Botonera

--------------------------------------------------------------

13.2.15

XIII. "EDGAR NEVILLE. DUENDE Y MISTERIO DE UN CINEASTA ESPAÑOL", Christian Franco Torre, Hispanoscope libros 6, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015.




Edgar Neville y Douglas Fairbanks en Hollywood



INTRODUCCIÓN y 3*


Así pues, la incidencia de la teoría sainetesca sobre el conocimiento de la obra cinematográfica de Neville ha sido realmente paradójica. Por un lado, el cine del madrileño se ha revalorizado de manera exponencial, situándole como uno de los autores más relevantes de su generación y rescatándole de ese amnésico olvido al que se aludía en el texto de Hopewell. Por otro, esa presunta condición de “cineasta sainetesco” ha impedido ahondar en otras vertientes del estilo del director, al tiempo que esa terna de películas minoraban el conocimiento del resto de su filmografía. 

El contrasentido es palmario: en el momento en que más se conoce y se valora el cine de Neville, menos se entienden su estilo y los mecanismos internos que lo hacen funcionar. Pero una interpretación de su obra que eluda sus fuertes vínculos con las vanguardias artísticas y literarias y su intenso aprendizaje cinematográfico en Hollywood no puede considerarse completa, como ya percibía el propio Castro de Paz en su relevante Un cinema herido:

Su extraordinario talento y su rica y cosmopolita formación intelectual combinaban en efecto, en singular e intransferible armonía, la modernizante influencia de las vanguardias europeas proveniente de su maestro Ramón Gómez de la Serna con la visión regeneracionista de su también amigo Ortega y Gasset, a través del cual, sin renegar de lo anterior (aunque atenuándolo con el paso de los años), recurrirá al castizo mundo costumbrista del sainete, y todo ello sin olvidar su formación estrictamente cinematográfica en Hollywood, a comienzos del sonoro.
CASTRO DE PAZ, José Luis, Un cinema herido.
Los turbios años cuarenta en el cine español (1939-1950)


Estas influencias, sin embargo, no han sido soslayadas a la hora de analizar la fecunda producción literaria de Neville. El vínculo con las vanguardias, y especialmente con “la otra generación del 27”, fue precisamente la piedra angular de las investigaciones de María Luisa Burguera Nadal, que fructificaron en su tesis doctoral, “La obra literaria de Edgar Neville”, defendida en 1987 y que dio pie a numerosas publicaciones de esta autora, entre las que destacan Edgar Neville: entre el humorismo y la poesía, un sintético acercamiento a la producción escrita de Neville, y la biografía Edgar Neville, entre el humor y la nostalgia. Pero además, la influencia del aprendizaje en Hollywood, esa “formación estrictamente cinematográfica” a la que aludía Castro de Paz, también se ha estudiado como elemento decisivo para su producción teatral, en la que Stuart Green, en un reciente y decisivo ensayo, aprecia elementos heredados del cine americano, algunos de los cuales son comunes a otros miembros de su grupo generacional.

Llegados a este punto, es perentorio abordar un estudio global de la obra cinematográfica de Edgar Neville, a fin de precisar de manera diáfana las bases y los elementos que definen su estilo como director. Pero para ello hay que desbrozar previamente su compleja biografía, un escollo decisivo para que no se hayan completado más estudios globales sobre su faceta como cineasta.

De hecho, la trayectoria vital de Neville ha sido objeto de una “limpieza” consciente, iniciada por el propio interesado y continuada por familiares y allegados, para eludir algunos episodios controvertidos, singularmente su actuación durante la Guerra Civil. Así, la serie de entrevistas concedidas por el madrileño a Marino Gómez Santos, y publicadas por entregas en el diario Pueblo entre abril y mayo de 1962, han sido la fuente fundamental de la mayor parte de los estudios biográficos posteriores, empezando por los de la citada María Luisa Burguera Nadal, además de servir de base al documental El tiempo de Neville, dirigido por Pedro Carvajal y Javier Castro en 1990.

Para evitar relecturas incómodas de la biografía de Neville, tanto sus herederos como la perenne secretaria del cineasta, Isabel Vigiola, mantienen un silencio sólo roto ocasionalmente. Mas este hermetismo no ha impedido que comiencen a plantearse revisiones críticas de la trayectoria vital de Neville, un enfoque ya ensayado por David Erauskin en un relevante trabajo de investigación que permanece inédito, y que permitió a Juan Antonio Ríos Carratalá concretar un acercamiento incisivo y trascendental a las peripecias de Neville durante la Guerra Civil en su ensayo Una arrolladora simpatía.

Este enfoque crítico y profundo de la biografía del madrileño, prestando especial atención a su contexto sociocultural, a las decisiones profesionales y vitales que le llevaron primeramente a Estados Unidos y después a desertar del bando republicano para enrolarse del lado de los insurgentes, y a su asentamiento como director y productor de cine en la España de posguerra, será pues la base de este estudio. Una semblanza que se aborda desde una óptica positivista, privilegiando las fuentes primarias, singularmente la documentación de archivo, para tratar de eludir en la medida de lo posible toda contaminación interesada o lectura subjetiva.

En este sentido, resulta esencial “desconfiar” de las propias aseveraciones de Neville, del camino de baldosas amarillas que él mismo trazó en la serie de entrevistas con Marino Gómez Santos y que ha servido de base a la mayor parte de las biografías precedentes. Una óptica crítica similar a la que anima la recensión biográfica de Ríos Carratalá, pero tratando de ceñirnos a la incidencia de sus experiencias vitales en su evolución como cineasta.

Esta revisión de la biografía de Edgar Neville, que centra la primera parte del presente volumen, en combinación con el análisis de las películas en las que intervino  y prestando especial atención a las que dirigió, permitirá fijar las coordenadas estéticas del cine de Neville y desgranar las cualidades que definen su estilo como cineasta. Cuestiones estas que se abordan en la segunda parte del libro y que permiten precisar tanto la singularidad del estilo como cineasta de Edgar Neville como su lugar en la Historia del cine español. Todo ello, en esencia, con el objetivo de concretar las cualidades del singular “duende” de su obra cinematográfica, y aclarar los misterios de su azarosa peripecia vital.

*Se han suprimido en la publicación on-line de la Introducción las notas que sí aparecen a pie de página del libro.