Botonera

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20.4.20

NOVEDAD: I. "PARA RONDAR CASTILLOS", José Luis Márquez Núñez (coord.), Shangrila 2020





Para rondar castillos



No en todos los castillos se advierte una atracción hacia el cielo; no todos buscan las alturas. Hay otros que reptan hacia abajo, prefieren el silencio [en el ánimo de Henri Michaux: “hay ante todo un silencio que tiene que ocupar un lugar. El silencio es mi voz, mi sombra, mi llave...”]. De esos castillos trata aquí el asunto; de fortines atisbados en el duermevela, desde el fondo del subterráneo. En la jornada íntima, cerrada, interior. Kafka es luz guía [incluso como enamorado espectador, en ese otro castillo, la sala de cine], igual que Shakespeare, Keaton, Akerman, Bresson, Beckett... Y dada la impronta del fortín, en la ronda, que es también cortejo, se han diseminado pistas, rastros, en un tendido que quiere dar cuenta de sus inagotables aristas; se le verá así arropando el cine de horror, el fairy tale, pero también el western y el film noir; en la fragilidad y en el asedio, amoroso, desde luego; como motivo-eje, al ras del exilio o del cautiverio, en Polanski, Herzog, Portabella, Eustache, Clayton, Kieslowski, Miyazaki, Andersson, Lynch, Tarkovski, Buñuel, Sautet, Kurosawa, Bergman, Kubrick. Y habrá príncipes, ogros, sin su castillo. E igual estará Ripley, ante el castillo negro de Alien que habrá que volar. Se está fuera, aunque se esté dentro: El último de Murnau y la serie de puertas capturadas por el ojo de Kiarostami, en el sueño de un niño, de todo creador, porque, en palabras de Orson Welles, toda película es un sueño, y, según Jean Renoir, todo sueño reclama su decorado, su castillo, en el trazo de un pequeño mundo en el que se hace agitar a personajes que no son sino uno mismo.