia cineastas, académicos y responsables de las políticas públicas desconocen el funcionamiento del “negocio cinematográfico”. Sin entrar en el debate sobre el cine como arte o industria, está claro que el filme, y nos estamos concentrando en los largometrajes de ficción, es un “producto” que será colocado en un “mercado” para que los “consumidores” lo disfruten. Ignorar cómo funciona esa cadena conlleva una diversidad de situaciones indeseables para todos los “relacionados” o participantes en el mundo del cine.  En esta publicación se analiza el sistema de distribución y exhibición en Venezuela (utilizando como ejemplo el año 2015) y los importantes cambios que ha significado la implementación de la Ley de cinematografía nacional del año 2005, la cual regula el funcionamiento del sector. Se analizarán los beneficios que esta ley ha traído al cine venezolano, entre ellos un significativo aumento en la producción y el número de espectadores. 


LA DISTRIBUCION

La distribución cinematográfica en Venezuela es básicamente manejada por tres empresas, la internacional Walt Disney y las nacionales Blancica y Cines Unidos. La primera junto con los filmes Disney, distribuye las producciones de Universal y Paramount. Los filmes de las “majors” restantes son distribuidos por Blancica, representante de Warner y Columbia, y Cines Unidos, representante de Fox. Estas dos empresas nacionales también manejan su propio portafolio de películas “independientes” y venezolanas, entendiendo por independiente todo cine, de cualquier nacionalidad, producido fuera de las seis “majors” mencionadas. La ley de cinematografía aprobada en 2005, establece que las distribuidoras deben contar en su portafolio con un mínimo de 20% de producción nacional. 

Las películas de las “majors” llegan al país siguiendo las directrices de la sede mundial y tienen prácticamente garantizada su programación en las salas por el mayoritario público que atraen. En el caso de las producciones “independientes” y nacionales, el distribuidor debe negociar con los exhibidores la colocación en las salas, proceso casi inexistente en el caso de los filmes de los “estudios” [...]






   



XII. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




Transmutaciones de la ficción a la biografía. Narrativas en torno a la vida de la protagonista de La vendedora de rosas

Ana María López C.



Lady, mi historia / Cuenta de Twitter de Lady Tabares



Una de las características de la convergencia digital es la multiplicidad de los productos audiovisuales surgidos en torno a una misma idea creativa o como derivaciones de un origen exitoso. En este texto nos proponemos analizar las múltiples producciones narrativas que han aparecido a partir de la película colombiana La vendedora de rosas de Víctor Gaviria, y en particular aquellas basadas en la vida de su protagonista. La película estrenada en 1998 en el Festival de Cannes mostró un duro retrato de los niños de la calle en Medellín y generó un fructífero debate en torno a las representaciones sociales y al valor cinematográfico de las mismas. La película se ha convertido en una de las más importantes del cine latinoamericano del denominado realismo sucio (León, 2005), y es un importante referente en la cinematografía colombiana. Gaviria, conocido por su trabajo con actores naturales, eligió como protagonista para su segundo largometraje a Lady Tabares, quien a muy corta edad vivió la experiencia de la calle, lo cual le permitió interpretar a Mónica, una niña que vendía rosas. Tras la participación en la película, Lady se convirtió en una figura pública y su vida ha sido y sigue siendo narrada de diversas maneras y por diferentes medios. 

Conociendo los riesgos y posibilidades que tenían quienes trabajaron con él en sus dos primeros largometrajes, Gaviria procuró que la protagonista de su segundo largometraje continuara actuando inmediatamente después del estreno del filme. Aunque trabajó en un canal de televisión nacional como actriz de la telenovela La guerra de las rosas (1999), la vida de Lady Tabares no fue lo esperado y poco tiempo después se vio involucrada en un asesinato. Su fama incrementó la dimensión del hecho, que se convirtió en noticia y Lady fue condenada a 26 años de prisión por homicidio. Estuvo en la cárcel durante más de diez años, pagó parte de su condena en casa por cárcel y al finalizar este texto aún está bajo libertad condicional. La vida de Lady Tabares, protagonista de la película, se convirtió en una historia que la audiencia empezó a seguir a través de las noticias, pero además la publicación de un libro, una serie radial, un documental y finalmente un seriado de televisión dan cuenta de un fenómeno que traspasa fronteras.

