Botonera

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20.11.15

III. "FALENAS. ENSAYOS SOBRE LA APARICIÓN 2", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Contracampo libros 14, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015





Yves Klein, Antropometría sudario sin título, 1960.
Pigmentos puros y resina sintética sobre seda. Houston, The Menil Collection.




En términos kantianos, la belleza de las mariposas se sitúa muy por debajo de la de las obras de arte. Como para las flores o los pájaros exóticos –a Kant le gustaba evocar al papagayo, el colibrí y el ave del paraíso, cuyos colores tornasolados recuerdan los de los lepidópteros– es del dominio de las “bellezas de suyo (Naturschönheiten) a las que no corresponde absolutamente ningún objeto determinado según conceptos con respecto a su fin”. Por supuesto, esas bellezas no tienen nada que ver con la imitación, lo cual es para Kant una manera de indicar su limitación esencial: “Lo bello de la naturaleza atañe a la forma del objeto, que consiste en la limitación”. No obstante, Jean Lacoste sugiere que el propio destino de la estética occidental después de Kant –es decir, después de Goethe hasta Rilke y más allá– bien podría encontrar su conclusión en una nueva manera de mirar una mariposa que pasa.