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4.4.22

TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL EN EL 90 ANIVERSARIO DEL CINEASTA





SEMINARIO DE ESTUDIOS ESLAVOS
UPF (Universidad Pompeu Fabra)


El 4 de abril se cumplen 90 años del nacimiento de Andréi Tarkovski (1932-1986), uno de los directores del cine ruso más importantes e influyentes, cuyas películas desprenden una estética visual y una experiencia emocional singulares e inolvidables.

El 7 de abril a las 18:00 este encuentro en línea [en español y ruso con la traducción simultánea], contará con la participación de diversas personas que trabajaron con Andréi Tarkovski o se dedicaron a estudiar su obra:

- Tamara Djermanovic (Barcelona), profesora de la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra.
- Olena Velykodna (Valencia), investigadora de la UPF.
- Dimitri Salynski, realizador, guionista, profesor de la Escuela de Cine VGIK de Moscú.
- Donatella Baglivo (Roma), cineasta y productora, autora de diversos documentales sobre Tarkovski.
- Igor Evlampiev (San Petersburgo), profesor de la Universidad Estatal de San Petersburgo.
- Neide Jallageas (São Paolo), ensayista, investigadora y editora de KINORUSS Kinoruss e Cultura.
- Evgeni Tsymbal (Moscú), cineasta y escritor, fue ayudante de dirección de Tarkovski en Stalker.
- José Manuel Mouriño (Vigo), ensayista, investigador y cineasta, representante del Instituto Internacional Andréi Tarkovski en España.

 El encuentro, organizado por el Seminario de Estudios Eslavos de la UPF (Universidad Pompeu Fabra) y la Fundación “Casa de Rusia en Barcelona” será virtual vía plataforma ZOOM, previa inscripción (abajo enlace).

El encuentro se realizará en español y ruso con la traducción simultánea [por un canal vía zoom se escuchará el original, cambiando la traducción].

En esta ocasión también se presentará el libro Tarkovski y la cultura universal (Shangrila, 2020; Coord.: Tamara Djermanovic y Olena Velykodna), que ofrece diversas miradas a través de territorios transversales del cine tarkovskiano y que fue calificado por la crítica como un manual universal por su obra.

Participación gratuita con inscripción previa:



15.4.21

EN "EL SÉPTIMO VICIO" (RADIO 3): "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords), Shangrila 2021

 


Andréi Tarkovski y la cultura universal, Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Shangrila 2021, en El Séptimo vicio (Radio 3), 14/04/2021.

Javier Tolentino entrevista a una de las coordinadoras del libro, Tamara Djermanovic, junto a tres de los autores de los textos del volumen:
Rafael Argullol, José Manuel Mouriño y Carlos Muguiro.


Escuchar aquí.



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15.12.20

y XXI. "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Valencia: Shangrila 2020




Andréi Tarkovski



[...] debo decir que trabajando precisamente en El espejo se expresaron de forma nítida algunas de mis más estables ideas creativas. También en películas anteriores se añadió mucho, se completó durante el rodaje, aunque aquellas películas se basaban en guiones mucho más definidos en cuanto a la composición. Pero cuando empezamos a trabajar en El espejo no quisimos ‐conscientemente, por principio‐ programar la película. Para mí, en ese caso, resultaba mucho más importante darme cuenta de cómo se iba “organizando” la propia película, ella sola, durante el rodaje, en contacto con los actores, en el montaje de los decorados y en el “vivificar” las tomas en exteriores.Y no teníamos una concepción para un plano o un episodio considerado como una unidad visual ya conformada. Nos dábamos cuenta, eso sí, del ambiente y también de las situaciones anímicas que exigían de inmediato una correspondencia exacta, precisa, en imágenes. Cuando “veo” algo antes de los planos, cuando me imagino algo, es ante todo la situación interior, el carácter interno de tensión de las escenas que han de ser filmadas, el estado psíquico de los actores. Pero aún no sé nada de la forma exacta en la que se debe transforma todo aquello. Me dirijo al plató para comprender definitivamente de qué modo se debe expresar toda esa situación en el celuloide. Y cuando lo he entendido, empiezo a rodar [...]


Esculpir en el tiempo
Andréi Tarkovski





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XX. "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Valencia: Shangrila 2020




ESCULPIR EN EL CAMINO: IMPRESIONES PARALELAS
ENTRE STALKER Y ESCULPIR EN EL TIEMPO
Paula López Domínguez (1)


Andréi Tarkovski



Racionalizar y analizar académicamente cualquier aspecto del universo tarkovskiano va en contra de la naturaleza misma de las creaciones del director ruso. Tarkovski es profundamente honesto con su trabajo y, en consecuencia, su arte –muy lejos de ser elitista– no se dirige fundamentalmente al intelecto. Sus películas apelan directamente a la sensibilidad irracional del espectador, a la pulsión de trascendencia y a la necesidad humana de lo infinito.

1. Paula López (1993-2016) perdió la vida en un accidente de tráfico mientras cursaba cuarto curso de carrera en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra. Este es su último trabajo.

