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20.9.20

RESEÑA DE "JUAN DE ORDUÑA. CINCUENTA AÑOS DE CINE ESPAÑOL (1924-1974)", DE RAFAEL NIETO JIMÉNEZ, SHANGRILA 2014




Después de seis años de su edición, se publica una reseña del libro Juan de Orduña. Cincuenta años de cine español (1924-1974), de Rafael Nieto Jiménez
Shangrila 2014 (Premio Ricardo Muñoz Suay de la Academia de Cine al mejor libro sobre cine español de 2014), en el diario Alerta de Santander.

Por Gabriel Porras

En segundo término interpretamos esta reseña como un reconocimiento a la colección de libros Hispanoscope que tanto queremos en Shangrila y que volverá con fuerza en 2021.


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31.10.14

XVI. "JUAN DE ORDUÑA (CINCUENTA AÑOS DE CINE ESPAÑOL 1924-1974)", RAFAEL NIETO JIMÉNEZ, Hispanoscope libros 5, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2014




Juan de Orduña



En los últimos momentos de su vida Juan de Orduña era optimista sobre el futuro del cine español a pesar de su congénita crisis. Sabía que ese futuro ya no le pertenecía y que estaba en manos de unos jóvenes cineastas que admiraba –Carlos Saura, Gonzalo Suárez, Manuel Summers y Basilio Martín Patino–, y quizás también envidiaba porque pensaba que se enfrentarían a menos dificultades que las existentes cuando él comenzaba su carrera:

Hay una única solución: insistir, insistir e insistir. Y esperar. Los jóvenes tienen una cosa muy grande a su favor que, por ejemplo, yo no tengo: una juventud arrolladora, que les permite esperar en esta evolución social y económica que vive la España de hoy. Pueden tener aún fe en que ellos podrán hacer lo que quizá nosotros hubiéramos soñado, gracias a la evolución de la cinematografía nacional. Porque yo mismo lo diré –con gran dolor de mi corazón– que no he hecho el cine que hubiera querido. [MONTAÑA, Claudi, "Juan de Orduña o la épica de posguerra", en Fotogramas, Barcelona, 19 de enero de 1973, nº 1.266]


La última frase, repetida en otras ocasiones, hacía referencia a los condicionantes industriales y los impedimentos censores que hubo de afrontar, pero creo que ha quedado claro en páginas anteriores que sí pudo desarrollar sus temas predilectos en gran parte de su obra. Con su mirada siempre puesta en el pasado, esos temas todavía seguían vigentes para él e inspiraban sus proyectos de futuro: una nueva versión de La Lola se va a los puertos que supondría su reencuentro con Sara Montiel1281, y la adaptación de la ópera Marina de Emilio Arrieta para Televisión Española con la que, según Mary Francis, se hubiera recuperado del golpe de no terminar la serie Teatro Lírico Español.

No sabemos el grado de desarrollo de unos proyectos que, en cualquier caso, manifestaban su intención de seguir en activo a sus 72 años de edad. Sin embargo, un infarto de miocardio el 21 de enero de 1974 evitó que se hicieran realidad. Aunque experimentó una sensible mejoría en los días siguientes, falleció a las 8:45 de la mañana del 3 de febrero de 1974 en el Hospital Central de la Cruz Roja de Madrid. La capilla ardiente se instaló en su casa, en la calle General Martínez Campos, 51, 3º Izquierda, donde había vivido con su familia desde antes de la Guerra Civil, y en solitario desde la muerte de su madre en 1959. Por allí pasaron diversas personalidades del cine español, entre ellas Aurora Bautista, Sara Montiel y Rogelio Díez, Director General de Cinematografía. Al día siguiente se trasladaron sus restos al cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, donde reposan hoy en día en un modesto nicho.

Orduña fue despedido con un homenaje en el Festival de Molins de Rey de ese año, pero la generalidad de los comentarios de la época dejaron entrever que su cine era menospreciado y que solo una mirada nostálgica podía salvar del olvido algunos títulos, en línea con las reflexiones de Jaime Picas:

Fue, en verdad, un hombre convencido de sus razones, sin duda desprovisto de ironía; persona al parecer, de buen talante y ser sensible y amable en el trato. Lo que explicaría por qué una auténtica ternura rodeó su siempre lamentable desaparición.
Bien, lo cierto es que el tiempo nos acostumbra a todo. Y de la misma forma que un catalán en Alaska puede llegar a levantar ilusionado la oreja al escuchar un pasodoble cañí o un madrileño extraviado en la Tierra del Fuego acercarse a paso vivo al lugar donde suene inesperada una sardana, el más contrario a Orduña evocará con nostalgia los fastos naftalinosos de Locura de amor o la ramplonería cachonda de El último cuplé. [PICAS, Jaime,
Cine en pedazos, Barcelona: Galba, 1976]