En la primera parte de este texto queremos revisar la relación entre el cine y la literatura a partir de la adaptación del cuento La vendedora de cerillas, que da el argumento al filme. Así mismo, nos interesa reconocer la relación entre la vida de la protagonista y el personaje que interpreta, pues de ella surge parte del fenómeno que da lugar al desarrollo de las narrativas posteriores. En la segunda parte nos ocuparemos de las producciones derivadas de la película realizadas en el 2015, en particular el libro Leidy Tabares, la niña que vendía rosas, el documental Lady, mi historia y la serie de televisión Lady, la vendedora de rosas. En la tercera y última parte nos interesa revisar los contenidos noticiosos y la relación con las redes sociales [...]






   



11.6.18

XI. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




Tendencias en el audiovisual español actual:
cine de masas y televisión de calidad

Paul Julian Smith



Entre costuras, Antena 3, 2013 / El Príncipe, Tele 5, 2014-2016


Comencemos con dos anécdotas. En 2013 la revista auteurista Caimán (anteriormente Cahiers du Cinéma España) publica un suplemento especial sobre “El otro cine”. Transparentes en sus intenciones de conferir prestigio y producir capital cultural en torno a jóvenes y austeros cineastas de bajo presupuesto, el grupo de críticos los definen frente a un mainstream comercial español que dan por consabido. Posteriormente, en 2014, Tele5 envía a Belén Esteban, probablemente la figura más controvertida que emergió de la telerrealidad española, a Marruecos para investigar las condiciones sociales en el vecino país sureño. Los comentaristas bienpensantes se horrorizaron ante este nuevo colmo de la telebasura.

Parece, entonces, que los guardianes culturales todavía no tienen gran dificultad en reforzar la sempiterna dicotomía entre el cine de arte elitista y la telebasura de masas. Sin embargo, otras fuentes sugieren algo distinto. En 2013 el sondeo anual de OBITEL sobre el conjunto de la ficción televisiva iberoamericana se centró en el tema de la memoria social, especialmente apropiado para España. Y la sección española del informe, coordinada por Charo Lacalle, se tituló “La ficción resiste la crisis”. Lacalle apunta a factores positivos inusuales en el sector de televisión española: la media diaria del espectador alcanza un nuevo récord de 246 minutos (OBITEL 2013: 280), y las series de ficción son el formato más apreciado al ocupar el 21,8% de la programación. Prueba de la fidelidad del público a las series autóctonas, es el romance de capa y espada Aguila Roja –la serie más vista por cuarto año consecutivo (2013: 282)–. Se emitieron nada menos que 32 títulos locales; y el top-10 incluye una variedad de géneros (desde aventura y fantasía, dramedia y comedia hasta miniseries) (2013: 299). Es más: las problemáticas sociales tratadas en estos espacios “de candente actualidad” incluyen la misoginia y la homofobia, el inseguro mercado laboral, la crisis de vivienda y la eutanasia (2013: 300). Así las cosas, la ficción en la televisión española se aproximaba al pasado nacional, conectando con la memoria histórica, al mismo tiempo que reflejaba el presente y asuntos de urgente actualidad.

Si bien la televisión española consumida con tanto fervor por las masas del público no se puede pintar como pura telebasura, tampoco el cine español se puede reducir al cine experimental promovido con tanto vigor por Caimán. A pesar de la concentración mediática en el llamado “otro cine”, la séptima edición anual de “Spanish Film Screenings” a la que asistí como representante de la prensa extranjera, realizada en 2012 en Madrid capital en el ápex de la crisis, complicaba el relato. “Madrid de cine”, nombre alternativo del evento, lo organiza la FAPAE (la asociación de productores), el ICAA (la escuela de cine) y otras instituciones, como por ejemplo la autoridad turística de Madrid. El evento también tuvo un “padrino”, Enrique Urbizu, el director de la última película ganadora de los Goya, No habrá paz para los malvados (2011).