Tarkovski confiesa, en los últimos capítulos de Esculpir en el tiempo, la cólera que le producen las suposiciones acerca de los simbolismos rebuscados en sus obras. Según sus palabras, los elementos de sus películas son sencillamente ellos mismos y no rebuscan imponer de manera directa un único referente. Para Tarkovski, heredero de la tradición rusa de los iconos, la imagen tiene un valor intrínseco: “La imagen tiende hacia lo infinito y conduce hacia lo absoluto. […] La idea de una imagen no se puede expresar en la multiplicidad de sus niveles y significados con palabras”. (2)

2. TARKOVSKI, Andréi, Esculpir en el tiempo, Barcelona, Rialp, 2016, pp.62-63.


Stalker a ojos de Tarkovski

Este trabajo, basado en la película Stalker (Stalker, 1979), no pretende analizar quirúrgicamente el filme, sino exponer una serie de impresiones y paralelismos entre Stalker y las ideas presentes en Esculpir en el tiempo, el libro de las reflexiones estéticas de Andréi Tarkovski. Se trata de adentrarse en Stalker de la mano del cineasta y sus propias palabras. Así pues, para estructurar el discurso del presente ensayo se han tomado los elementos principales de la película: el personaje de Stalker, la Zona, el camino, el Profesor y el Escritor, y se han vinculado con las ideas presentes en Esculpir en el tiempo –artista, arte, sacrificio y hombre moderno– respectivamente.

Insisto: la intención no es compartimentar y encasillar la obra de Tarkovski. Dichos compartimentos se han creado con la voluntad de estructurar académicamente el trabajo, pero en ningún caso se corresponden con simbolismos dogmáticos y encorsetados. Esperemos, pues, que las siguientes líneas no produzcan la cólera del maestro Tarkovski, allá donde esté.


El artista y Stalker

Es fácil establecer una identificación entre el complejo personaje de Stalker y la figura del artista sobre la que habla Tarkovski en Esculpir en el tiempo. Para el creador ruso, el artista es aquella persona que ha tenido acceso a una verdad absoluta y que siente la imperiosa necesidad de comunicar dicha verdad a la humanidad. El artista vive en su piel la fe en aquello trascendente y la creatividad es su única manera de vida posible, para sobrevivir a tal revelación. De la misma manera, Stalker vive por y para la Zona: todo fuera de ella le resulta una cárcel angustiosa.

Stalker se expone constantemente a los peligros de los militares que rodean la Zona, al sufrimiento de su familia y a los peligros que la Zona misma aguarda. Por otro lado, él no podría vivir sin la conexión con este lugar sagrado. La Zona es para Stalker la esperanza materializada y la promesa de un absoluto. Así pues, vemos cómo en algunos momentos el Stalker necesita alejarse de sus compañeros de camino para respirar la Zona y, en cierta manera, fusionarse en armonía con ella: “El poeta es una persona con la fuerza imaginativa y la psicología de un niño. Su impresión del mundo es inmediata, por mucho que se mueva por las grandes ideas del universo. Es decir, no ‘describe el mundo’, el mundo es suyo”. (3)

3. TARKOVSKI, Andréi, Esculpir en el tiempo, op. cit.

Stalker, al igual que el artista, crea el mundo. En otras palabras, sin Stalker no existirían ni la Zona, ni la Habitación ni, en consecuencia, ningún tipo de espiritualidad trascendente. Stalker es un “mártir elegido” (4) que ha entregado su vida a cambio de guiar a la humanidad hacia la luz en un mundo gris, materialista y desencantado. Por otro lado, aunque Stalker sea consciente de su condición de guía hacia la verdad, su actitud es profundamente humilde y su mirada transmite una inocencia infinita. Tarkovski aboga por recuperar la pureza infantil, sin pretensiones, para poder acercarnos de una manera más honesta a aquello que escapa de las definiciones lógicas.

4. Ibid., p.71.

Asimismo, Stalker es un personaje vulnerable y sensible. Esta vulnerabilidad proviene de una apertura espiritual que le permite conectar espontáneamente con lo esencial de las cosas del mundo. En esta misma línea se desarrolla también Alexander, el protagonista de Sacrificio (Offret, 1986), un hombre sensitivo que, como Stalker, manifiesta una marcada vulnerabilidad que le deja percibir más allá de lo material y lo mundano. El propio Tarkovski afirmaba:

La debilidad humana me interesa como contrapartida a la expansión exterior de la persona, al comportamiento agresivo frente a otras personas y frente al mundo, al deseo de someter a otros a las propias intenciones, con el fin de autoafirmarse. Me fascina, pues, esa energía humana que se abalanza contra la rutina materialista. (5) [...]

5. TARKOVSKI, Andréi, Esculpir en el tiempo, p.234.





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XIX. "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Valencia: Shangrila 2020




ANDRÉI TARKOVSKI:
RECUERDOS A TRAVÉS DEL ESPEJO
Roger Vilanova i Jou


Andréi Tarkovski



La emoción por encima del concepto: aprehender

Tarkovski, cuando describe al artista en Esculpir en el tiempo, define la creación como un intento de presentar una visión del mundo para que las personas lo miren con sus propios ojos, lo revivan con sus sentimientos, sus dudas y sus ideas. No podemos entrar en el cine de Tarkovski si solo nos servimos de conceptos. Es un cine que se debe aprehender desde el interior de uno mismo.

Precisamente, si algo hace grande el cine de Tarkovski, es el hecho de apartarse de ese camino conceptual presidido por la técnica, como hicieron directores como Serguéi Eisenstein; él prefiere adentrarse en un terreno nada fácil de concretar, el de la interioridad humana, el terreno de lo intangible y de las interconexiones poéticas. Todo ello mediante elementos que encontramos en la realidad y con los que estamos en constante interacción. La misma realidad que presenta Tarkovski en sus películas y con la que pretende que lleguemos a sentir nuestras propias impresiones a través de un acercamiento emocional.

En este texto, intentaré aproximarme a las impresiones que suscitan las imágenes que evocan el hecho de recordar, en relación con la idea de mirar a un espejo, elemento recurrente en toda la filmografía de Andréi Tarkovski.


