Botonera

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11.4.19

VIII. "NARRACIÓN Y MATERIA. SUPERVIVENCIAS DE LA IMAGEN CINEMATOGRÁFICA", Roberto Amaba, Shangrila 2019




Yantra, James Whitney, 1957



[...] Allí donde la imagen no llega o se empeña en provocar afasia y ceguera, surge nuestro cerebro para zurcir, para enunciar lo que nosotros queremos que diga. El verbo zurcir parece otra metáfora, pero es escrupuloso lenguaje recto si de lo que se trata es de describir –que no de interpretar– el funcionamiento cerebral a la hora de procesar ciertas imágenes de apariencia irreductible. Quizá parezca un mero cambio nominal de la compleción gestáltica, pero zurcir la abstracción va un paso más allá. Fue y es uno de los recursos de supervivencia básicos urdidos por el cerebro. Algunos han llegado a definir el arte –de manera biológica pero reduccionista– como el juego cognitivo de los patrones destinado a combatir la entropía y a resolver contradicciones. (336) Si tomáramos esta idea al pie de la letra, el arte abstracto encontraría su razón de ser fisiológica como estímulo supernormal intencionado, esto es, como clímax de un juego. Este zurcido cerebral tiene numerosos correlatos y dos objetivos básicos: identificar –hacer manejable– la información, y ejercer de pegamento social, de alimento y de material para la organización, la evaluación, la estrategia, la predicción y la cohesión grupal. (337) Entre sus correlatos destacan: el entrenamiento cognitivo –el fitness, como se denomina en la jerga científica– y la relación con los centros de recompensa. (338)

336. BOYD, Brian, op.cit., p.15.
337. Las historias como herramienta social están muy ligadas a la teoría de la mente. Abandonada –o identificada como insuficiente e insatisfactoria– la introspección, nos buscamos y nos comprendemos en los otros al tiempo que evaluamos deseos, intenciones y decisiones. La teoría de la mente, más allá de la cognición y de la discutida labor de las neuronas espejo, debe suponer un escalón ineludible en el estudio de la ética, de la moral y de las emociones.
338. RAMACHANDRAN, Vilayanur S., The tell-tale brain. A neuroscientist’s quest for what makes us human, op.cit., p.390.

Aquí resulta necesario introducir el ejemplo anunciado en el apartado dedicado a las regiones cerebrales asociadas a la visión y a la comprensión. El zurcido cerebral puede ser algo más que un juego visual, puede ser también y de manera indisoluble una (pre)disposición motriz. En el año 2012, un grupo de investigadores de la Universidad de Parma y de la Universidad de Columbia estudiaron esta función. (339) Sobre la percepción de composiciones abstractas, el experimento llegó a la conclusión de que determinadas obras activaban la corteza motora primaria [...]


339. UMILTA’, Alessandra M., et al., “Abstract art and cortical motor activation: an EEG study” en Frontiers in Human Neuroscience, vol. 6, artículo 311, noviembre de 2012. Vittorio Gallese, uno de los participantes, desarrolló esta variante motriz, espacial, encarnada y empática de la percepción de la imagen en el terreno cinematográfico: GALLESE, Vittorio, Lo schermo empatico. Cinema e neuroscienze, Milán: Raffaello Cortina Editore, 2015.