Fragmento de Juan de Orduña.
Cincuenta años de cine español (1924-1974)





30.10.14

XV. "JUAN DE ORDUÑA (CINCUENTA AÑOS DE CINE ESPAÑOL 1924-1974)", RAFAEL NIETO JIMÉNEZ, Hispanoscope libros 5, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2014




DIRECTOR CINEMATOGRÁFICO (3)


Cañas y barro, 1954



El padre Pitillo, 1954



Zalacaín el aventurero, 1954



El último cuplé, 1957



La Triana, 1958



Música de ayer, 1959



El amor de los amores, 1961



Teresa de Jesús, 1962



Nobleza baturra, 1965



La tonta del bote, 1970



Eusebio, la pantera negra, 1972



Me has hecho perder el juicio, 1973







27.10.14

XIV. "JUAN DE ORDUÑA (CINCUENTA AÑOS DE CINE ESPAÑOL 1924-1974)", RAFAEL NIETO JIMÉNEZ, Hispanoscope libros 5, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2014





DIRECTOR CINEMATOGRÁFICO (2)


Porque te vi llorar, 1941



A mi la legion, 1941



El frente de los suspiros, 1942



Deliciosamente tontos, 1943



Rosas de otoño, 1943



Tuvo la culpa Adán, 1944



Yo no me caso, 1944



Ella, él y sus millones, 1944



Misión blanca, 1946



Un drama nuevo, 1946



Serenata española, 1947



La Lola se va a los puertos, 1947



Locura de amor, 1948



Pequeñeces, 1950



Agustina de Aragón, 1950



La Leona de Castilla, 1951



Alba de América, 1951






26.10.14

XIII. "JUAN DE ORDUÑA (CINCUENTA AÑOS DE CINE ESPAÑOL 1924-1974)", RAFAEL NIETO JIMÉNEZ, Hispanoscope libros 5, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2014






DIRECTOR CINEMATOGRÁFICO (1)

Suite granadina, Juan de Orduña, 1940


La mayor ilusión de mi carrera cinematográfica es ser director. Es más, como creo que la carrera de actor es corta, trabajo y practico mucho en el anónimo (sic), para el día de mañana dirigir con todas sus consecuencias. En el cine mudo dirigí una película, que se estrenó en el Palacio de la Música, manteniéndose en el cartel durante semana y media, coincidiendo con la Semana Santa, y el crítico más severo, el juez más temible entonces de la crítica madrileña, Focus, de El Sol, no solo la elogió, sino que puso mi labor por encima de todo. Creo que éstos son motivos suficientes para sentirme complacido.

Con estas palabras Juan de Orduña recordaba en 1936 su primera experiencia como realizador y mostraba su disposición para volver a intentarlo. Una aventura de cine no había obtenido el reconocimiento deseado nueve años antes, pero él prefería acordarse del único crítico que la defendió y prepararse para dar ese giro a su carrera cuando la edad le obligara a dejar su labor de galán. Pasada la Guerra Civil ese momento llegó. Aunque protagonizó las tres películas que ya hemos comentado, Orduña comenzó al mismo tiempo a poner los cimientos de su carrera al otro lado de la cámara produciendo y/o dirigiendo una serie de cortometrajes, entre 1939 y 1941, con los que ganar confianza para emprender mayores empresas y convencer a productores como Vicente Casanova de que podían contar con él como director.

Los cortometrajes que Juan de Orduña produjo y dirigió en la inmediata postguerra deben verse como la prolongación de su actividad como rapsoda en el teatro. En los escenarios de las variedades había obtenido cierto reconocimiento con sus actuaciones poéticas acompañadas de música y baile. Cuando se incorporó a la industria cinematográfica tras la guerra, su pretensión fue hacer esa misma fusión poético-musical en las pantallas, mediante la repetición del esquema teatral, caso de Suite granadina (1940) o mediante la exploración de otras vías de plasmación fílmica del sentir poético, como haría en Nostalgia (1941). El resultado fue una serie de cortometrajes que no han sido tenidos muy en cuenta hasta ahora para analizar sus inicios como realizador pese a resultar interesantes por su condición de experimentos fílmicos y anticipar ciertas tendencias de su cine (...)