El despertar del hombre frágil

La figura que siempre sale en el cine de Tarkovski es la del individuo frágil. Los protagonistas de sus largometrajes son hombres que se sienten desprotegidos en un mundo en el que no encajan y en el que están perdidos. Para encontrarse a sí mismos, se tienen que apartar de los bienes materiales y del pragmatismo; el camino va por dentro, hacia el conocimiento de uno mismo. No obstante, su cine formula a menudo la pregunta de por qué el ser humano, tan a menudo, sigue siendo incapaz de conocerse.

En este sentido, Tarkovski alude a la crisis de la civilización moderna, en la que la mayoría de los humanos busca satisfacer sus problemas de la vida cotidiana, alejándose de la idea de la profundidad o, si se quiere, de Dios. En este orden de cosas, la máxima de Tarkovski es que podemos salvar a la humanidad y a la civilización salvándonos a nosotros mismos mediante actos individuales. 

Existe un símil en las primeras páginas de la Genealogía de la moral de Nietzsche. Allí se presenta a un hombre distraído y absorto cuando un reloj, de golpe, toca las doce campanadas que retumban en su oído. Esto lo desvela de repente y le hace preguntarse: ¿qué es lo que en realidad ha sonado ahí?, ¿qué es lo que en realidad hemos vivido?, ¿quiénes somos en realidad? Unas preguntas que surgen también en Tarkovski.

Así, la mayoría de los personajes que salen en sus filmes están atormentados y sumidos en crisis de fe, espirituales o personales. Sin embargo, ellos mismos son capaces de reflexionar y llegar a la idea de la necesidad de mirarse al espejo. La propuesta es emprender una suerte de viaje dantesco, cargando con las propias contradicciones hasta llegar a la liberación de lo material, al conocimiento de su propio ser y, con esto, a la libertad. 

Esta libertad, por otro lado, está ligada a lo afectivo; nos guía hacia la búsqueda de la plenitud que se halla, en palabras del director, en “esa partícula elemental con la que el hombre puede realmente contar en su vida: la capacidad de amar”. 

Es un sentimiento que siempre va de lo individual a lo universal –y viceversa–. Los actos individuales de diversos personajes suyos se enmarcan en un amor por la humanidad. Lo plural se conjuga así con lo singular en esa capacidad de amar, puesto que mostrar el amor hacia otro es indispensable para toda forma de vida. En palabras del director ruso: “Un hombre sin amor deja de ser un hombre” [...]





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XVIII. "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Valencia: Shangrila 2020




TARKOVSKI Y LA ESTÉTICA
DOCUMENTAL DEL CINE SOVIÉTICO
Olena Velykodna


Imagen 1.
Batalla por nuestra Ucrania soviética (Alexander Dovzhenko, 1943)



La estética documental –los principios del cine documental aplicados al cine de ficción– volvió a estar vigente en la época de Tarkovski. Las raíces de esta estética descendían al “filme no ficcional” de Vértov, a la experimentación con los actores no profesionales por parte de Pudovkin y a la “ficción documental” del joven Eisenstein. En los años sesenta, a este concepto se referían de distintas maneras: “la verdad de la vida”, “la poesía del documento”, “el reportaje de los sentimientos”, “el documento artístico”, “el cine de testimonios”, etcétera. De hecho, el artículo de Tarkovski “Esculpir en el tiempo” (1967) (1), con su “facticidad”, su “observación inmediata de la vida” y su “realismo del tiempo”, fue calificado en su época como un texto dedicado a lo documental en el cine de ficción. (2)

1. TARKOVSKI, Andréi, “Zapechatlyonnoye vremya”, Voprosy kinoiskusstva, 10, 1967, pp.79-102. Más tarde el cineasta incluyó este artículo, con algunas pequeñas variaciones, en el capítulo 3 de su libro Esculpir en el tiempo, Barcelona: Rialp, 1997, pp.80-103.
2. Fue mencionado en el listado de unas doscientas entradas bibliográficas sobre el tema de la estética documental. Véase MACHERET, Aleksandr, Realnost mira na ekrane, Moscú: Iskusstvo, 1969, p.278. 

En la literatura de aquella época surgieron obras de “prosa documental”, como la novela Iván (Vladímir Bogomólov, 1957), adaptada por Tarkovski en La infancia de Iván (Ivánovo detstvo, 1962). Escrita con un tono sobrio y minimalista, contenía muchos detalles y datos precisos, así como las citas procedentes de auténticos documentos de guerra. Siguiendo esta tendencia de resaltar la realidad histórica con detalles reales, Tarkovski insertó en su versión fílmica una serie de imágenes documentales. Konchalovski, el coautor informal del guion, recuerda su primera reacción negativa a estos fragmentos. “No has entendido nada –le contestó Tarkovski–, aquí es absolutamente imprescindible”. (3) Efectivamente, la analogía entre las fotos de los asesinados hijos de Goebbels y la ejecución del niño protagonista permitió a Tarkovski convertir la tragedia personal de Iván en el interrogante por las irracionales raíces de la guerra y sus víctimas inocentes.

3. KONCHALOVSKI, Andréi, y LIPKOV, Alexander, Nizkie istiny, Moscú: Sovershenno Sekretno, 1998, p.73. 

De hecho, una buena parte de La Infancia de Iván parece estar inspirada en el documental de Alexander Dovzhenko Batalla por nuestra Ucrania soviética (1943). Las inverosímiles representaciones de la guerra, como soldados asesinados en medio de cementerios, aviones clavados en la tierra, ancianos llorando al lado de sus casas reducidas a cenizas, explosiones en medio de la bella naturaleza –todo eso lo encontramos no solo en el documental de Dovzhenko, sino en el largometraje de Tarkovski. Ambos cineastas acudieron al contraste para transmitir el irreversible carácter de los daños provocados por la guerra. Con este propósito, en La Infancia de Iván Tarkovski  introdujo los sueños de Iván, ausentes en la novela de Bogomolov. En su documental, Dovzhenko contrastó el entusiasmo que vivía el país antes de la guerra con las desgarradoras imágenes de la desolación de posguerra. Esos contrastes también se refieren a personas. Dovzhenko insertó en su documental las imágenes de ancianos y menores de edad involucrados en el conflicto (imagen 1). Tarkovski, en su lugar, resaltó el impacto de la guerra en esas capas vulnerables a través de la locura del Anciano desconocido y la ansiedad del adolescente Iván (imagen 2).


