Rodaje de Détruire, dit-elle, Marguerite Duras, 1969
Destruir: le ha correspondido a un libro (¿es un “libro”, una “película”?, ¿el intervalo entre los dos?) entregarnos esa palabra como palabra desconocida, propuesta por un lenguaje muy diferente cuya promesa sería: un lenguaje que quizá no tiene más que decir que esa palabra. Pero oírla es difícil, para nosotros, que formamos aún parte del mundo antiguo. Y, al oírla, también nos oímos a nosotros mismos, con nuestra necesidad de seguridad, nuestras certezas posesivas, nuestras pequeñas aversiones, nuestros largos resentimientos. Destruir es, pues, en el mejor de los casos, el consuelo de una desesperación, una consigna que vendría únicamente a calmar en nosotros las amenazas del tiempo. (...)
Destruir
Maurice Blanchot