Botonera

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18.4.18

VIII. "MELANCOLÍA": PERDER ALGO. ENSAYO FOTOGRÁFICO






Cualquier texto es la formulación de un deseo: “quisiera”, “y si”, “ojalá”, “por qué por qué”. Deseos que son, por su naturaleza incalculable, borrosos, inexactos. Como si estuvieran hechos de una materia inasible, los deseos quedan unidos por esa precaria residualidad a los recuerdos, a su calidad fotográfica. 

Las imágenes nos resitúan (álbumes fotográficos), reconocen nuestros rostros (las memorias), desvirtúan lo imposible, lo cifrable, lo que conviene (movimiento que se acerca, movimiento que destruye). Su parálisis en el tiempo se compone de todos los verbos; acción del presente, del pasado, del futuro. Acción del instante o del buen sueño, cayendo tan plácidamente. Así es como se desliza o viaja trémula la imagen pegada a un lado del rostro, pegada al reverso del papel, retenida dentro de un sobre, inscrita en una letra a o en una letra u; pues es esta y no otra imagen la Fotografía del jardín de invierno.

En su obra La chambre claire (La cámara lúcida, 1984), Roland Barthes realiza un ejercicio de escritura en torno a las características de lo fotográfico tratando de analizar y retener el tiempo del mismo modo en el que lo hace la fotografía. Puede considerarse esta obra como un ensayo paralelo a su diario de duelo, un trabajo que busca analizar la capacidad de la fotografía de hablar de algo que fue y ya no está, haciéndolo, a su vez, presente; es decir, la fotografía refleja la desaparición de las cosas al detener un fragmento de tiempo para siempre, dando cuenta de la ausencia presente de aquello que se retrata. La muerte como discurso fotográfico se vuelve una de las ideas que vertebran el ensayo y que se materializa en la llamada Fotografía del jardín de invierno, la única imagen que no figura entre las páginas de La chambre claire [...]


Perder algo.
Ensayo fotográfico
Ruth Llana


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