A pesar del precipitado declive en el número de producciones, el ambiente en “Madrid de Cine” parecía bastante positivo. Un informe de la FAPAE, presentado oralmente en el evento, sugirió que de los 199 largos hechos en 2011 el número de títulos españoles proyectados en el extranjero aumentó en 21% y el número de países en que se vieron, también (15%). Aun si nos limitamos a México comprobamos que la distribución alcanzó las 36 películas, una cifra récord. Del mismo modo que España presume de tener mayor cantidad de turistas que habitantes, su cine gana el doble en el extranjero de lo que recauda en el mercado nacional [...]





   



X. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




Ciertas confluencias entre el cine y la televisión ante un audiovisual deslocalizado

Ángel Quintana


Twin Peaks, David Lynch, 2017


La edición del festival de Cannes de 2017 estuvo envuelta de una cierta polémica centrada en los modos de difusión de las obras cinematográficas y los nuevos caminos del negocio audiovisual.  En el momento de anunciar la selección de películas que iban a concursar para obtener la Palma de Oro, su Delegado General, Thierry Frémaux, anunció la presencia de dos producciones de la plataforma Netflix, Okya (2017) de Bong John-Hoo y The Meyerowitz Stories (2017) de Noah Baumbach. Además, también avanzó que el festival presentaría dos series de autor destinadas a la pequeña pantalla, los dos capítulos iniciales de la tercera temporada de Twin Peaks de David Lynch y los seis capítulos de la segunda temporada de Top of the Lake de Jane Campion. Los exhibidores franceses no tardaron a mostrar su disconformidad con la propuesta, ya que consideraban que el festival marginaba las salas de exhibición y el certamen dejaba de ser el espacio privilegiado para la proyección del cine de autor.  Ciertos sectores de la crítica también empezaron a quejarse de que el festival de Cannes asimilara obras que ya no tendrían presencia en otros festivales internacionales, que no formarían parte del circuito tradicional de la exhibición y que rechazarían los sistemas tradicionales de promoción periodística para potenciar otros sistemas que ya no pasaban por la creación del estreno como acontecimiento, ni como factor de la actualidad informativa. Las dos producciones Netflix serían proyectadas en Cannes sin hacer ningún circuito previo por las salas de exhibición y sin estar disponibles posteriormente en el mercado del DVD.  Para comprender la reacción de los exhibidores debemos tener en cuenta que, en un país como Francia, donde la legislación de protección a las salas de exhibición es muy fuerte, el acceso de una película a las plataformas streaming sólo puede llevarse a cabo después de dieciséis meses de exhibición. En otros países como España, el plazo para su difusión es de un mínimo de cuatro meses. Las dos producciones de la plataforma Netflix tenían previsto su estreno en unas fechas prefijadas previamente y a su visionado solo podrán tener acceso los socios abonados.

 Las críticas generadas en Cannes provocaron que la dirección del festival, presionada por la FNCF (Féderation National des Cinémas Français), emitiera un comunicado antes de la inauguración del certamen en el que afirmaba que modificaría su reglamento interno para no tener que volver a admitir a concurso ninguna película que no se exhibiera dentro del territorio francés.  La polémica en torno a Netflix generaba un precedente en el festival de cine más importante del mundo, pero no era el único caso. Netflix produce para unos abonados que visionan los productos en la pantalla doméstica. Para conquistar un cierto prestigio necesita tener una producción propia y en exclusiva. Esta producción tiene como principal reclamo las series televisivas. La cadena ha encargado producciones a guionistas o showrunners que habían trabajado previamente en las cadenas televisivas generalistas. En los últimos años ha conseguido algunos destacados éxitos propios como Orange is a New Black (2013), House of cards (2013-2017), Stranger things (2016) o Narcos (2015-2017). En este ámbito de productos de encargo podemos incluir también el ejemplo de la primera serie española producida por la plataforma, Las chicas del cable (2017), un producto de Bambú producciones, empresa que anteriormente había trabajado para Antena 3 en series como Hispania, la leyenda (2010-2016) o Velvet (2012-2014) [...]





