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13.5.22

RESEÑAS DE "PROFUNDIDAD DE CAMPO. MIS HISTORIAS DE CINE II", Santos Zunzunegui y "CONEXIONES. UN DIÁLOGO CON SANTOS ZUNZUNEGUI", Asier Aranzubia en "Caimán. Cuadernos de cine"

 





PROFUNDIDAD DE CAMPO. MIS HISTORIAS DE CINE I, de Santos Zunzunegui.
Por Antonio Santamarina


En la senda abierta por Imagen sobre imagen. Mis historias de cine I en relación con las películas que han marcado de diversas formas la vida del autor, Santos Zunzunegui prosigue en este libro su tarea de revisión ampliando el foco a otra serie de obras similares. El método para acercarse a cada una de ellas es siempre el mismo.



Primero, un acercamiento al contexto en el que surgen, entendido este de una forma muy amplia (en unos casos referido al género en el que se inscribe el film, en otros a su recepción crítica, en algunos al papel que juega en la historia del cine…) y que depende en gran medida del excelente olfato crítico e historiográfico del autor, capaz en tres o cuatro párrafos de situar a cada película en la mejor disposición para ser examinada. Segundo, un análisis materialista de cada película muy en la línea del que practicaba en su columna de ‘Lo viejo y lo nuevo’ en esta revista, pero ahora ampliando el campo de estudio a una o varias secuencias muy rentables hermenéuticamente y que cuentan con el correspondiente apoyo gráfico. Y tercero, una bibliografía seleccionada que invita al lector a continuar la exploración crítica.

Apoyado en este método, el autor revela el salto estilístico que supone Los espías (1928) en la filmografía de Fritz Lang, que pasa del pictorialismo de sus primeras películas a la atracción por el movimiento de esta. Igualmente, a propósito de Vampiresas 1933, anota cómo Busby Berkeley lleva a la exasperación la noción misma de espectáculo en sus puestas en escena mientras, de manera serena y muy didáctica, va caracterizando el estilo de determinados autores: el paso de la figuratividad a la abstracción de Josef von Sternberg en El diablo es una mujer (1935), el cine ensayo de Sacha Guitry, tan admirado por Orson Welles, la ambigüedad de Dovzhenko para sortear la censura soviética o la belleza eficaz de Howard Hawks. El repertorio de películas seleccionadas es un maravilloso catálogo de lecciones de cine, que alcanza su cima en la aproximación al estilo oculto y misterioso de Mikio Naruse, cuyas claves acierta a desvelar en su examen de Nubes flotantes (1955), sabrosa guinda de un pastel conceptual.



CONEXIONES. UN DIÁLOGO CON SANTOS ZUNZUNEGUI, de Asier Aranzubia.
Por Jara Yáñez


Conexiones es el resultado de una larga conversación entre maestro (Santos Zunzunegui) y discípulo (Asier Aranzubia) que se establece a partir de ese vínculo tan particular de respeto, admiración e intercambio que el propio libro, en su gran valor, termina sin duda por certificar. Se trata de un debate abierto, estructurado a partir de preguntas y respuestas, a través del cual se refleja no solo la profunda conexión entre contertulios sino también la brillantísima capacidad de Zunzunegui para fundir en sus respuestas la erudición con las digresiones o las anécdotas; para relacionar, en definitiva, y sin solución de continuidad, una dimesión más íntima e incluso autobiográfica (Conexiones podría funcionar en este sentido a modo de unas memorias personales muy sui géneris) con otra mucho más amplia que se ramifica, se enriquece y se diversifica hacia temas que van desde la reflexión sobre los inicios de los estudios académicos sobre cine en nuestro país, el peso específico de una revista como Contracampo y la herencia semiótica y política que dejó, pero también sobre la vida académica en el Bilbao de inicios de siglo cuando el contexto de violencia condicionaba la vida universitaria.


Conexiones es un libro sin duda revelador y tremendamente elocuente que recoge asimismo reflexiones sobre la experiencia docente y los retos que plantea, el debate entre crítica y análisis, el valor de las taxonomías, las herramientas a través de las cuales hacer frente a la comprensión de las películas o la importancia del canon. Todo salpicado por un amplísimo corpus de citas teóricas, pero también literarias, musicales y pictóricas que constituyen un valor en sí mismas. Porque, como bien señala el título del propio libro, hay en el discurso de Zunzunegui una reivindicación del territorio de las conexiones para acercarnos a la comprensión del cine en el marco de un contexto mucho más amplio y general en el que debe entrar en juego el diálogo con el resto de las expresiones artísticas.


¿Para qué te ha servido a ti el cine?”, pregunta Aranzubia ya casi finalizando el libro. Diré que estoy convencido con Malraux de que el arte es la única forma lúcida a través de la que el ser humano puede desafiar el tiempo y la muerte”, responde Zunzunegui.





