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20.10.12

BI(T)BLIOGRAFÍA: ERRARE HUMANUM EST


El pasado miércoles, 17 de octubre, se publicó en esta sección una reseña del libro Josep Maria Forn. L'aventura del cinema, de Àngel Comas. A las pocas horas de su difusión, el jueves 18, su autor y coordinador de esta sección, Agustín Rubio, recibió en su despacho una llamada de Josep Maria Forn, quien, con una amabilidad inusitada, expresó su deseo de hacer una puntualización a propósito de una fórmula empleada en el texto de Rubio, quien había afirmado que El Coronel Macià fue “ampliamente financiada con dinero público”.

La conversación fue cordial, y el autor ofreció a Forn que redactara una nota de rectificación, y se comprometió a transmitirla para que se colgara tal cual. Sandra Forn, hija del cineasta y coproductora ejecutiva de la película en cuestión, tomó nota del correo electrónico de contacto y, en adelante, el diálogo transcurrió por escrito, siempre en catalán. Los Forn declinaron la opción de manifestar su punto de vista en un escrito ad hoc, e incluso dejaron a quien suscribe libertad para hacer o no expresa su discrepancia en ese aspecto particular. En el tono franco en que se desarrolló el intercambio de correspondencia, la representante de Films de l’Orient aportó detalles acerca de la apurada situación en que la empresa, y con ella la familia Font, quedaron de resultas de la aventura del filme en cuestión.

El carácter potencialmente delicado de esos datos nos ha decidido a modificar nuestra determinación inicial, que era hacer públicos los mensajes, reproduciéndolos en su idioma original con la correspondiente traducción al castellano. En su lugar, hemos preferido explicar el conflicto y resumir, a través de extractos, el fondo de la cuestión. Así, según Josep Maria y Sandra Forn, a quienes agradecemos sus esfuerzos y su estilo sincero y amable, manifestaron que para financiar El Coronel Macià habían solicitado sendos préstamos al ICO y al ICF que todavía están pagando “amb penes i treballs”, se lamentaron de que “de vegades es parla a la lleugera del cinema”, y finalmente recalcaron que

“és possible que la inexactitud del teu article vingui de la documentació consultada, ja que a l'ABC, quan vam estrenar del film a Madrid van publicar un article en el que es deia que havíem tingut tota classe d'ajuts, cosa que no és certa, perquè el que realment vam tenir és, exactament el mateix que tenen les altres pel·lícules espanyoles. Qui signava aquell article era el Sr. Martin Ferrand, i el meu pare mai va voler respondre-li, perquè, encertadament crec que seria entrar en un debat estèril”.

Sin que sirva de excusa, la expresión, ciertamente, fue equívoca, si no desafortunada. Cuando escribí "ampliamente financiada con dinero público", no me refería tanto a la cuantía de las ayudas como a la implicación de varias entidades públicas directamente en la gestación y la circulación del proyecto (en una “imaginativa estratègia”, en palabras de Comas, consistente en acuerdos directos con propietarios y programadores de cines de fuera de Barcelona para ir estrenándola en el mayor número de localidades posible, con la presencia del equipo “i de les forces vives locals”).

También, y sobre todo, pensaba en el hecho de que las tres productoras que la habían sacado adelante, a saber, Films de l'Orient (85%), Cinema i TV de Francesc Vargas (10%) y Diafragma (5%) -más TVC, que figura como coproductora pero cuya dotación económica al mismo, ni porcentualmente ni en términos absolutos, ha podido ser verificada-, habían contado con ayudas. Unas ayudas de las que las tres empresas mencionadas fueron beneficiarias en tres líneas distintas, correspondientes a otras tantas convocatorias del Institut Català de les Indústries Culturals (ICIC) para, respectivamente, la producción del propio largometraje; su explotación; y su promoción y publicidad.

El lector interesado en consultar las cifras concretas hallará todos los datos en el siguiente informe oficial:
http://www20.gencat.cat/docs/CulturaDepartament/ICIC/Documents/Arxiu%20ICIC/MEMORIA%20ICIC%202007.pdf.

A esto sumé el hecho de que el proyecto del filme había arrancado con el encargo de la asociación ACCAT (Associació Conèixer Catalunya; dirección web: http://www.accat.cat/index.php) de un guión sobre Francesc Macià.

En fin, nada más lejos de mi intención que desinformar, alimentar los tópicos en torno a las ayudas públicas al cine, o enconar las cosas. Como bien ha indicado Sandra Forn, la financiación del cine español constituye una materia tan apasionante como ignorada, y solo sus artífices conocen a ciencia cierta los pormenores. En el caso de El Coronel Macià, según Àngel Comas en el libro reseñado, “Seria massa complex detallar el ets i uts d’aquest finançament”. Reitero mis mejores deseos a los Forn y hago votos para que en próximas ediciones tengamos datos concretos al respecto. Al fin y al cabo, como sentenció el Monarca en una declaración nada sospechosa de españolismo, hablando se entiende la gente.