Imagen 2.
La infancia de Iván (Andréi Tarkovski, 1943)


Tarkovski admiraba esa extraordinaria combinación que poseía el material documental –su minimalismo expresivo unido al enorme impacto emocional–, a la que se refería como “dignidad estética”. El único defecto que el cineasta reprochaba al material documental, la brevedad de los episodios, estaba ausente en la secuencia documental de Sivash (El espejo [Zérkalo, 1974]), realizada “en el mismo lugar y en el mismo tiempo”. (4) Igual que su profesor Romm, que había visto miles de metros de celuloide para realizar su documental (5), Tarkovski removió una enorme cantidad de reportajes hasta tropezar con esta secuencia que había quedado sin editar. Las imágenes de los soldados cruzando las interminables marismas de Sivash a pie lo “sobrecogieron absolutamente” para convertirse en el corazón de El espejo [...]

4. TARKOVSKI, Esculpir en el tiempo, op. cit., pp.156-158. En su libro, Tarkovski decía que el cámara que hizo aquella crónica murió el mismo día (1943). Ahora se sabe que este cámara era A. Suschinski, graduado del VGIK, que pereció en 1945: MALISHEV, Vladímir, “VGIK vo vremya voyny”, en MALISHEV, V. (ed.), Obraz voyny na ekrane, Moscú: VGIK, 2015, p.444.
5. Para su documental El fascismo ordinario (Obyknovennyy fashizm, 1965), Romm hizo la selección de unos tres mil metros, a partir de 2.300.000 metros de material fílmico y fotos nacionales y extranjeros. 





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XVII. "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Valencia: Shangrila 2020




TRABAJAR CON TARKOVSKI:
SECRETOS DE LA FILMACIÓN DE STALKER
Evgueni Tsímbal


Rodaje de Stalker. Evgueni Tsímbal (ayudante de dirección), el primero de la derecha



Otros artículos de este libro pertenecen al género de la interpretación; yo intentaré desviarme hacia otro campo, el del testimonio, puesto que en el caso de Andréi Tarkovski, las interpretaciones van sustituyendo poco a poco la realidad, acumulando una enorme cantidad de mitos alrededor de su vida y su obra. En la primera parte del título de mi texto, “trabajar”, en su versión rusa, puede sonar algo arrogante y soberbio; en realidad, se trata de Tarkovski y mi asistencia en uno de sus filmes en calidad de ayudante.

Para empezar, mencionaré el concepto del tiempo. Trabajé con Tarkovski en Stalker (Stalker, 1979) y en aquella época él procuraba evitar preguntas sobre el tiempo. Creo que en esos momentos ya había superado, en cierta medida, aquella definición que había dado anteriormente en su famoso escrito Esculpir en el tiempo (1), para llegar a la regla de tres unidades, prestada del clasicismo: la unidad de lugar, de tiempo y de la acción. En cuanto al tiempo, solo conviene indicar que en Stalker la acción sucede dentro del mismo periodo temporal de una larga jornada y, quizá, una noche.

1. TARKOVSKI, Andréi, “Zapechatlennoe vremia”, Voprosy kinoiskusstva, 10, 1967, pp.79-102 (el cineasta incluyó este artículo, con algunas variaciones, en el capítulo 3 de su libro Esculpir en el tiempo, Barcelona: Rialp, 1996).

Tarkovski era muy reservado cuando trabajábamos en Stalker, incluso diría desconfiado. En general, le disgustaba extenderse en la teoría. Quizá se podría explicar por el mal humor que tenía después de El espejo (Zérkalo, 1975). Le costó mucho conseguir la aprobación oficial de esta película, que fue acompañada de grandes malentendidos. Cabe mencionar que, a propósito de Stabat Mater de Pergolesi al final del filme, el ministro de la Industria de Cine le dijo: “Su Bach no suena muy soviético”.  (2) No se le ocurrió pensar que Bach había vivido trescientos años antes de la aparición del poder soviético. Quizá por eso, al empezar Stalker tenía una especie de hipersensibilidad con Mosfilm, con el Comité Cinematográfico y con todo aquello que estaba relacionado con las autoridades de la industria cinematográfica rusa. Procuraba aparecer cuanto menos en los estudios y solucionaba todos los asuntos por teléfono. Si se precisaba su firma, algún empleado de los estudios le acercaba los documentos para firmarlos en su casa. 

2. Stabat Mater, compuesta por Pergolesi en 1736, fue adaptada numerosas veces; la versión más célebre de estas “transformaciones” es la de J. S. Bach.

Andréi, en aquella época, aprovechaba cualquier ocasión para marchar a la dacha del campo, situada a trescientos cincuenta kilómetros de Moscú. Le gustaba mucho y además intentaba refugiarse allí para evitar que lo molestaran. Entonces no había móviles; él allá tampoco tenía teléfono fijo. Todo esto creaba cierta tensión en el trabajo; nadie se atrevía a tomar decisiones por Tarkovski, pero alguien tenía que hacerlo, especialmente cuando él estaba ausente. Además, al empezar Stalker, Tarkovski tenía otros dos retos importantes. Estaba escribiendo el guion de Hoffmaniana y ponía en la escena teatral la obra Hamlet. Ambos proyectos le interesaban más que Stalker. Hasta el punto que cuando leyó la narración de los hermanos Strugatski en la que se basa la película, apuntó en su diario: “Podría servir para un buen guion para alguien”. 

