Revista Shangrila nº 25
Vimos una niña herida de guerra. Con su muñeco de trapo entre las manos y su venda en la cabeza. Nos propusieron un número sobre el Apocalipsis pero elegimos la supervivencia. Porque nunca recordaremos el final sino el trayecto. ¿Vivimos la tercera guerra mundial, librada en cuotas? ¿Nos infecta la peste del consumo, administrada por vía endovenosa? ¿Se acabó la lucha de clases? ¿Somos nativos o anfibios digitales en un mundo global de pequeños relatos? ¿Se nos murió primero Dios y después la Ideología? Como sea, vámonos. Al margen, al extremo de la pista polar. Para eso Joseph Beuys nos dio un trineo, donde cargamos las herramientas mínimas: una manta de fieltro, una lata de grasa animal, una linterna, todo anudado con tus sogas. Las sogas son tuyas, no hay viaje sin ellas.
Aquí vive Beuys con Amy Winehouse, Beckett y el arte povera, una escultora ignota de diminutas bestias de origami, las fotos de Antoine D’Ágata, los haikus de Taneda, los desharrapados de Aristakisian. Viven las obras que sobrevivieron: poemas de contrabando, mariposas en el exterminio, plegarias que no fueron escuchadas. Perros y ponis que arrastran el trineo, expedicionarios polares, alpinistas perdidos, las huellas y el sombrero de Robert Walser. Viven los sellos inhallables y las manos lentas, el juego como arma de combate. Las trampas y peligros de la modernidad, los postres que se niegan a los pobres, la traición en las crónicas, el nervio que rompe las costuras. Lo que cuesta es vivir. Aquí nos encontramos.
Aquí vive Beuys con Amy Winehouse, Beckett y el arte povera, una escultora ignota de diminutas bestias de origami, las fotos de Antoine D’Ágata, los haikus de Taneda, los desharrapados de Aristakisian. Viven las obras que sobrevivieron: poemas de contrabando, mariposas en el exterminio, plegarias que no fueron escuchadas. Perros y ponis que arrastran el trineo, expedicionarios polares, alpinistas perdidos, las huellas y el sombrero de Robert Walser. Viven los sellos inhallables y las manos lentas, el juego como arma de combate. Las trampas y peligros de la modernidad, los postres que se niegan a los pobres, la traición en las crónicas, el nervio que rompe las costuras. Lo que cuesta es vivir. Aquí nos encontramos.