Botonera

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9.2.17

VIII. "POSNARRATIVO. EL CINE MÁS ALLÁ DE LA NARRACIÓN", HORACIO MUÑOZ FERNÁNDEZ, Shangrila, 2016




Last Days, Gus Van Sant, 2005
 Meshes of the Aftermoon, Maya Deren, 1943


Los años ‘60 fueron el escenario de una doble manifestación: por una parte se intentó matar al cine clásico norteamericano huyendo de los convencionalismos y las estructuras narrativas; y por otro, hubo un “resurgimiento de la estética radical de las vanguardias en la contracultura, la lucha política, el inconformismo y la provocación, la experimentación en soportes domésticos, la cinematografía abstracta y teórica” [SÁNCHEZ-BIOSCA, Vicente, Cine y vanguardia artísticas: conflictos, encuentros, fronteras, Barcelona: Paidós, 2004, p.25]. La tradición experimental o vanguardista del cine siempre intentó abstraer al cine de su condición espectacular y de medio de masas. Desafió su modelo de arte industrial y su vocación heredada de contar historias que le obliga a producir películas con una duración predeterminada para su posterior explotación y rentabilización. Esta oposición al modelo industrial del cine permitió situarlo en el interior de una serie de discursos relacionados con el mundo del arte [WEINRICHTER, Antonio, “El dulce porvenir de un artefacto. Notas sobre cine/arte/museo”, Secuencias: Revista de historia del cine, nº 32 (segundo semestre), 2010, p.21].

El cine de vanguardia de la posguerra rompió por completo con el clasicismo atacando y disolviendo el relato y la dramaturgia en la búsqueda de una nueva plasticidad de la imagen [QUINTANA, Àngel, “Más allá del documental y de la vanguardia: el cine en la galería”, Secuencias: Revista del historia del cine, nº 27, 2008]. El cine posnarrativo contemporáneo que nos proponemos estudiar, al situarse más allá de la narración, también establece vínculos y lazos con la tradición vanguardista cinematográfica. En la obra del tailandés Apichatpong Weerasethakul podemos encontrar la influencia lírica del cineasta vanguardista norteamericano Bruce Baille, pero también de Marcel Duchamp y Andy Warhol, a los que descubrió cuando estudió en Chicago. En su obra estas influencias vanguardistas internacionales, y las modernas, se mezclan con la propia tradición tailandesa y la cultura local kitsch [QUANDT, James. “Exquisite Corpus. An Interview with Apichatpong Weerasethakul”, Apichatpong Weerasethakul, Quandt, James (ed.), Viena: Filmmuseum Synema Publikationen, 2009, pp.125-132]. En algunas imágenes de la conocida como ‘Trilogía de la muerte’ [Gerry (2002), Elephant (2003) y Last Days (2005)], de Gus Van Sant, resuena el trabajo de algunos autores visionarios norteamericanos como Maya Deren o Michel Snow. En su conocido estudio Visionary Film: The American Avant-garde (1943-2000), Paul Adam Sitney definía la corriente visionaria vanguardista como un intento de reproducir estados somnolientos y mentales alterados. Y así es como deambula, por los alrededores y el interior de su mansión, el protagonista de Last Days: en un estado lisérgico, entre el sueño y la vigilia, y liminal, entre la vida y la muerte, que nos puede recordar a ciertas propuestas de cine trance [...]