Se puede afirmar con certeza que Tarkovski al inicio no planificaba rodar este filme, sino ser su director artístico y el autor del guion, junto con los Strugatski. Esta película la tenía que rodar su amigo, el cineasta Gueorgui Kalatozishvili. Pero Gueorgui le dijo: “Si eres el coautor del guion y el director artístico, será una película tuya, seguramente genial, pero tuya. Y yo no quiero hacer tus películas, sino las mías, no importa que no sean geniales”. Al final, la candidatura de Kalatozishvili se descartó. Tarkovski, a su vez, en aquella época quería realizar alguna gran obra clásica, como Hamlet, La liberación de Tolstói (relato de Iván Bunin), El idiota o la vida de Dostoievski. No tenía guiones hechos para ninguno de esos filmes con los que estaba soñando. Hacia el otoño de 1976, gastó el dinero que había ganado con El espejo y tenía que empezar un nuevo proyecto, pero no tenía nada preparado para ponerlo en marcha. Entonces decidió recuperar aquella idea del filme que en su versión inicial se titulaba La máquina de los deseos, basado en la narración de los Strugatski Un pícnic al borde de la carretera


La metamorfosis de Stalker

A petición de Tarkovski, los Strugatski escribieron –en un breve lapso de tiempo– primero el resumen del guion y luego el guion; así, Tarkovski empezó a promover este proyecto. Pero en ese momento comenzaron sus ensayos en el teatro, y le dedicaba más atención a Hamlet que a la película. Tenía ilusión de probar sus fuerzas en la escena teatral, algo nuevo para él, y esta experiencia le atraía más que Stalker

Finalmente, como los ensayos para Hamlet se desarrollaban bien, continuó con el trabajo sobre el guion de los Strugatski. Pero su participación fue más bien escasa. El guion fue escrito principalmente por los hermanos Strugatski, que mencionaban la extrema ambigüedad de las indicaciones de Tarkovski, ya que tenía una idea muy imprecisa de cómo iba a ser el filme [...]





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14.12.20

XVI. "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Valencia: Shangrila 2020




HERMENÉUTICA CINEMATOGRÁFICA
DE ANDRÉI TARKOVSKI
Dimitri Salynski


Nostalgia



A propósito de la obra de Tarkovski se han escrito más de cuatro mil textos en diferentes países. Esto supera la cantidad de los textos religiosos escritos antes de la aparición de la ciencia cristiana dedicada a la interpretación de los libros sagrados. (1) Por supuesto, los filmes de Andréi Tarkovski no son en ningún caso comparables con los textos evangélicos. Sin embargo, convergen en algunos momentos, puesto que sus películas plantean ante el individuo los interrogantes espirituales que dan lugar a un amplio abanico de reflexiones. El público y los críticos relacionan las posibles respuestas a estos interrogantes con el estilo, la forma artística y las especulaciones filosóficas. No obstante, la indagación espiritual de los personajes de Tarkovski no es una abstracción filosófica, sino algo que motiva directamente sus actos y los incita a tomar decisiones extremas, intransigentes y sacrificadas. 

1. En aquella época, había que reconciliar las interpretaciones contradictorias para aclarar los matices del sentido de los textos originarios del Evangelio. A partir de estas interpretaciones, se desarrolló la primera hermenéutica cristiana medieval. 

En eso consiste el carácter original de la dramaturgia de Tarkovski. Los actos de sus personajes no son guiados por unos objetivos pragmáticos; su motivación implícita siempre tiene naturaleza espiritual. No les preocupan tanto sus asuntos personales, como la salvación del mundo que está al borde de la catástrofe. Esta catástrofe puede ser explícita, como la guerra (La infancia de Iván [Ivánovo detstvo, 1962], Sacrificio [Offret, 1986]) o imaginada (Stalker [Stalker, 1979]; en parte Solaris [Solyaris, 1972](2)).

2. Si entendemos por catástrofe global la intención de los científicos de destruir la facultad del planeta racional Solaris de materializar imágenes mentales. 

Los protagonistas de Tarkovski se enfrentan con personas que tratan de imponerles una visión más pragmática de la vida; así, por ejemplo, obligando a Iván a apuntarse en la escuela militar, forzando a Andréi Rublev (Andréi Rubliov, 1966) a pintar según los cánones de su época o imponiendo un romance a Gorchakov en Nostalgia (Nostalghia, 1983), entre otros. 

Las acciones de los personajes tarkovskianos se desarrollan en varios niveles de la estructura fílmica. En este contexto, la dramaturgia de sus películas es construida como un sistema de motivaciones cruzadas y antagónicas. En algún caso, las razones son explícitas; en otros, implícitas, pero siempre basadas en la convicción de los personajes de su razón. Los protagonistas tarkovskianos a menudo aparecen como marginados, solitarios y desarraigados vagabundos; el hecho de que sean guiados por los intereses supremos de la salvación del mundo hace esta dramaturgia aún más compleja. Es necesario distinguir entre los niveles de motivación y desenredar el entramado complejo de los intereses prácticos y espirituales, explicitando lo implícito. Por otro lado, todo ello representa un terreno favorable para la hermenéutica, creada precisamente para interpretar obras creativas complejas, con múltiples niveles de lectura. Este artículo es un intento de explorar los significados de sus películas con las técnicas de la hermenéutica medieval. (3)

3. Hoy en día, estas técnicas son utilizadas en los métodos analíticos más acreditados de las humanidades.


Hermenéutica medieval

Para analizar las películas de Andréi Tarkovski, aplicamos el método de la hermenéutica medieval elaborado por San Agustín, entendido aquí como el origen de la semiótica contemporánea. Este método divide la estructura del texto en cuatro niveles. 

