Botonera

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25.9.15

XVI. CRÓNICA DE UN DESENCANTO, Imanol Zumalde: "Paulino Viota. El orden del laberinto".




Con uñas y dientes (Paulino Viota, 1978)
Montaje de imágenes publicado en la revista Contrapicado (13.10.2011) en el texto "Pequeño déjà vu", de Albert Elduque


“Madrid, 1970” (inscripción que abre Contactos). Después de invertir un tiempo asistiendo a festivales y cine-clubs para fomentar la visibilidad de Contactos así como en organizar (sin éxito) su distribución junto a otras piezas del cine independiente español, Viota y su co-guionista de cabecera (amén de primo carnal) Javier Vega se pusieron de nuevo manos a la obra. Estamos en diciembre de 1972 y se trataba de un guión llamado a plasmar sus posiciones políticas de sesgo comunista por medio de la metodología estética que el artista-faro de esta suerte de empeños empleó para dar cauce dramático a las propuestas revolucionarias (“la lucha contra el escándalo franquista me llevó, como a tantos, al marxismo, y el arte a Brecht” comentó Viota a propósito del punto del que partieron).

Según Javier Vega se trataba de “una continuación de
Contactos por otros medios” que, de nuevo en palabras de Viota, “al contrario de vaciar los contenidos ‘políticos’ como Contactos, insistía en ellos”. Hablamos, en suma, de un proyecto explícitamente político, militante y de intervención, que abordaba el tema de la lucha de clases en el terreno sindical con aspiraciones didácticas, en el sentido brechtiano de la expresión. El cineasta lo aclaró en su día dando muestra del conocimiento con el que manejaban este modelo: Juntos escribimos un guión (Los explotados hablan de la explotación) cuyo modelo de aplicación era un cierto momento de la trayectoria de Brecht: cuando ha leído textos básicos del marxismo en 1929, antes de su exilio. Es el momento de La madre, Santa Juana de los mataderos, de las piezas didácticas... El momento de transición de su primer estilo expresionista y la madurez de las piezas del exilio. Concretamente queríamos acercarnos al estilo de las piezas didácticas. Había [en aquel  embrionario guión] un análisis exhaustivo tanto de los problemas concretos de la lucha de clases de un momento dado como de la teoría misma de la lucha de clases. Escenas de planteamiento quizá muy abstracto -como la noción de plusvalía- se intentaban concretizar fílmicamente con ejemplos, con diálogos muy medidos y en verso para darles más fuerza, para posibilitar una eficacia expresiva en la dicción del actor..."


Sin premuras de tiempo ni cortapisa de ninguna índole (laxitud que permitió al realizador colaborar con Luciano Berriatúa en otros proyectos e incluso completar el cortometraje Jaula de todos (1974), Viota y Vega trabajaron hasta octubre de 1976 sobre este material (“Hicimos así hasta cinco guiones sucesivos, cinco estadios del mismo”) (...)





Crónica de un desencanto
Imanol Zumalde


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