   



8.6.18

IX. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




La intermedialidad entre cine y cómic
en la era digital: el caso español

Jordi Revert


Mortadelo y Filemón / La gran aventura de Mortadelo y Filemón, Javier Fesser, 2003


La consolidación de la tecnología digital en el cine en las distintas fases de producción ha propiciado no solo una transformación en los soportes sino también en la naturaleza de la imagen cinematográfica. Esta se ha tornado progresivamente voluble y ha permitido un grado de manipulación que a la fuerza ha cambiado no solo el modo de generar imágenes, sino también la manera de plantearlas e incluso de pensarlas. Con dichos procesos, asimismo, ha cambiado la forma en que la imagen cinematográfica se relaciona con otros medios y se definen los puntos de encuentro intermediales.

Cine y cómic han compartido, en sus paralelas formaciones, un profundo arraigo en la imagen que los aproxima entre sí, pero que a su vez marca, a través de los procesos en los que esas imágenes se constituyen como mensaje/relato, importantes diferencias ontológicas. En el lenguaje verbo-icónico del cómic operan diversos procesos de significación que abarcan desde la concentración de sentido a la fragmentación, de la síntesis a la dilatación de lo narrado. De esta manera, resulta arduo equiparar la narrativa estructurada en viñetas del cómic con el montaje cinematográfico, y por tanto trasladar los modos de narrar del primero al segundo. Este ha sido uno de tantos obstáculos que ha impedido, al menos hasta el advenimiento de la era digital, una proliferación notable de obras y autores interesados en trascender las meras correspondencias clásicas de la adaptación. Con esa instauración de la tecnología digital, nuevas voces han aparecido para superar esas barreras y proponer un diálogo entre medios que se refrenda en recursos múltiples, a saber la directa evocación de viñetas en la pantalla, el uso de bocadillos y/u onomatopeyas, la ralentización o congelación de la imagen, el plano secuencia digital, la técnica de captura de movimientos o la animación en tres dimensiones. Dichas herramientas han permitido en los últimos quince años una oleada de adaptaciones que perfilaban su lógica visual con respecto a las viñetas en las que se basaban, estableciendo así aproximaciones más literales pero también más libres en sus posibilidades expresivas. Baste citar como ejemplos 300 (Zack Snyder, 2006) o Watchmen (Snyder, 2009), películas que maximizaban el carácter plástico de la imagen y organizaban la puesta en escena para reforzar lazos referenciales con el cómic original. En ellas opera una estrategia no solo de fidelidad narrativa, sino incluso de mímesis de la imagen que busca tender puentes entre ambos medios y establecer citas que el espectador también lector puede detectar fácilmente [...]





   



7.6.18

VIII. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




Zacateo, Iván Ávila (2010),
entre Historia e historias gracias al HD

Véronique Pugibet


Muertos en la revolución mexicana


En plena era de creación cinematográfica casi totalmente digital, Zacateco es un documental mexicano de montaje que gracias a la HD combina alternativamente como lo veremos más adelante, soporte digital y archivos de formato fotoquímico. Por otra parte, el trabajo de Ávila ilustra a nuestro parecer una forma de cine de “resistencia” gracias al cual hace visible la Historia, al captar la memoria visual de Zacatecas de donde es oriundo, recorriendo el tiempo y uniendo el pasado lejano y cercano con el presente. 

El proyecto del documental surgió a raíz de la celebración del bicentenario de la Independencia mexicana y del centenario de la Revolución mexicana. El 2010 era según el director un momento histórico propicio y necesario para reflexionar frente a un país víctima de violencias, miedos y tensiones por la cuestión del crimen organizado y el narcotráfico que ya habían provocado muchas muertes. Por supuesto, a diferencia de épocas anteriores (Independencia y Revolución), no todos los ciudadanos estaban involucrados. Su intención era presentar una visión distinta y más extensa que las simples conmemoraciones oficiales. De hecho, la idea inicial no era realizar un documental sino un proyecto escénico con una Filarmónica, danza, así como también una reflexión histórica y no forzosamente con un soporte audiovisual. Optaron finalmente por esta última dimensión menos efímera y más acotada con la orquesta. De manera que Horacio Uribe escribió la partitura específicamente para la película.