Aunque la hermenéutica y la semiótica son afines, guardan una importante diferencia. La semiótica es una ciencia secular, con tres niveles de interpretación prácticamente idénticos. La hermenéutica es religiosa en su esencia; sus niveles difieren en valor, considerando lo simbólico como lo más próximo a las verdades divinas. Por tanto, si en la semiótica los niveles se pueden explorar en cualquier orden, la hermenéutica requiere que la ascensión al nivel simbólico sea progresiva. Otra diferencia consiste en que la semiótica solo analiza los textos y la hermenéutica puede ser reversible, permitiendo tanto el estudio como la creación de textos, siguiendo ciertos principios y modelos. (4)

4. Los primeros autores hermenéuticos cristianos (por ejemplo, Orígenes, en el siglo ii a. C.) encomendaban distribuir los acentos semánticos del texto entre los niveles de su estructura jerarquizada, ya que las reflexiones de carácter espiritual presuponen la jerarquía de problemas planteados. 

Estas dos propiedades de la hermenéutica que la distinguen de la semiótica –la jerarquía de los niveles temáticos y la construcción de textos según el modelo apriorístico– se pueden observar en el cine de Tarkovski. 

En sus películas se diferencian claramente el nivel semiótico del hermenéutico. El primero es argumentativo, corresponde a lo literal o a lo pragmático. El segundo es el nivel de la imaginación individual de los personajes, y podemos denominarlo el imaginativo. También hay un tercer nivel, el intertextual, expresado a través de numerosas citas visuales. Por último, el cuarto nivel es el de la simbología sagrada. Dado que el cine representa el mundo con toda su integridad audiovisual, estos bloques temáticos se convierten en universos separados dentro de las películas tarkovskianas. Cada uno funciona con su propio espacio-tiempo, es decir, como cronotopos. (5)

5. Terminología de M. Bajtín. [N. del T.]

Naturalmente, el cineasta no se planteaba que algún día sus películas se iban a analizar con los métodos hermenéuticos. Estructuraba sus filmes en múltiples niveles porque sentía intuitivamente los principios de la jerarquía espiritual, independientemente de su conocimiento de obras de autores como Orígenes y otros. Luego, combinaba bloques temáticos sueltos de diferente valor ontológico: desde la literal realidad pragmática del argumento hasta la realidad sagrada y sublime del nivel simbólico.

Estructura policronotópica

Esta estructura policronotópica del cine tarkovskiano no es un capricho del cineasta, ni tampoco se debe al azar del desarrollo argumental o artístico de sus filmes, sino que está profundamente vinculada a la problemática espiritual. Desde las primeras películas de Tarkovski, esta estructura no sufrió nunca alteraciones sustanciales; cambiaba únicamente la correlación de sus niveles. Así, por ejemplo, a lo largo de su filmografía, la importancia del primer nivel argumentativo disminuía y la de otros niveles, aumentaba. Es decir, desde el primer filme de Tarkovski al último, se reduce la dimensión argumental perdiendo sus rasgos reales, mientras se incrementa el papel de la imaginación y de la memoria individuales, como también de las referencias culturales y del simbolismo sagrado [...]





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XV. "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Valencia: Shangrila 2020




ANDRÉI TARKOVSKI Y "LOS ESPAÑOLES"
Carlos Muguiro


Secuencia de "Los españoles"


[...]

Quienquiera que aquella mañana de febrero de 1974 se hubiera acercado a Mosfilm, el estudio cinematográfico más importante de la Unión Soviética, habría reparado en el extraño grupo, más propio de la Cinecittà de Fellini, convocado para el rodaje del día en la unidad de producción número 4: en aquel corro había un domador de caballos del circo moscovita, un guitarrista de aspecto becqueriano, el director del Teatro Gitano Romén –el único de todos los presentes que era verdaderamente actor, educado en la tradición de Chéjov–, y una empleada de una embajada latinoamericana, sin ninguna experiencia previa en el mundo del espectáculo y a la que el resto del grupo tenía por agente del KGB. Todos ellos habían nacido en España, pero eran ciudadanos soviéticos. Formaban parte del reparto de El espejo (Zérkalo, 1975), cuarta película del director Andréi Tarkovski, pero no estaban allí para hacer de domadores, guitarristas o espías, sino para interpretarse a sí mismos.

Aquel febrero de El espejo fue también el de la detención de Solzhenitsin y su expulsión de la Unión Soviética, y cuando Shostakóvich inició la escritura de su Cuarteto nº 15. En las calles de Moscú, la gente hablaba de la temperatura llamativamente benévola para aquellas fechas de invierno, con medias no inferiores a dos grados centígrados. Un ambiente “templado”, “un febrero español”. Alguien podría pensar que aquella imprevista entrada de viento sur venía a respaldar la tenacidad de Andréi Tarkovski a lo largo de los últimos dos años, frente a los recelos de Mosfilm y Goskino, por incluir en su nueva película un episodio, identificado en los informes de trabajo como “Los españoles” (“Icpantsi”, “Испанцы”) sobre los niños acogidos durante la Guerra Civil española y crecidos en la Unión Soviética. 

