Botonera

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21.4.15

X. "PIER PAOLO PASOLINI. UNA DESESPERADA VITALIDAD", Revista Shangrila nº 23-24, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015.



EL MITO DE ÁFRICA Y DEL TERCER MUNDO EN LA OBRA LITERARIA Y CINEMATOGRÁFICA DE PASOLINI
Guido Santato






Los poemas recogidos en Las cenizas de Gramsci (Le ceneri di Gramsci, 1957) señalan el momento culminante de una tensión que recorre toda la experiencia poética e intelectual de Pasolini, el del máximo e irrepetible esfuerzo en busca de un equilibrio –que es también confrontación, choque– entre la esfera privada de la existencia y la esfera pública, entre vida e historia, entre pasado y presente, entre repliegue nostálgico y compromiso ideológico. Con las poesías recogidas en La religión de mi tiempo (La religione del mio tempo, 1961) y Poesía en forma de rosa (Poesia in forma di rosa, 1964), a la tensión del equilibrio-desequilibrio, de la tensión activa entre las razones de la vida y las de la historia, entre pasión e ideología, le sigue una llamativa separación de las polaridades opuestas que abre la vía al retorno violento de las razones del sentimiento, liberadas de las ataduras de una racionalidad que se ha revelado incapaz de ofrecer soluciones a la contradicción vital. Después de Las cenizas de Gramsci la poesía de Pasolini se desarrolla a través de una serie casi ininterrumpida de confesiones y abjuraciones, de retornos al pasado y de fugas hacia la utopía. Pasolini se lanza a la búsqueda de un mundo todavía salvaje e intacto, de un universo primitivo, prehistórico en el que arraigar de nuevo el Mito perdido. De ahí el encuentro con los países del Tercer Mundo que se asoman por primera vez al escenario de la historia, con Oriente, con África.

En La religión de mi tiempo, el epígrafe “A Francia” inaugura ese tema de África que muy pronto va a encontrar diversas e importantes vías de desarrollo: “Tengo la agradable sorpresa de ver que me parezco / a Sekou Touré, presidente de Guinea: (…) / tan negro como rubio era Rimbaud”. Una de las últimas poesías del volumen, el “Fragmento a la muerte” –un desesperado resumen autobiográfico– se cierra con la invocación a África como la “única alternativa” que aún permanece:

He sido racional y he sido
irracional: hasta el fondo.
Y ahora… ah, el desierto que ensordece
el viento, el estupendo e inmundo
sol de África que ilumina el mundo.
¡África! Mi única
alternativa… (...) 





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