Botonera

--------------------------------------------------------------

4.9.16

SHANGRILA - DIEZ AÑOS: 2006 - 2016







Cumplimos diez años, quién lo diría. Aquí estamos, tras un apasionante trayecto que de momento dura una década y que no ha hecho más que fortalecernos de cara a perseverar en esta aventura que dio comienzo en septiembre de 2006. Desde que empezamos a editar en papel en 2010, después de una primera etapa digital, hemos publicado 50 libros y 26 números de la revista Shangrila que indican una línea editorial en claro afianzamiento y desarrollo.

Mantenerse fuera de cuadro desde el mismo inicio con todo lo que implica ha añadido más escollos si cabe al camino que llevamos recorrido y, probablemente, los seguirá añadiendo al que queda por recorrer. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, no nos preocupa, contábamos y seguimos contando con ello. Lo que nos aporta personalmente estar situados al margen de algunas cosas compensa el precio que consideramos hay que pagar.

Recuperamos ahora, una vez más, lo que decíamos hace dieciséis años con relación a nuestro origen, Ediciones de la Mirada/Banda Aparte (1994-2001):

“La radicalidad del discurso marginal y límite sobre el hecho cinematográfico y audiovisual no se asienta tanto en la posible originalidad y marginalidad de lo dicho como en la necesaria conformidad y centralidad del decir. La marginalidad no debe ser una descripción del lugar desde el que se escribe, sino una definición de la actitud ante la reflexión. Entendemos que el discurso marginal es el que coloca en el centro de la atención aquello que el discurso normalizado o dominante deja en los bordes. La reflexión debe ser –porque si no, no es nada– marginal por principio, pues siempre se sitúa –ha de situarse– como una mirada desplazada respecto a un objeto en constante pérdida”.

Así seguimos entendiendo la actividad de Shangrila, con la firme determinación de situarnos en un fuera de cuadro que, como decía Samuel Beckett, “se retira de la nulidad de los fenómenos periféricos, buscando el centro del torbellino”.

Shangrila se ha construido sobre la práctica de una  estrategia en continua elaboración, sin prisas y sin grandes vaivenes ni zozobras, aunque sí con mucha dificultad y esfuerzo. La experiencia acumulada en aventuras anteriores y los consejos que con generosidad nos han dado los amigos colegas que conocen el medio y el sector de la edición han sido fundamentales. Llegar a lo que, poco o mucho, Shangrila es en la actualidad era un desafío y sigue siéndolo lo que queda por delante.

No hemos encontrado una imagen mejor que la de la niña de la foto para comenzar a celebrar el décimo aniversario e ilustrar nuestras ganas de seguir batallando y continuar creciendo. Con la misma saludable energía de esta niña, siempre desde la modestia, el respeto a otras opciones por muy distintas que sean a la nuestra y al margen de ruidos, damos comienzo a la nueva travesía de una nave que, como en su primer trayecto, pretende continuar demostrando que con muy poco y la complicidad de quienes colaboran se puede hacer mucho y, sobre todo, dejar constancia que no solo es posible mantener un espacio que apuesta decididamente por el papel y con una línea editorial cuyo núcleo central va a contracorriente de lo que predomina en la actualidad, sino también afianzarlo y progresar. Nos gustan y motivan los retos.

Los diez años cumplidos dejan atrás una primera etapa de Shangrila y dan paso a una segunda que esperamos desarrolle todo lo que hemos previsto. El primer trayecto a recorrer que, como todos los anteriores, hemos diseñado a conciencia es la iniciada nueva temporada 2016-2017. El utópico objetivo sigue siendo el mismo que nos marcamos en septiembre de 2006: encontrar nuevos horizontes perdidos.

Gracias a todos aquellos que hacen posible que Shangrila exista, ya que son la única razón de esa existencia y, por lo tanto, los que han propiciado que hayamos llegado hasta donde hemos llegado, sin trampa ni cartón ni virtualidad y sí con mucho tacto: nuestros lectores.