Desde que en 1968 Tarkovski depositó en Mosfilm el primer boceto de lo que siete años después sería El espejo –entonces titulado Confesión, como el libro de Tolstói–, el proyecto aparecía ya como una obra abiertamente autobiográfica sobre la infancia del director, más ensayística que narrativa, amalgama de ficción y documental –con testimonios, voces y rostros familiares–, que no tenía referentes equiparables en la cinematografía soviética previa. Junto a esta dificultad para encasillar el proyecto en alguno de los patrones de género –la falta de iguales siempre irritaba sobremanera a los supervisores de Mosfilm y Goskino–, el filme acumulaba dos de esos agravantes que el realismo socialista identificaba como graves errores formalistas: a saber, cierta oscuridad críptica, interpretada como decadente, y un solipsismo extremo y ensimismado. 

El proyecto fue archivado durante varios años, pero en el otoño de 1972, debido a los cambios en la dirección de Goskino, Tarkovski retomó el guion, espoleado también por el grave impacto que le supuso la lectura, recomendada por su coguionista Aleksandr Misharin, de Todo fluye, de Vasili Grossman. No es fácil ordenar el proceso largo y quebrado de la escritura del guion, pero en la versión titulada El día blanco –publicada en 1973–, Tarkovski incluía un bloque dramático sobre “Los españoles” que ya contenía los ingredientes esenciales de lo que acabaría siendo el episodio. (2) Sabemos también que algún tiempo antes, en la sesión de análisis de guion que mantuvo con miembros del comité artístico del estudio el 18 de octubre de 1972, el director defendió la pertinencia del nuevo episodio porque la experiencia de aquellos niños crecidos en la Unión Soviética era la manifestación de una nostalgia profunda e irresoluble, generada por la escisión de no ser ya de ningún sitio: “La tragedia de no poder volver. La tragedia de tener que vivir aquí”, argumentó el cineasta ante sus interlocutores. (3)

2. JOHNSON, Vida T. y PETRIE, Graham, The Films of Andréi Tarkovsky: A Visual Fugue, Bloomington e Indianápolis: Indiana University Press. 1994, p.112.
3. KAZARMSHIKOV, Aleksandr, “Sozdanie Filma ‘Zerkalo’ A. Tarkovskovo”, en <http://www.tarkovsky.su/library/mirror-creation/> (artículo consultado el 23 de enero de 2015).

Los nuevos añadidos históricos como este de la Guerra Civil española no diluían sin embargo la sinuosidad bergsoniana de un proyecto que trabajaba, de manera novedosa, sobre la idea del tiempo cinematográfico como duración y no como sucesión de instantes privilegiados, y que proponía, sobre todo, un cambio en los términos y la escala de relación entre el hombre y la historia. Era lo aparentemente pequeño y singular, la pequeña dacha de la conciencia individual, la que guardaba en su interior el gran edificio de la memoria colectiva y no al revés –el hombre empequeñecido en el gran relato de la historia–, como había sido habitual hasta entonces en las narraciones de carácter épico-histórico en la Unión Soviética. Ha explicado Naum Klejman que, tarde o temprano, todo gran cineasta ruso se ha enfrentado “al gran dilema que recorre nuestra cinematografía”: contar el relato del hombre en la historia, o bien, el del efecto de la historia en un hombre. “Con Tarkovski, la historia deviene un lugar en el hombre, al mismo tiempo que deja de interesar el lugar del hombre en el espacio de la historia”. (4) Cuando en aquellos primeros años de los setenta le llegó el momento de elegir, Tarkovski sabía que aquella opción era también el camino de la disidencia. Pero como escribió en su diario en marzo de 1973, “estoy preparado para crear lo más grande de mi vida”. (5) [...]

4. KLEJMAN, Naum, “Une autre histoire”, en EISENSCHITZ, Bernard (ed.), Lignes d’ombre, Milán: Edizioni Gabriele Mazzotta, 2000, pp.19-31 (p.22).
5. TARKOVSKI, Andréi, Martirologio: diarios, Salamanca: Sígueme, 2011, p.93.





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XIV. "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Valencia: Shangrila 2020




EL PENSAMIENTO EN SU TEMPESTAD.
SOBRE LAS LECCIONES DE CINE DE ANDRÉI TARKOVSKI
José Manuel Mouriño


Foto: Archivo del Instituto Internacional Andréi Tarkovski.




Y así se corre por los claros del bosque análogamente a como se discurre por las aulas, de aula en aula, con avivada atención que por un momento decae –cierto es– y aun desfallece, abriéndose así un claro en la continuidad del pensamiento que se escucha: la palabra perdida que nunca volverá, el sentido de un pensamiento que partió. Y queda también en suspenso la palabra, el discurso que cesa cuando más se esperaba, cuando se estaba al borde de su total comprensión. Y no es posible ir hacia atrás. Discontinuidad irremediable del saber de oído, imagen fiel del vivir mismo, del propio pensamiento, de la discontinua atención, de lo inconcluso de todo sentir y apercibirse, y aun más de toda acción. Y del tiempo mismo que transcurre a saltos, dejando huecos de atemporalidad en oleadas que se extinguen, en instantes como centellas de un incendio lejano.
 María Zambrano, Claros del bosque

La luz no está en la luz, está en las cosas
que arden de luz tenaz bajo la lluvia.
José Ángel Valente, Fragmentos de un libro futuro