La dimensión histórica está omnipresente en el film. Según el director, el film es “un recuento visual sobre la memoria común de los habitantes de Zacatecas […] a través de lo contemporáneo […y] se centra en el registro de la vida cotidiana de la región, cómo es hoy en 2010 el zacatecano común”. Su trabajo pertenece al género documental según el enfoque de Josep M. Català y Josetxo Cerdán:

"El cine documental, ese cine justamente denominado de lo real, trabaja, pues, con materiales extraídos directamente del mundo histórico, en ese sentido, podemos decir que trabaja el mundo hecho imagen". (2007-2008: 10)

Zacateco cultiva, por otra parte, una dimensión estética y poética propia, logrando ser un ensayo documental, “la cinematografía documental es más un arte que una crónica informativa” (Bill Nichols, 2008: 37).

Dado que el documental incluye archivos, es importante tomar en cuenta a Baron (Jaimie Baron, 2012) para quien hasta ahora found footage remitía tradicionalmente a rollos de films encontrados (calle, basura, mercadillos) a diferencia de “archival footage” para archivos fiables [...]





   



5.6.18

VII. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




El archivo audiovisual como testamento fílmico: Todo comenzó por el fin (Luis Ospina, 2015)

Sonia García López



Todo comenzó por el fin / Luis Ospina


[...] Cuando el siglo XX tocaba a su fin, Susan Sontag se refería, de manera un tanto perentoria, a un fin de ciclo vital, el del cine y, con él, el de la cinefilia (Sontag 1996). Para la autora, que concebía la experiencia cinematográfica como un rapto únicamente posible en una sala oscura, entre extraños anónimos, la posibilidad de proyectar imágenes en cualquier tamaño y en una multiplicidad de superficies había socavado los estándares del cine entendido como arte y como entretenimiento popular. En ese contexto, afirmaba Sontag, “la cinefilia en sí misma se encuentra bajo ataque, como algo extraño, anticuado, snob. Porque la cinefilia implica que las películas son experiencias únicas, irrepetibles, mágicas” (Sontag 1996). 

No obstante, la llegada de Internet, la multiplicidad de pantallas y la posibilidad de poder ver películas antes inaccesibles gracias a las plataformas de vídeo bajo demanda y otros canales de difusión de alcance global, propiciaron la aparición de nuevas formas de cinefilia que se construyen sobre la posibilidad de ver las películas y escenas favoritas varias veces sin costes adicionales y compartir intereses con otros cinéfilos a través de Internet. Algunos autores, incluso, pareciendo evocar el pensamiento de François Truffaut2, afirman que la nueva cinefilia apareció antes, con la llegada del vídeo a los hogares (Martin y Rosenbaum 2011: 44; de Valck, Hagener: 2005). Las condiciones de producción y exhibición cinematográfica surgidas con la llegada de la tecnología de vídeo propiciaron de hecho nuevas formas audiovisuales que cuestionaron el cine de alto presupuesto que, según Sontag (1996), abocaba a la desaparición a los productores independientes. 

La poética del reciclaje, consolidada en un contexto en el que no solo la imagen en movimiento es ubicua, como planteaba Sontag, sino que también lo son las herramientas que permiten manipularla, fragmentarla y reubicarla en contextos diversos, juega un papel primordial para esa nueva cinefilia cuyos sujetos, por lo demás, no solo son espectadores sino, también, en algunos casos, cineastas. En el ámbito hispanohablante, la obra de Luis Ospina tiende un puente entre la nueva cinefilia, surgida con la tecnología de vídeo y amparada por la tecnología digital, y la vieja cinefilia cuyos rituales se consagraban en la sala de cine. Junto a Andrés Caicedo y Carlos Mayolo, Ospina combinó desde la década de 1970 su labor como cineasta con las de programador, agitador cultural y crítico cinematográfico. La poética del reciclaje y, más tarde, las posibilidades que ofrecía la tecnología del vídeo, se erigieron como dos de los rasgos de estilo más reconocibles de su filmografía, surgida en un contexto como el colombiano, en el que el acceso a los medios de producción de imágenes fue siempre precario. 

