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1.10.15

XLII. FLAMENCOS ROSAS: "MY SON, MY SON, WHAT HAVE YE DONE" (2009), Carlos Reviriego: "Werner Herzog. Espejismos de sueños olvidados".




My Son, My Son, What Have Ye Donne (2009)


(...) Es indudable que Werner Herzog y David Lynch negocian con sus egos desde creencias extremistas. De intereses y métodos radicalmente opuestos en muchos sentidos, también podemos detectar ciertos vínculos que los hermanan. Sus trayectos creativos no en vano se cruzaron (o colisionaron, según queramos verlo) en el año 2008, en el que Herzog dirigió una película producida por Lynch –“David Lynch presents…”–, que podemos entender no tanto como la hibridación de sus voces como el encontronazo de sus desenfrenos. Ciertamente lunática y esquizoide, vaya por delante que My Son, My Son, What Have Ye Done? no se cuenta entre lo más memorable de la filmografía herzogiana (y menos aún de la lynchiana), si bien emerge como precioso objeto especulativo en torno a las combinaciones improbables y las soluciones insolubles.

Intrigado por el encuentro que puso en marcha la esquizofrenia creativa del discurso herzoguiano en el marco de producción de la poética lynchiana, tuve la oportunidad de preguntar directamente a ambos creadores sobre los detalles de aquel encuentro seminal. Aunque morosos y no especialmente dados a entrar en detalles, sí revelaron lo suficiente, cada uno por su lado, como para disparar aún más la calenturienta imaginación de cualquier cinéfilo. Si quieren, repito, llámenlo mitomonía (...)







Flamencos rosas:
My Son, My Son, What Have Ye Done (2009)
Carlos Reviriego

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25.9.15

XXV. MESMERISMOS HERZOGUIANOS: "STROSZEK" (1977), Carlos Reviriego: "Werner Herzog. Espejismos de sueños olvidados".




Stroszek (1977)


Probablemente ningún otro cineasta fabrica leyendas con tan clara vocación. En la pantalla y fuera de ella, Werner Herzog ha confiado siempre en el poder del relato, y hasta de la anécdota, para desbordar y trascender su estatuto de mera ficción. Herzog es el hechicero que posee la alquimia y la fe para hacerlo. Incluso antes de su rodaje y de convertirse instantáneamente, hasta el día de hoy, en una película de culto, Stroszek (1976) ya tenía la cualidad legendaria instalada en su código genético.

La leyenda, propagada por el propio Herzog, dice así:

Después de realizar
El enigma de Gaspar Hauser (Jeder für sich und Gott gegen alle, 1974), Herzog prometió a su protagonista, Bruno S., que le tenía reservado el papel principal de Woyzeck (1979), adaptación de la obra inconclusa de Georg Büchner que por entonces había decidido llevar a la pantalla. Pero de repente cayó en la cuenta de que había cometido un terrible error, pues el papel debía ser para Klaus Kinski, como de hecho lo acabaría interpretando unos años después. Bruno ya había reservado sus vacaciones para el rodaje y estaba entusiasmado con la idea, así que avergonzado, Herzog le prometió que harían otra película con un título parecido. Incluso su base dramática, la tragedia del proletario, acabaría siendo similar. Escribió el guion en cinco días, de martes a sábado. “Todavía pienso que es de las mejores piezas que he escrito y una de mis películas más sobresalientes”, asegura el director (...)




Mesmerismos herzoguianos: Stroszek (1977)
Carlos Reviriego

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