Agatha et les lectures illimitées, Marguerite Duras, 1981
Imagen 1. Una sombra divide en dos partes diferentes el ángulo interior de una casa. Se trata del comedor principal. Parece enorme. Dos grandes ventanales que comunican la estancia con un gran jardín interior dejan pasar la luz del amanecer. En la penumbra, una mesa. Sobre ella, dos tazas, una cafetera, algunos dulces y un libro. Detrás, la silueta de dos personas en el claroscuro: X e Y. Intercambian frases, se podría decir que están hablando, dialogando sobre algún tema que les ha tocado íntimamente. El ritmo, la cadencia pausada de sus palabras hace que parezcan nostálgicos. Evocan a Z: está lejos, en otra parte, en paradero desconocido. Se fue, desapareció sin decir nada o simplemente les abandonó por las propias circunstancias de la vida. No habían vuelto a pensar en él hasta que han comprado un libro por casualidad. De cine, por supuesto. La portada corresponde a uno de los fotogramas de una de sus películas: L’éden et après. El historiador que lo firma ha decidido reescribir el curso del tiempo a su manera. Quiere hacer una nueva ola de lo que simplemente quedó como una orilla. Parte, a diferencia de la tónica general de cualquier estudio cinematográfico contemporáneo, de esa voz que narra los títulos de crédito iniciales de ese filme de 1970. (...)
verdadera Nouvelle vague?