La dificultad para conseguir una cámara de cine y película para rodar marcó significativamente los comienzos del grupo de Cali –fundado por Caicedo, Mayolo y Ospina– en la realización documental a principios de la década de 1970, así como su marginalidad con respecto al denominado cine oficial [...]





   



4.6.18

VI. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




Las mil Claras de Carolina Astudillo:
memoria, celuloide y digital
en El gran vuelo (2014)

Marianne Bloch-Robin


Foto de Clara a los 15 años


Para relatar la vida de Clara Pueyo Jornet, desaparecida en 1943 tras fugarse de la prisión barcelonesa de mujeres de Les Corts y de cuya imagen solo quedan unas pocas fotografías, Carolina Astudillo no eligió a una actriz para encarnar a la mujer en una ficción, ni la evocación directa en la pantalla de testigos que la conocieron, ni otros de los múltiples recursos posibles del cine documental. Eligió unas huellas del pasado, las huellas del celuloide de películas familiares que se rodaron en los años en que vivió la mujer. Paradójicamente, estas huellas no son las de Clara, ni podrían serlo ya que el nivel económico que requería el poseer una cámara en los años veinte y treinta descarta totalmente esta hipótesis. Sin embargo, el juego de eco y de oposición entre el montaje de este found footage, la voz en off masculina que interroga las imágenes, la voz femenina que lee sus hermosas cartas y la música entre desfase y sincronización consiguen adentrar al espectador en la vida de esta singular protagonista, rechazando la manipulación, dejándolo libre de formarse una opinión sobre la vida y el incierto destino final de la mujer. 

La película es testimonio del interés creciente de los cineastas de principios del siglo XXI por el cine doméstico en el marco experimental y más específicamente del desarrollo en España del cine de apropiación (de metraje encontrado o de found footage) durante su segunda década (Álvarez 2015: 203). Si la práctica del film familiar remonta a los orígenes del cine –las primeras «vues lumières» son, en parte, películas domésticas–, y la reutilización de estos metrajes en películas de montaje se desarrolla a lo largo del siglo XX, Antonio Weinrichter apunta sin embargo que: «La apropiación de material ajeno parece un fenómeno de eclosión reciente: al menos el concepto o la conciencia histórica del fenómeno mismo lo es» ya que las retrospectivas que visibilizaron este cine de apropiación solo se iniciaron a principios de los años 1990 a la par que se escribieron los primeros estudios críticos y universitarios (2009: 13). Además, a partir de los años 2000, el desarrollo de la tecnología digital facilitó sobremanera el montaje y la aplicación de todo tipo de efectos especiales a los metrajes de celuloide digitalizados mientras crecía la fascinación por el material fotoquímico sustituido inexorablemente por el digital [...]





   



31.5.18

V. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




La ciudad y sus emergencias:
el caso de la Metromuster, productora
de los documentales NO-RES y Ciutat Morta
Laura Grifol-Isely

Ciutat Morta / NO-RES



¿Qué duda cabe de la progresiva desaparición y transformación de las salas de cine durante las últimas décadas? Todos los datos parecen apuntar hacia un proceso de disminución de salas, sobre todo de cines de barrio, lo que implica que se han ido produciendo profundos cambios en el consumo de bienes culturales como el cine, de fuertes implicaciones para su creación, producción y distribución. Dicho proceso de desaparición parece estar ya tan arraigado en la época contemporánea que ha llevado a caracterizarla con la acertada expresión de un «después del cine» (Ángel Quintana, 2011).

Ahora bien, basándonos tanto en algunas de las observaciones y conclusiones a las que llega el citado autor, así como en algunos de los ámbitos de reflexión propuestos para la confección del presente volumen, nos ha parecido pertinente plantear la posibilidad de un camino de vuelta hacia el cine, o al menos hacia un cine que parece adoptar como suya una de las salidas vislumbradas por el autor citado al apostar por un cine de la «alteridad» capaz de contribuir desde su «función» como cine alternativo «a la recuperación de esa imagen del mundo que el exceso de imágenes insignificantes y de discursos audiovisuales formateados ha difuminado» (Quintana, 2011). En este sentido, el estudio de un caso como el de la productora Metromuster nos parece particularmente interesante a la hora de observar cómo ha ido emergiendo uno de los modos de resistencia a una muerte anunciada más sugestivos de estos comienzos de siglo XXI. 