Los documentos sonoros que conforman las Lecciones de cine de Andréi Tarkovski, un conjunto de registros magnetofónicos cuya suma total alcanza las noventa horas de duración, proceden del archivo privado de María Chugunova. Además de amiga personal, María (Masha) fue asistente del director en diversos proyectos previos a la salida definitiva de Tarkovski de la Unión Soviética en 1984. (1) Ella misma realizó la grabación en directo de los audios, registrados durante la celebración de sucesivas intervenciones públicas de Tarkovski entre los años 1975 y 1981. Casi la mitad de estas grabaciones, unas cuarenta horas aproximadamente, corresponden a dos ciclos de lecciones de cine propiamente dichas. Estas lecciones fueron impartidas por el director, a modo de clases magistrales, en los conocidos como “Cursos superiores para directores y guionistas de Moscú” (“Высшие курсы сценаристов и режиссёров”, ВКСР). En el caso concreto de Andréi Tarkovski, su participación se produjo en las ediciones organizadas en 1977 y 1981. (2) Además de estos dos ciclos, otras cuarenta horas de grabaciones fueron obtenidas a partir de 1976 y durante distintos eventos públicos repartidos entre las ciudades de Gorki (hoy Nizhni Nóvgorod), Dnipropetrovsk, Kazán, Leningrado (hoy San Petersburgo), Novosibirsk, Riga o Tomsk. Estos otros encuentros, a los que acudían espectadores que no necesariamente eran estudiantes de cine ni profesionales de su industria en la Unión Soviética, servían como promoción a las películas del director cuyo estreno tuvo lugar durante los años señalados. Finalmente, la duración total de las cintas se completa con diez horas extraídas de encuentros mantenidos con profesionales: conferencias ofrecidas a cineastas de Estonia o charlas en las que Tarkovski era acompañado por los protagonistas del filme Stalker (Stalker, 1979), en Tallin, 1975-1980; talleres teóricos dirigidos a técnicos y jóvenes directores de fotografía de Mosfilm (Moscú, 1980) u otra serie de talleres similares organizados por la Unión de Cineastas (Moscú, 1981).

1. Tomamos como referencia el 10 de julio de 1984, fecha en la que el cineasta, en una rueda de prensa realizada en la ciudad de Milán, hizo pública su decisión de exiliarse. Masha Chugunova fue ayudante de dirección en Solaris (Solyaris, 1972), El Espejo (Zérkalo, 1975) y Stalker (Stalker, 1979).
2. Nacidos a mediados del siglo pasado, estos cursos todavía se celebran hoy en Moscú. Según consta en el diario personal del director, desde el Goskino se esperaba que Tarkovski tutorizase uno más de estos ciclos en el año 1983. Así aparece reflejado, al menos, en la respuesta que por escrito recibió Giovanni Grazzini, presidente del Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma, cuando solicitó a las autoridades rusas un permiso específico para que Tarkovski pudiese impartir, en esa conocida institución pedagógica italiana y durante el bienio 1983-1984, un ciclo de seminarios que recibirían el título de “¿Qué es el cine?”. Véase TARKOVSKI, Andréi, Diari Martirologio, Florencia: Edizioni della Meridiana, 2002, pp. 579 y 586 (trad. cast.: Martilogio: diarios, 1970-1986, Salamanca: Sígueme, 2011).

Las antiguas bobinas magnetofónicas originales, fruto de todo aquel seguimiento, se encuentran dentro de un proceso de restauración que garantizará su legibilidad y conservación futuras. De manera simultánea y mientras tanto, hemos iniciado un estudio paulatino del contendido presente en cada audio, aun a sabiendas de que la tarea se halla condicionada, necesariamente, por el calendario y las pautas de acceso que impone la inaplazable restauración programada. (3) No obstante, la escucha inicial de una parte estimable de las primeras cintas recuperadas (se trata de muestras de los audios ya digitalizadas) nos permite adelantar que, efectivamente, este acopio tan abundante de registros sonoros con la voz del cineasta (nunca antes abordados por completo (4), ni interpretados los audios como un conjunto relacionado, ni amparada su conservación por un tratamiento de restauración similar) se convertirá con el tiempo en una substancial fuente de referencias cuyo valor es tan extraordinario como cabía imaginar inicialmente [...]

3. Tal y como ya se ha hecho público, para que el inicio de este proceso de restauración haya sido posible, el Instituto Internacional Andréi Tarkovski de Florencia contó con el crucial apoyo de la Elías Querejeta Zine Eskola de San Sebastián (EQZE); institución con la que firmó un acuerdo de colaboración, a este respecto, en el año 2017. El acuerdo ha permitido la consolidación del proyecto de investigación al que nos referimos. Sumado a estos trabajos de restauración y estudio pormenorizado de los materiales, se añade un ambicioso plan de difusión, capitaneado también desde EQZE, que ha promovido la escucha pública de distintos fragmentos de los audios originales en la ciudad de San Sebastián (durante los meses de noviembre de 2017 y mayo de 2018). Parte de estos fragmentos fueron también empleados en dos sesiones de estudio y una escucha pública, durante el mes de abril de 2019, en la Universidad Pompeu Fabra y en la Filmoteca de Catalunya, en Barcelona.
4. Una parte muy reducida de estas grabaciones (en torno a nueve horas aproximadamente) fueron transcritas, revisadas por Tarkovski y organizadas por el también cineasta Konstantin Lopushanski para su publicación en el año 1981. Sin embargo, esta no se concretaría hasta 1990 en varios números de la revista Iskusstvo kino. Posteriormente, en el año 2010 y bajo la supervisión de Andrea Ulivi y Andréi A. Tarkovski (hijo del cineasta y presidente del Instituto Andréi Tarkovski), se realizó una nueva edición de esas mismas transcripciones, además de su traducción al italiano, siendo entonces publicadas con el título de La forma dell’anima: il cinema e la ricerca dell’assoluto, Milán: Rizzoli, 2010. Existe edición en castellano: TARKOVSKI, Andréi, Atrapad la vida: lecciones de cine para escultores del tiempo, Madrid: Errata Naturae, 2017.





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