Botonera

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7.12.15

XIV. LA SUPERVIVENCIA. HERRAMIENTAS MÍNIMAS - REVISTA SHANGRILA Nº 25.





LadoniArtour Aristakisian, 1994



(...) Las imágenes, gastadas, rugosas, pertenecen a un suburbio de Kishinev, Moldavia. Un anciano se santigua con los dos muñones de sus manos; un hombre con la expresión desencajada intenta calar un cigarrillo recostado en el asfalto, entre espasmos; una anciana arrastra una caja, no sabemos adónde, su espalda está tan torcida que casi forma un ángulo recto con sus piernas; un niño bebe en un cuenco el agua de la lluvia, con ojos febriles que miran al objetivo. 
Los rostros enloquecidos de los mendigos, sus cuerpos derrengados, ocupan la pantalla con un silencio extático o un atareamiento incomprensible, como el de las formas de vida más primarias al ser contempladas al microscopio por un espectador profano. No hay sonido diegético: solo una voz en "off", cuyo monólogo nos guía por las terribles vidas de estos seres solo para extraviarnos aún más. Se adhiere al mutismo de las imágenes con una violencia moral e intelectual insólita: “Empezarás a hablar más tarde cuando la gente haya agotado todas las combinaciones de palabras, y consumido su propio lenguaje. Ese será el momento en el que hablarás (…). Mientras tanto, observar a la gente los hundirá en tu silencio. Llegará el tiempo en el que la gente extraerá nuevas palabras de tu silencio. Completamente nuevas” (...)


  "Sobrevivir (en) los márgenes",
Rubén Martín
en La supervivencia. Herramientas mínimas

Revista Shangrila nº 25