La cuestión a la que intentaremos responder es: ¿Se ha producido realmente una pérdida de centralidad absoluta del cine como actividad de ocio colectiva o más bien cabría hablar de un cambio en la concepción misma de centralidad, así como en la praxis que una posible ampliación de su sentido podría conllevar? Lo que nos lleva a plantearnos el siguiente interrogante: ¿La era digital está terminando realmente con el cine o más bien creadores y público están encontrando en ella nuevos usos y generando nuevas prácticas en el campo cinematográfico?

Con el objetivo de abordar algunas pistas de análisis, nos detendremos especialmente en una de las producciones de Metromuster de mayor impacto, Ciutat Morta (2014), por parecernos que es en ella y a través de ella como mejor se comprende que a pesar de todo el cine no ha perdido su vigencia, aunque sí ha sufrido un cambio de tipología en lo que se refiere a la noción de centralidad, pasando de una frecuentación continuada a una frecuentación esporádica, del hábito al evento, de la reiteración al instante  excepcional,  de una centralidad espacial a una centralidad simbólica, del espectáculo a la praxis, aunque manteniendo siempre su centralidad emotiva. Como prolegómeno a lo que consideramos como un verdadero manifiesto de esta renovada actitud que se perfila frente y para con el cine, el documental NO-RES (2012) contenía ya algunos de los elementos cuyo asentamiento resultará palpable en futuras creaciones. Por fin, trataremos de probar que se ha producido una reapropiación del contenido sacro –en el sentido en que Mircea Elíade articulaba la dialéctica entre Lo sagrado y lo profano (1965)– del cine como acto ritual de convergencia de un grupo.

Productos de la ciudad, rodadas en ella, y en cierto sentido por y para ella, la producción de NO-RES y Ciutat Morta parece completamente ligada a la emergencia de nuevas configuraciones sociopolíticas de compromiso y de protesta que encontraron un cauce de acción y expresión conjunta en los movimientos del 15-M, en los que la ocupación masiva del espacio urbano (en el caso que aquí concierne, Barcelona) jugó un papel preponderante. De ahí pues el primer componente del título de este artículo: La ciudad y sus emergencias [...]





   



29.5.18

IV. "CINE Y AUDIOVISUAL. TRAYECTOS DE IDA Y VUELTA", Antonia del Rey-Reguillo / Nancy Berthier (coords.), Shangrila 2018




Loz Brotherz Films, paradigma del cine
narco televisivo y uso de la memoria presente
Carlos Belmonte Grey


Loz Brotherz de izquierda a derecha, Fabian y Oscar López. Culiacán vs Mazatlán



En enero del 2017 se cumplieron 10 años de la guerra contra el narcotráfico (se suele fechar el 11 de diciembre de 2006) y se contabilizaron 97 mil homicidios vinculados al crimen organizado. Más allá de los homicidios, apunta Eduardo Guerrero Gutiérrez en el número especial de la revista Nexos (enero 2017: «Un decenio de violencia», nº 469), «en varios estados se ha disparado la incidencia de otros delitos de alto impacto, en particular por la proliferación de mafias dedicadas a la extorsión de ciudadanos de a pie, de empresas e incluso de autoridades». Este fenómeno ha dado pie a la explosión de manifestaciones culturales y artísticas ligadas a la narcocultura (1), entre estas se incluye la revitalización de un género cinematográfico que se tenía en decadencia, el del cine narco.

1. Ronaldo González Valdés describe narcocultura como «una híbrida construcción simbólica de la realidad que consagra a los narcotraficantes como héroes, líderes, jefes ‘deseados’ de un significativo grupo de la población» citado en VALENZUELA, J. (2009) «Sinaloa: El caleidoscopio del narcotráfico». 