Fragmento de Juan de Orduña.
Cincuenta años de cine español (1924-1974)





24.10.14

XI. "JUAN DE ORDUÑA (CINCUENTA AÑOS DE CINE ESPAÑOL 1924-1974)", RAFAEL NIETO JIMÉNEZ, Hispanoscope libros 5, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2014





JUAN DE ORDUÑA, ACTOR (1)


Juan de Orduña en La revoltosa, Florian Rey, 1924 - Foto: Archivo de Lourdes Orduña


ACTOR TEATRAL

Juan de Orduña inició su carrera artística en el Madrid de los primeros años veinte, una época donde el teatro era todavía el principal entretenimiento de los madrileños y las compañías teatrales, conocidas por los nombres del actor y la actriz principales, gozaban de una fama inimaginable hoy en día. Estas se estructuraban bajo una jerarquía estable, en la que los actores desempeñaban el mismo tipo de papel durante la temporada, pero en la que sus miembros podían también ascender poco a poco en el escalafón. Así, al frente de la compañía estaban la primera actriz y el primer actor, que solía ser también el director de escena; y a continuación, entre los papeles masculinos, estaban el galán, el actor de carácter, el galán joven, el característico, el galán cómico, el segundo galán joven, etc. Como bien indica esta terminología, los intérpretes principales estaban “encasillados” en alguna de esas categorías en función a sus características físicas o cualidades expresivas, además de su veteranía dentro de la compañía. Sin embargo, esto no impedía que se pudieran hacer distintas combinaciones entre los miembros de la compañía para dar oportunidades de lucimiento a los nuevos actores en aras de adquirir experiencia para papeles más importantes. En definitiva, estaban ante un sistema de meritoriaje, en el que cada actor podía hacer un papel u otro según los que hubiera para repartir en cada obra y las habilidades que hubieran demostrado anteriormente. Aunque también podía suceder que destacar demasiado fuera contraproducente si suponía igualarse con el actor o actriz principal, pues muchos no solían admitir competencia en su propia formación (...)


ACTOR CINEMATOGRÁFICO: ÉPOCA MUDA


En 1924 Orduña cumplía tres años como profesional del teatro pero, como hemos visto, no había pasado de ser un intérprete secundario en las compañías que le habían acogido. Quizás por eso probara suerte en el cine, medio que el propio Orduña reconocía que en aquella época despreciaba “como un arte menor y carente de interés, sin posible comparación con el teatro”. No solo eso, sino que lo veía como un peligro para su profesión:

Orduña sentía como un gran enemigo y un soberano desprecio por el cinema. Juzgaba que era como planta parásita y extremadamente nociva para el teatro, su ilusión de toda la vida. Acostumbraba a escuchar, entre sus compañeros, la justificación de la huida del público: “¡Es el cine que se nos lleva a la gente!” Y esta consideración originó en el sentir de Orduña un odio implacable hacia aquel rival poderoso de su profesión. [AGE, “Juan de Orduña era, hasta hace poco, enemigo acérrimo del cinematógrafo”, Madrid, 20 mayo de 1928, nº 21]

Sin embargo, ese verano de 1924 Orduña estaba desocupado a la espera de iniciar la temporada en el Teatro Fontalba, para cuya compañía ya estaba contratado. Por eso, cuando se enteró de que necesitaban extras para una película en Santiago de Compostela, y que pagaban a cinco duros, se decidió a marchar a Galicia para participar en el rodaje de
La casa de la Troya, dirigida por el propio autor de la novela original, Alejandro Pérez Lugín, con el asesoramiento de Manuel Noriega (...)



ACTOR CINEMATOGRÁFICO: ÉPOCA SONORA

El 2 de marzo de 1927 se podía leer en el
Heraldo de Madrid una detallada noticia sobre la proyección de prueba de un sistema de cine sonoro, el Fonofilm (castellanización del original Phonofilm), inventado por Lee De Forest. El artículo detallaba el proceso técnico de impresión óptica del sonido, muy similar al que finalmente se implantó en los cines, pero advertía que no había “alcanzado el grado de perfeccionamiento necesario para revestir verdadero carácter artístico”. Como sabemos, costó mucho que el cine sonoro español alcanzara ese carácter artístico y El misterio de la Puerta del Sol no fue más que el primer y dubitativo paso.

