Botonera

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17.4.24

VI. "EN TRÁNSITO. FORMAS DE ESTAR EN EL MUNDO", Revista Shangrila nº 45, Valencia: Shangrila, 2024.



¿PERO ESTO ES UN MAPA?
[fragmento inicial]

Carmen Pinedo Herrero



No preguntes el camino a quien lo conoce,
porque entonces no podrías perderte.

Najman de Breslev


Caverna de Bacho Kiro



No solo el miedo habitaba aquellas noches. También lo hacía la belleza. Imagina el cielo. ¿Qué luces, en la tierra, podrían atenuar su esplendor? ¿Unas pocas fogatas diseminadas en la inmensidad del territorio? ¿Unas teas resinosas? ¿La luminiscencia en las aguas, en algunas plantas, en algunos animales? No. Ni siquiera un incendio ni la violencia de un volcán podrían, con la desgarradura de su luz, oscurecer el cielo. Son terribles las noches, son hermosas.
Antes de que lo hiciera Polaris, Thuban indicaba el norte. Antes de que Thuban fuera la estrella polar, lo fue Vega. Volverá a serlo, como otras que la precedieron, como las que la han sucedido.
Recuérdame qué veíamos cuando alzábamos la mirada.
Un camino, dices.
Un camino. 
Aún lo recorremos.

*

La montaña es montaña y otra cosa: un animal –caballo, león, oso–, la cabeza de un hombre, la presencia mineral e imposible de un imposible dios… La montaña se asemeja a la nube en ese “ser esto y lo otro”, con la ventaja o desventaja, según se mire, de su permanencia como montaña y, a la vez, como algo que sugiere la forma de un dios, un animal o un hombre. Al persistir la altura como altura, con su perfil peculiar, adquiere su rango de “aquí” (“aquí fue”, “es aquí donde…”). 
Aunque la vegetación ha cambiado, los ancianos dicen que recuerdan la forma de esa montaña. Es aquí, insisten. Más vale que no se equivoquen: la supervivencia del grupo depende de su memoria. Es importante saber dónde se hallan los parajes en los que abundan las setas, en qué lugar pueden recogerse huevos de pájaro o hay un yacimiento de sílex para tallar buenas herramientas, o dónde encontraremos las charcas, lagos o ríos donde abrevan las manadas, o cuáles son los pasos más fáciles para acceder a un determinado lugar.
Es importante saber, es importante recordar.

*

No es extraño que sean los animales, los mismos animales cuyo rastro seguimos, los que abrieron la senda que ahora recorremos. Unos y otros compartimos la “búsqueda de un camino abierto, del mejor pasaje, del arroyo para beber o solo para disfrutar de la alegría del agua viva, del sol para calentar el cuero después del frío de una quebrada, del punto de vista de sobrevuelo sobre un valle que permite orientarse un poco y ver venir, de esa sombra para refrescarse al mediodía, de ese desvío para evitar el pico”. (1)

1. DESPRET, Vinciane, prefacio a MORIZOT, Baptiste, Sur la piste animale, Arles: Actes Sud, 2021.

¿Quién pasó primero por aquí? No es fácil saberlo. Podemos encontrar la marca que dejó el lobo en el lugar donde era previsible hallarla: una señal de su paso indica el camino más fácil, que es el que suele seguir ese animal y, por lo tanto, el que más nos conviene.
En cualquier caso, siempre podemos decir, ante una huella, lo mismo que dicen los Gwich’in, rastreadores amerindios del Extremo Norte: “Es un lobo. O bien otra cosa. O no. Tal vez”. Nos lo cuenta la antropóloga Nastassja Martin y lo recoge Morizot. (2)

2. MORIZOT, B., op.cit.

*

¿Son nuestros movimientos los que generan el espacio y, dentro de él o envolviéndolo o estallando o destilándose gota a gota, el tiempo? Animal o humano, cazador o presa, en la marcha o el reposo, dejamos nuestras huellas inscritas –escritas– en el territorio o la página. Un ritmo, una canción –el de un paso tras otro, el golpe de una piedra sobre otra– trazan esas “líneas hechizadas” (3) de las que habla Deleuze y que Careri nos recuerda. Al caminar, se dibuja el paisaje, también la arquitectura. Nace un relato. Cómo, sin él, podría haber espacio, cómo podríamos existir quienes lo habitamos y, habitándolo, lo producimos –me refiero al espacio, pero también al relato. 

3. CARERI, Francesco, Walkskape. El andar como práctica estética, Barcelona: Gustavo Gili, 2013.

“Cuéntame una historia, Silver.
¿Qué historia?
La de lo que ocurrió después.
Eso depende.
¿De qué? 
De cómo la cuente”. (4)
Cuéntamela. Cuéntala como quieras, pero cuenta una historia para que todo exista.

4. WINTERSON, Jeanette, La niña del faro, Barcelona: Lumen, 2005.


Dibujo completo del Friso Negro de Pech Merle, 
Pech Merle Museum


*

Aunque para la narración, para el espacio, para todo aquello que nos ocupa –o que ocupamos– lo importante, quizá, sean, como siempre, las entrelíneas, los blancos entre las letras, entre los signos, entre un paso y otro paso, entre el golpe de una piedra sobre otra piedra y el siguiente golpe. La intermitencia sin la cual no existiría el ritmo, el silencio necesario para el canto y la voz –no solo nuestros.
Para que todo exista.

[...]



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