La casa productora Loz Brotherz Films (LBF) es propiedad de los hermanos Oscar y Fabián López, quienes son productores, directores y actores de sus propias películas. Herederos de la antigua productora Baja Films enfocada principalmente a la distribución de filmes narcos para salas de cine y cineclubs, los hermanos López abandonaron esta arcaica práctica y trazaron una nueva estrategia de mercado: la venta de DVDs en una gigante cadena de tiendas departamentales en la costa del Pacífico californiano (mexicano y norteamericano) y una plataforma online; pero, desde el año 2016, declararon la muerte del DVD con sus contratos de producción destinados a la televisión. Su tema principal son las historias de narcotraficantes tomadas de los corridos del género.

Este texto quiere exponer el paradigma del cine serial destinado a la televisión y, por tanto, la ruptura con los clásicos esquemas de producción y distribución tanto de la cinematografía industrial como la de los telefilms. El cine es en este caso producido y distribuido para televisión e internet, y matiza así la clásica acepción de cine como espectáculo público en salas multitudinarias (2) para insertarse, quizás forzado, al visionado televisivo y familiar. (3) Además, se expone el vínculo de estas manifestaciones culturales con la formación de una identidad cultural regional. Esta formación está relacionada con la migración de imágenes provenientes de distintos soportes discursivos (prensa escrita, blogs, televisión, crónicas, literatura) al cine de género y son parte de la memoria presente del espectador facilitando su identificación. Por tanto, el artículo está organizado en torno a los conceptos de cultura cinematográfica –es decir de aquello que sucede alrededor de la película y no solo en la película– y al de cine como Medio –determinado por transformaciones tecnológicas y por estrategias discursivas formuladas por modelos de representación condicionados por lo comercial e industrial y por la estética que dota la simbología para su uso social y legitimación cultural– (BENET, 2014: «Mutaciones del cine: La historia cultural y las imágenes supervivientes», en V Coloquio Internacional Cine Iberoamericano Contemporáneo, Guadalajara). En este sentido, la producción de cine está destinada a la televisión bajo el formato serial pero sin ser episódica y el público comparte una memoria presente: esto es, la creación de imágenes mediatizadas que se han vuelto icónicas del fenómeno y relacionan la memoria presente con el acontecimiento (Ebbrecht-Hartmann, 2015:  «Preserving Memory or Fabricating the Past? How Films Constitute Cinematic Archives of the Holocaust», in CATI, A. and Sanchez-Biosca, V. (eds.), “Archives in Human Pain. Circulation, Persistence, Migration”, Cinéma & Cie. International Film Studies Journal, vol. XV, nº 24). El documento ha quedado divido en tres subapartados: el primero reconstruye someramente la historia de la productora; el segundo explica el paradigma de producción y distribución; y el último, a manera de conclusión, la importancia del género en la definición de la identidad regional. Por último, una precisión, este trabajo es el resultado de unas entrevistas realizadas a Oscar López –presidente de la compañía– en la ciudad de Zacatecas (México) en marzo del 2016 y los entrecomillados sin autor se refieren a ella [...]

2. El periodo de este trabajo coincide, en parte, con la emergencia de la llamada producción audiovisual participativa (2004-2008). Esta consiste en retomar, principalmente, las formas cinematográficas y utilizar el internet para elaborar guiones. Esta práctica queda desligada –o al menos eso se arguye– de las industrias tradicionales de producción y rehuir las licencias de uso y propiedad. Este sistema de producción se asume como una expresión que altera la cadena normal de la creación cinematográfica. ROIG TELO 2010: «Cambio y continuidad en el fenómeno de la autoproducción audiovisual: puntos de encuentro entre la industria de los media y la producción social de contenidos» en Comunicación y desarrollo en la era digital.

3. «La televisión, de este modo, sustituye al espectador clásico individual y sometido a un flujo fantasmático por un individuo socializado dentro de un colectivo muy concreto, la familia» (SÁNCHEZ-BIOSCA, «En alas de la danza: Miami Vice y el relato terminal”», en JIMÉNEZ LOSANTOS, E. et. al., El relato electrónico, Filmoteca de la Generalitat Valenciana, 1989).