Según Fernández Colorado, Lee De Forest había llegado a España el 7 de febrero con la intención de explotar económicamente su invento en mercados todavía vírgenes, ya que en Estados Unidos no había podido hacerlo al sucumbir frente a patentes similares que tenían el apoyo de grandes compañías de radiodifusión. En España logró vender su invento y un lote de películas cortas a los industriales Feliciano Manuel Vitores, Enrique Urazandi y Agustín Bellapart, que constituyeron la sociedad anónima denominada Hispano de Forest Fonofilm. A partir de junio de 1927 comenzaron las exhibiciones públicas en Barcelona, y a continuación en distintas localidades de España a modo de gira para presentar el invento. El programa de películas cortas fue ampliado con otras nuevas realizadas mayormente por Vitores que incluían “discursos, canciones regionales, relatos cómicos o extractos teatrales”. Al igual que en la mencionada noticia de
Heraldo de Madrid, aunque se reconocía el avance técnico que suponía el invento, las opiniones fueron desfavorables en cuanto al progreso artístico que para el arte cinematográfico podría suponer. No solo por las imperfecciones evidentes de la proyección sonora, sino por la concepción generalizada en los medios cinematográficos españoles de que el arte cinematográfico más puro solo podía ser mudo (...)





Fragmento de Juan de Orduña.
Cincuenta años de cine español (1924-1974)





22.10.14

IX. "JUAN DE ORDUÑA (CINCUENTA AÑOS DE CINE ESPAÑOL 1924-1974)", RAFAEL NIETO JIMÉNEZ, Hispanoscope libros 5, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2014




JUAN DE ORDUÑA
Cincuenta años de cine español (1924-1974)
Rafael Nieto Jiménez

Hispanoscope libros 5
17x25cm. - 662 páginas
ISBN: 978-84-942545-1-2
PVP: 28.00 euros








Juan de Orduña (1901-1974) fue uno de los más relevantes cineastas del periodo franquista. Sus grandes éxitos populares –encabezados por Locura de amor (1948) y El último cuplé (1957)- que catapultaron a la fama a Aurora Bautista y Sara Montiel respectivamente– y sus melodramas históricos –Pequeñeces (1950), Agustina de Aragón (1950), La leona de Castilla (1951) y Alba de América (1951)– lo convirtieron en un director-estrella, pero su sintonía ideológica con la dictadura también lo estigmatizó para la Historia del Cine como un director oficial del régimen. Este repaso a su ecléctica filmografía –compuesta de más de 40 títulos– matiza mucho esa condición y lo descubre como uno de los autores más singulares de aquel momento. Con el melodrama de índole teatral como eje vertebrador de su carrera, fue capaz de romper los corsés censores y desatar pasiones entre un público muy poco habituado a ellas. Por otro lado, por primera vez sale a la luz una intensa vida artística antes de la Guerra Civil, primero como actor de teatro y rapsoda, y después como la máxima estrella cinematográfica del cine mudo español. En definitiva, este estudio sienta las bases definitivas para conocer y comprender a un cineasta fundamental de la Historia del Cine Español.


Rafael Nieto Jiménez nació en Madrid en 1976. Es Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense y Doctor en Historia del Cine por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha publicado el libro Javier Bardem (2013), cuya versión eBook está disponible en Amazon con el título Javier Bardem. Un cómico universal (2014). Compatibiliza sus investigaciones históricas con la producción audiovisual, habiendo obtenido con sus cortometrajes diversos premios nacionales e internacionales. Uno de ellos, Carabanchel, un barrio de cine (2007), cuyo guión también escribió, fue nominado al Premio Goya de Mejor Cortometraje Documental. Acaba de dirigir su primer largometraje documental, Memorias históricas (2014) y escribe habitualmente sobre cine en su blog www.cinemanostrum.com.





20.10.14

VI. JUAN DE ORDUÑA




CINCUENTA AÑOS DE CINE ESPAÑOL


Juan de Orduña en Leyenda rota, Carlos Fernández Cuenca, 1939



 La Lola se va a los puertos, Juan de Orduña, 1947



Alba de América, Juan de Orduña, 1951



Teresa de Jesús, Juan de Orduña, 1962



Me has hecho perder el juicio, Juan de Orduña, 1973



V. JUAN DE ORDUÑA





El misterio de la Puerta del Sol, Francisco Elías, 1929
Primer filme sonoro del cine español
Pompeyo Pimpollo (Juan de Orduña)








IV. JUAN DE ORDUÑA




Juan de Orduña en Pilar Guerra, José Buchs, 1926