Last Days, Gus Van Sant, 2005
Meshes of the Aftermoon, Maya Deren, 1943
Los años ‘60 fueron el escenario de una doble manifestación: por una parte se intentó matar al cine clásico norteamericano huyendo de los convencionalismos y las estructuras narrativas; y por otro, hubo un “resurgimiento de la estética radical de las vanguardias en la contracultura, la lucha política, el inconformismo y la provocación, la experimentación en soportes domésticos, la cinematografía abstracta y teórica” [SÁNCHEZ-BIOSCA, Vicente, Cine y vanguardia artísticas: conflictos, encuentros, fronteras, Barcelona: Paidós, 2004, p.25]. La tradición experimental o vanguardista del cine siempre intentó abstraer al cine de su condición espectacular y de medio de masas. Desafió su modelo de arte industrial y su vocación heredada de contar historias que le obliga a producir películas con una duración predeterminada para su posterior explotación y rentabilización. Esta oposición al modelo industrial del cine permitió situarlo en el interior de una serie de discursos relacionados con el mundo del arte [WEINRICHTER, Antonio, “El dulce porvenir de un artefacto. Notas sobre cine/arte/museo”, Secuencias: Revista de historia del cine, nº 32 (segundo semestre), 2010, p.21].
El cine de vanguardia de la posguerra rompió por completo con el clasicismo atacando y disolviendo el relato y la dramaturgia en la búsqueda de una nueva plasticidad de la imagen [QUINTANA, Àngel, “Más allá del documental y de la vanguardia: el cine en la galería”, Secuencias: Revista del historia del cine, nº 27, 2008]. El cine posnarrativo contemporáneo que nos proponemos estudiar, al situarse más allá de la narración, también establece vínculos y lazos con la tradición vanguardista cinematográfica. En la obra del tailandés Apichatpong Weerasethakul podemos encontrar la influencia lírica del cineasta vanguardista norteamericano Bruce Baille, pero también de Marcel Duchamp y Andy Warhol, a los que descubrió cuando estudió en Chicago. En su obra estas influencias vanguardistas internacionales, y las modernas, se mezclan con la propia tradición tailandesa y la cultura local kitsch [QUANDT, James. “Exquisite Corpus. An Interview with Apichatpong Weerasethakul”, Apichatpong Weerasethakul, Quandt, James (ed.), Viena: Filmmuseum Synema Publikationen, 2009, pp.125-132]. En algunas imágenes de la conocida como ‘Trilogía de la muerte’ [Gerry (2002), Elephant (2003) y Last Days (2005)], de Gus Van Sant, resuena el trabajo de algunos autores visionarios norteamericanos como Maya Deren o Michel Snow. En su conocido estudio Visionary Film: The American Avant-garde (1943-2000), Paul Adam Sitney definía la corriente visionaria vanguardista como un intento de reproducir estados somnolientos y mentales alterados. Y así es como deambula, por los alrededores y el interior de su mansión, el protagonista de Last Days: en un estado lisérgico, entre el sueño y la vigilia, y liminal, entre la vida y la muerte, que nos puede recordar a ciertas propuestas de cine trance [...]
El cine de vanguardia de la posguerra rompió por completo con el clasicismo atacando y disolviendo el relato y la dramaturgia en la búsqueda de una nueva plasticidad de la imagen [QUINTANA, Àngel, “Más allá del documental y de la vanguardia: el cine en la galería”, Secuencias: Revista del historia del cine, nº 27, 2008]. El cine posnarrativo contemporáneo que nos proponemos estudiar, al situarse más allá de la narración, también establece vínculos y lazos con la tradición vanguardista cinematográfica. En la obra del tailandés Apichatpong Weerasethakul podemos encontrar la influencia lírica del cineasta vanguardista norteamericano Bruce Baille, pero también de Marcel Duchamp y Andy Warhol, a los que descubrió cuando estudió en Chicago. En su obra estas influencias vanguardistas internacionales, y las modernas, se mezclan con la propia tradición tailandesa y la cultura local kitsch [QUANDT, James. “Exquisite Corpus. An Interview with Apichatpong Weerasethakul”, Apichatpong Weerasethakul, Quandt, James (ed.), Viena: Filmmuseum Synema Publikationen, 2009, pp.125-132]. En algunas imágenes de la conocida como ‘Trilogía de la muerte’ [Gerry (2002), Elephant (2003) y Last Days (2005)], de Gus Van Sant, resuena el trabajo de algunos autores visionarios norteamericanos como Maya Deren o Michel Snow. En su conocido estudio Visionary Film: The American Avant-garde (1943-2000), Paul Adam Sitney definía la corriente visionaria vanguardista como un intento de reproducir estados somnolientos y mentales alterados. Y así es como deambula, por los alrededores y el interior de su mansión, el protagonista de Last Days: en un estado lisérgico, entre el sueño y la vigilia, y liminal, entre la vida y la muerte, que nos puede recordar a ciertas propuestas de cine trance [...]