Guy Boley es un escritor francés peculiar. Publicó su primer libro, Fils du feu, a los 64 años; pero antes su vida laboral transcurrió por los caminos más inverosímiles: albañil, guardaespaldas, chófer, funambulista; es a esta actividad a la que hace referencia la primera palabra del título Funambule majuscule.
Buen lector desde su niñez —confiesa que el primer libro que compró con su primer sueldo fue Les Contemplations, de Victor Hugo, con la consiguiente bronca parental por gastar el dinero en tonterías—, Boley fue objeto de una epifanía cuando descubrió, a finales de los años ochenta, Vies minuscules, la primera novela publicada de Pierre Michon; la segunda palabra del título de su libro hace referencia a la minuscularidad —y más bien a su opuesto, la mayuscularidad—.
El origen —la causa, la excusa— de Funambule majuscule es una anécdota: Boley asiste a la presentación de Vies minuscules en Dijon, expectante por ver en persona y, quizás, cruzar alguna palabra con el autor reverenciado; pero al no asistir nadie al encuentro y tras la intimidación inicial, pasan la tarde conversando; hablan poco de literatura, pero entre los temas de conversación se cuela la insólita profesión de Boley.
Años después, abandonada la ocupación acrobática, Boley le dirige una carta —es la carta de un admirador a su figura venerada— en la que le cuenta ciertas particularidades del funambulismo y las relaciona con su actividad actual, la escritura. En concreto, parece reivindicar que también su vida hubiera merecido ser una de las Vidas minúsculas de Michon; pero, en contrapartida, y teniendo en cuenta los riesgos que corrió el escritor al publicar su primera novela y la vida que llevaba por aquel entonces, podría considerarse que la ocupación de Michon no deja de tener, también, (una) cierta condición funambulesca.
La carta, que parece ser un mensaje en una botella más que una misiva que requiera respuesta, es correspondida por el escritor con otra epístola, plenamente michonienne, en la que le da cuenta de su época funambulesca —algunos de cuyos episodios ya conocemos debido a Vidas minúsculas—, aunque el alambre fuera un barrio poco recomendable de París y el peligro su bravuconería y su «espíritu que siempre niega».
Así que el título puede referirse tanto al equilibrista como al escritor; ambos han caminado sobre el alambre y ambos, también, han alcanzado, tras la peligrosa travesía a muchos metros del suelo firme, la magnificencia de letras capitales.
Joan Flores Constans
GUY BOLEY
Guy Boley (1952) nació y creció en el barrio de Chaprais de Besançon en una familia de clase trabajadora. Practicó numerosos oficios manuales, colaboró con Michel Menin, director de circo, antes de dedicarse primero a la escritura como dramaturgo para espectáculos en vivo con un centenar de obras de teatro y piezas de danza que se representaron en Europa, Japón, África y Estados Unidos.
Ha publicado cuatro obras: Fils du feu (Grasset, 2016), ganadora de seis premios literarios (Gran Premio SGDL a la primera novela, Premio Georges Brassens, Premio Millepages, Premio Alain-Fournier, Premio Françoise Sagan, etc.), Quand Dieu boxait en amateur (Grasset, 2018), dedicada a su padre, herrero de profesión y boxeador aficionado, ganadora también de varios premios, A ma soeur et unique (Grasset, 2023), estas tres novelas constituyen una trilogía dedicada a sus orígenes y al mundo proletario desaparecido. En 2021 publicó Funambule majuscule (Grasset).