Botonera

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27.3.16

I. LÁGRIMAS




Hermann Broch


"Pues no es dulce atracción la verdad de la mirada, no; sólo con sus lágrimas se torna vidente, sólo en el dolor es un ojo que ve, sólo sus propias lágrimas le llenan con las del mundo, colmado de verdad con el húmedo olvido de todo ser. ¡Oh, sólo al despertar entre lágrimas, la muerte en vida, en que se hallan y del que dependen los enredados en el juego, se torna vida que descubre la muerte, que descubre el todo!"
"Lo revelado, en que él pensaba no creer, estaba presente en todas partes, lo advertía por doquiera; lo percibía en el gemir de los carros, en el cansino paso arrastrado de los animales, en los dormidos, arrugados rostros de los campesinos, en su respiración, en la respiración de la oscuridad, en la respiración de la noche, y todo, lo sin destino como lo cargado de él, lo terreno y lo humano, había entrado en él, había entrado en su obra, era también su destino, tanto, que todo esto, aunque no escrito, aunque nunca sería poetizado, recibió otorgada la promesa de lo imperecedero, la promesa de infinita tradición en un infinitamente transmitido amor, presente de pura ternura por siempre jamás, escuchando lleno de lágrimas la noche que se iba".


Hermann Broch, La muerte de Virgilio