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28.3.21

RESEÑA DE "EL FREE CINEMA INGLÉS EN LOS '50. LONDRES 1956-1959", Luis Carlos Allo Ayala, Shangrila 2020



Reseña de El Free Cinema inglés en los '50. Londres: 1956-1959, 
Luis Carlos Allo Ayala (Shangrila, 2020),
en Caimán. Cuadernos de cine.
Por Fernando Bernal














RESEÑA DE "VÍCTOR ERICE Y LA MÚSICA. LA BÚSQUEDA DE LA REVELACIÓN", José Ángel Lárazaro López, Shangrila 2019



Reseña de Víctor Erice y la música. La búsqueda de la revelación, 
José Ángel Lázaro López (Shangrila, 2019),
en Caimán. Cuadernos de cine.
Por Antonio Santamarina













RESEÑA DE "IMAGEN SOBRE IMAGEN. MIS HISTORIAS DE CINE I", Santos Zunzunegui, Shangrila 2021



Reseña de Imagen sobre imagen. Mis Historias de Cine I,
Santos Zunzunegui (Shangrila, 2021),
en Caimán. Cuadernos de cine
Por Carlos F. Heredero















23.1.21

RESEÑA DE "LA MUERTE DE FRANCO EN LA PANTALLA", de Nancy Berthier, Shangrila 2020





Reseña del libro
La muerte de Franco en la pantalla, de Nancy Berthier
Shangrila 2020, en Caimán. Cuadernos de cine
Por Ángel Quintana






5.3.19

3.1.14

RESEÑA DE “EL CUERPO DEL CINE”, DE RAYMOND BELLOUR EN “CAIMÁN. CUADERNOS DE CINE” Nº 23 (74), ENERO 2014. Por José Manuel López.






RESEÑA DEL LIBRO EL CUERPO DEL CINE, DE RAYMOND BELLOUR
EN CAIMÁN. CUADERNOS DEL CINE Nº 23 (74), ENERO 2014
POR: JOSÉ MANUEL LÓPEZ


La publicación en España de El cuerpo del cine es un gran acontecimiento editorial. La obra esencial de Raymond Bellour se adentra con brillante prosa en intrincados territorios teóricos que nos ayudan a entender sugerentes misterios de las imágenes fílmicas.


El cuerpo del cine es una obra monumental que recoge y culmina el pensamiento de Bellour, una summa con vocación de totalidad que responde a dos ideas que le obsesionado en las últimas décadas. La primera es la conjunción fundacional entre psicoanálisis y cine: en 1895 coinciden la proyección de la primera película de los hermanos Lumière y la publicación de Estudios sobre la histeria, de S. Freud y J. Breuer. Y la segunda, precisamente, cuestionar ese tradicional y agotado ‘cara a cara’ entre psicoanálisis y cine estableciendo, en cambio, una relación directa entre éste y la hipnosis. Para Bellour, esta relación se produce en “el cuerpo del cine”, ese “lugar virtual” en el que se encuentran “el cuerpo de las películas que lo componen y lo descomponen” y el cuerpo del espectador, “al que afecta la visión de cada película”. El cuerpo del cine se ofrece, por lo tanto, como una “visión corpóreo-psíquica” en la que confluyen esos dos haces de luz de los que hablaba Christian Metz: el que desde el proyector y a la vez desde el ojo del espectador llega hasta la pantalla, y el que vuelve de ella para fijarse en su retina.

Bellour recuerda las palabras de Jean Epstein cuando afirmaba que la atención del espectador solo es exigida por un centro, la pantalla, lo que provoca la “hipnosis del cine”. El primer bloque del libro (‘Hipnosis’), lo dedica a la relación histórica entre el estado hipnótico y ese “ante-suelo”, entre la vigilia y la ensoñación, en el que cae el espectador durante una película. Bellour apunta entonces a la relación espectral entre la hipnosis y esas dos fuerzas totales que se estaban gestando en el siglo XIX: “Una teoría del psiquismo humano, el psicoanálisis” y “un dispositivo de proyección de imágenes en movimiento, el cine”.

Como afirma Alain Resnais, es precisamente durante ese descenso a lo inconsciente, provocado por la proyección, cuando puede surgir la emoción. En el segundo bloque (‘Emociones’), Bellour partirá de Roland Barthes y de su descripción de la película como un “festival de afectos” para afirmar que la emoción que se produce en el cuerpo del espectador, al encontrarse con (o en ) el cuerpo de las películas, no es más que una forma de “hipnosis ligera” que dura, siguiendo a Serge Daney, lo que el “tiempo de ‘maduración’ de una película en el cuerpo de un espectador en la oscuridad”. En el tercer bloque (‘Animalidades’), Bellour trazará el vínculo definitivo entre el inconsciente de los hombres y el de los animales (el primer nombre que recibió la hipnosis fue el de “magnetismo animal”) centrándose en cómo la animalidad “encarna la parte de hipnosis interna del cuerpo de la emoción”.



El cuerpo del cine demanda también su tiempo de maduración, pero Raymond Bellour nunca nos abandonará en la oscuridad, iluminando su característica profundidad teórica con centelleantes análisis de aquellas películas que han permanecido en él porque alguna vez le emocionaron. Y lo hará, como acostumbra, con una prosa bellísima (notable trabajo de Julián Mateo Ballorca en la traducción) que lleva la escritura cinematográfica a unas alturas que quizá solo el propio Daney haya alcanzado jamás. Una escritura de una palpable densidad visual que, a pesar de que los editores han decidido prescindir de los 684 fotogramas presentes en la edición francesa, cumple el aforismo bressoniano que abre el segundo bloque: “Conmover no con imágenes emocionantes, sino con relaciones de imágenes que las hacen vivas y emocionantes”.