Botonera

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24.1.17

XII. "PASADOS CITADOS POR JEAN-LUC GODARD", GEORGES DIDI-HUBERMAN, Shangrila, 2017.






Como a todos los grandes imaginativos, a Godard le gusta jugar a darse miedo, y entonces –o justo después– cuestionarlo todo. Darse miedo y cuestionar forman quizá, en él, las dos caras de una misma moneda: en ambos casos se arrojarán cuchillos, ya sea como amenazas u armas ofensivas. Para asustarse, Godard se imaginará, por ejemplo, en los zapatos de un judío en el peor momento posible: se trata de ese niño del gueto de Varsovia –su estricto contemporáneo, en 1943– cuya imagen fijó un fotógrafo nazi en el momento en el que acababa de ser víctima de una redada. Godard contempla el rostro de ese niño judío como el de su otro yo próximo y lejano, demasiado próximo y demasiado lejano al mismo tiempo, exactamente después de haberse mirado a sí mismo, niño, en una fotografía familiar. Compara, aproxima mentalmente, crea a distancia un campo-contracampo. Mira a ese niño judío como en un poema en prosa de Baudelaire el niño rico miraba, con paradójicas ganas o celos, al niño pobre del otro lado de un alambrado. Y es entonces “el niño Godard quien se mira en el agua de la Historia...” [...]
¿Por qué cita usted el pasado? A menudo para dividir la historia. ¿Y como divide usted, entonces? Utilizando, a menudo, signos de igualdad que sirven para establecer fórmulas (o pseudo-teoremas) de hostilidad, por ejemplo: “J/P = N/J” (los judíos hacen a los palestinos lo que los nazis hicieron a los judíos). Reencontramos aquí el aspecto algebraico de su concepción del montaje, que resulta en lo que denominaré por el momento su política del contracampo. Dividir el mundo en dos es muy fácil en el cine: basta con poner todas las cosas en una relación de campo-contracampo. ¿Pero cómo llega siempre a nosotros esta relación? ¿Qué es un campo-contracampo de diálogo (ambos difieren pero coexisten, intercambian, comparten), o bien de odio (ambos difieren pero se rehúsan a coexistir, a intercambiar, a compartir), o aun de identificación  (no difieren, son incluso una única y misma cosa)? ¿Qué es lo que hace, en un campo-contracampo, que dos imágenes “se miren”, o “se toquen”, o se alejen definitivamente, o se confundan por completo?