Botonera

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11.6.22

LA LIBRERÍA LETRAS CORSARIAS RECOMIENDA "VISITA NOCTURNA", de Fernando González García, Valencia: Shangrila 2022






Alguien ha puesto en marcha su coche, ha salido de la ciudad y se ha parado frente al río. Rumor de chopos. Mira al agua, su silueta a contraluz. Salta en la corriente un pez que recoge la luz aquella, un rayo que rompe, hiere y, de alguna manera, ciega.


“Si alguien puede contarlo, estuvo. / Tiene que haber huellas de zapatos / embarrados al borde del río”.


Interior noche. Entramos en una habitación, la silueta se encoge ante una mesa, alguien puso un sombrero en el flexo, para qué. La cara no oculta de la estancia parece quemada por la luz directa y concentrada: los papeles y las palabras recobran en la noche el frescor y la elocuencia, sus significados parecen otra vez recién plantados, jardín fragante donde crecer.


“Como un jabalí meto la cabeza / en la tierra y la levanto, / en busca de rastros, no de signos”.


Podría ser la noche el espacio quieto, silencioso, donde la llama del día y su crepitar se hace brasa, origina hogueras nuevas, un espacio íntimo donde los ruidos del día quedan velados, el lugar construido para el encuentro de las ideas, las imágenes y los cuerpos.


“El cuerpo estaba arrebatado. / Aprender fue salir del arrebato, / ser lanzado al universo / de cosas fabricadas y palabras. / Ir olvidando”.


Toda una tarea, tenderle la mano al arrebato, servir de puente para alcanzarse, ser partícipes de un tráfico fluido. ¿Cómo construir, estar, perseverar, permanecer?


“Se habla el lenguaje a través de mí, / atascándose allí, buscándose. / No sé cómo decirte, estar contigo. / Mira, una nutria”.


Peripecia, cabriola, equilibrismo, cuerdas flojas, riesgo por elevación, más difícil todavía.


“que se quede el suelo solo de momento / solamente abismo allí donde se cae / los pies en el aire todavía / levitando”.


A veces la mañana va a traer luz clara, un ángulo de entrada amable sobre los escombros y las ruinas, un calor inesperado pero cierto. Otras veces, no.


“Hace frío al alba. / Hay monstruos y puertas. / Se fusila al alba”.


Las antiguas culturas agrícolas usaban la serpiente como símbolo de la renovación, del renacimiento, el bucle que se cierra y vuelve a empezar, la piel que queda atrás, la muerte como lo necesario para lo próximo.


“Déjala despertar. Es su enseñanza / salir húmeda y fresca / de su propia cabeza reseca”.


¿Por qué nos quedan poéticas las cartas escritas bajo la influencia de libros de poesía? Ni idea. Tal vez porque un poemario propone ideas, formulaciones, hilos que a quien lee le toca completar y seguir por su cuenta. 


Lo escrito aquí hoy lleva los versos y algunas lecturas de Visita nocturna, el primer poemario como autor de Fernando González García, aunque ha traducido mucho a Pasolini y en el ámbito académico siempre ha buscado la poética de las imágenes en los arrabales de la historia del cine.


Lo hemos disfrutado mucho, hay una voz muy madura ahí. Un sentido sutil del ritmo y de la creación de imágenes, una respiración.



Te lo recomendamos y te lo vendemos


Tus libreros te desean una muy buena semana.

"Flores salvajes crecen en las ruinas.
Sabes traerlas con elegancia de regalo".


LETRAS CORSARIAS
Rector Lucena, 1 y Plaza de San Boal
37002 Salamanca