Agustín Rubio Alcover
Universitat Jaume I (Castellón)


16.10.12

BI(T)BLIOGRAFÍA: "JOSEP MARIA FORN. L'AVENTURA DEL CINEMA", Comas, Ángel, Valls: Cossetània, 2012

COORDINADOR: AGUSTÍN RUBIO ALCOVER




COMAS, Ángel, Josep Maria Forn. L'Aventura del cinema, Valls: Cossetània, 2012.

POR AGUSTÍN RUBIO ALCOVER
Universitat Jaume I (Castellón)



Es lo más llamativo, de entrada, y seguramente también lo más revelador: que, habiéndose publicado hace apenas un lustro una incisiva monografía de Àngel Quintana en la colección del Institut Català de les Indústries Culturals (Josep Maria Forn: indústria i identitat. Barcelona: Pòrtic, 2007), lustro en el que, a mayor abundamiento, el interesado no ha abandonado su retiro, aparezca ya una segunda aproximación global: Ángel Comas, un autor “no afiliado” a la universidad, pero muy avezado tanto en cine catalán como estadounidense, con extensos estudios sobre Ignacio F. Iquino, Miguel Iglesias Bonns o Joan Bosch, se ha aprestado con entusiasmo a la tarea de recorrer de la mano del propio Forn su vida y, sobre todo, sus películas.



El resultado difiere del de Quintana, más ponderado: el principal soporte son los testimonios en primera persona, entrecomillados, de un Forn que escribe personalmente sendos textos sobre sus primeros años, con tendencia a la anécdota y tono nostálgico, y las palabras finales. En sus relatos y sus apreciaciones acerca de las personalidades con quienes se cruzó, y de las empresas y organismos de que formó parte o que contribuyó a poner en pie, radica, en opinión de este reseñista, lo más valioso de esta historia subjetiva del cine catalán.

La fórmula que adopta Comas es clásica: consiste en el repaso, por orden cronológico, de una trayectoria tan dilatada como compleja, con sucesivas paradas para comentar sus obras, y los proyectos barajados entre medias (con una serie de huecos que se agradece mucho a Comas que haya rellenado, pero la solución, “en indio”, a base de guiones, resulta un poco inelegante); y es que, no en vano, Forn colaboró a lo largo de más de cincuenta años con el citado Iquino y Julio Coll en Emisora Films, los hermanos Balcázar, Fernán Gómez, Rovira-Beleta, Alejandro Casona, Mario Lacruz… “Maratoniano” y “camaleónico” son dos epítetos que, ciertamente, no desmerecen de la personalidad de alguien que hizo en el ámbito de los géneros de consumo La vida privada de Fulano de Tal (1960) y José María (1963, sobre el bandolero El Tempranillo), alcanzó su cenit en el ámbito de la autoría comprometida pero popular con La piel quemada (1967), y acabó entronizado como el patriarca oficial del cine catalán de la Generalitat recién restaurada (tras La ciutat cremada de Antoni Ribas, 1976, en la que estuvo en calidad de productor, Companys, procés a Catalunya, de 1979)… y del segundo autonomismo, bajo la égida del Tripartit PSC-ERC-IC/EV (El coronel Macià, de 2006); y a quien hasta se le quedó en el tintero un proyecto sobre Tirant Lo Blanch.

Es en relación a la fase que ejemplifica este film al que vale la pena resaltar el aspecto más discutible de la operación en su conjunto: la rendida admiración y la axiomática complicidad cuyos principios jamás se cuestionan y cuyas razones se consignan con toda prolijidad, lastran la mordiente crítica de Comas, cuyos análisis oscilan entre el aplauso incondicional y la palmada en la espalda. También por eso los ejercicios de equilibrismo para discutir lo delicado de que un film como El coronel Macià, que se corresponde punto por punto con la estrategia soberanista de la entonces recién encumbrada Esquerra Republicana de Catalunya (se trata de una biografía de su fundador), ampliamente financiada con dinero público; y, en cambio, la rotundidad con que se tilda a quienes, desde la otra trinchera, hostigaban a su principal impulsor de “enemigos de Cataluña”, denotan un esquema que, cuanto menos, peca de partidario.

Pero, al fin y al cabo, se trata de un mal consustancial al formato de un libro testimonial, entre el homenaje y la autobiografía, que, como contrapartida, y tal y como suele suceder en estos casos, obsequia al lector con una iconografía, procedente de archivos personales y de las productoras que a lo largo de la carrera de Forn han sido, merecedora del calificativo de exuberante. Ello, sumado al cuidado de la edición, gracias a la calidad del papel (del bueno), las tintas (en color), etcétera, da como resultado un volumen muy atractivo que, en su edición venal, se acompaña de un DVD con materiales inéditos y una selección representativa de fragmentos de la obra fílmica de Forn.


El coronel Macià, Josep Maria Forn