She Should´a Said No / Wild Weed, Sam Newfield, 1949
[...] Addicted: The Myth and the Menace of Drugs in Film transita, quizás a su pesar, la senda abierta por la fundacional Cocaine Fiends and Reefer Madness, pero también explora nuevos caminos que permiten vislumbrar otros horizontes en torno al “celuloide alucinado”. Así, el libro editado por Jack Stevenson, que se hace cargo de la redacción de cinco artículos de los dieciocho que componen esta obra, resulta tan escrupuloso como su modelo en la selección de títulos “alucinados”, pero más reflexivo en el análisis de los mismos. Asimismo, al estar editado en el año 2000 incluye nuevos films que no aparecían catalogados en su antecesor por cuestiones evidentes.
El primero en seguir la estela marcada por Starks y Stevenson fue Harry Shapiro, periodista británico en cuyo recorrido profesional percibimos un interés manifiesto por establecer la relación entre el mundo de las drogas y el arte, y que en 2004 publicó Shooting Stars: Drugs, Hollywood and the Movies, un texto que examina la imagen que el cine facturado en Reino Unido y EEUU ha dado sobre las drogas desde los inicios hasta los años ‘90, cuestionándose hasta qué punto las películas han propagado una visión mitificada del uso de sustancias.
Por su parte, Hooked: The Drug War Films in Britain, Canada and the United States (2009), de Susan C. Boyd, se acerca al tema desde el ámbito de la sociología y de la criminología, optando además por una tendencia marcadamente feminista a la hora de abordar los estudios culturales. Boyd relaciona los films sobre drogas que comenta en su libro con la moral imperante en el contexto socio-cultural del momento histórico en el que surgen. De esta manera, los analiza como un reflejo artístico-cultural donde se manifiestan temas sociales como pueden ser la construcción de valores abstractos tales como el de identidad nacional y el de justicia, así como cuestiones más concretas como la legislación criminal. Su trabajo, por tanto, se centra más en estudiar el entorno en el que aparecen los films sobre drogas, así como los ambientes que se retratan en éstos, para adentrarse en la relevancia teórica que surge al vincular la temática de estas películas con su contexto y poder así discutir cómo éstas abordan las cuestiones relativas al tratamiento de raza, clase y género.
Hooked in Film: Substance Abuse on The Big Screen (2013), de John Markert, continúa el camino marcado por el estudio previo de Susan C.Boyd desde la evocación del mismo título. Así, Markert intenta explorar cómo la industria cinematográfica ha influido, ya sea negativa o positivamente, en la percepción que la sociedad norteamericana tiene sobre las drogas. La mirada del autor establece una correlación entre las políticas sociales de EEUU, la opinión pública y las diversas formas de representación que el consumo de drogas ha tenido a lo largo de la historia del cine. De esta forma, Markert expone los cambios sociales que se han producido con respecto a las drogas desde 1895 hasta hoy.
Como podemos ver, los pocos libros que tratan la temática de la droga en el séptimo arte o bien se circunscriben a la vertiente más sociológica del tema, o bien se limitan a realizar una enumeración de títulos en los que se utilizan estupefacientes, pero no existen textos divulgativos que analicen con profundidad y rigor cómo se plasman de una manera audiovisual los estados alterados de la conciencia mediante la utilización de sustancias alucinógenas. La intención de este estudio es, por tanto, la de tratar de ampliar, dentro de sus modestas contribuciones, un tema que ha gozado de poca repercusión en los ensayos sobre cine y que, consideramos, puede resultar de interés y abrir nuevas vías dentro del ámbito específico de la bibliografía cinematográfica [...]
El primero en seguir la estela marcada por Starks y Stevenson fue Harry Shapiro, periodista británico en cuyo recorrido profesional percibimos un interés manifiesto por establecer la relación entre el mundo de las drogas y el arte, y que en 2004 publicó Shooting Stars: Drugs, Hollywood and the Movies, un texto que examina la imagen que el cine facturado en Reino Unido y EEUU ha dado sobre las drogas desde los inicios hasta los años ‘90, cuestionándose hasta qué punto las películas han propagado una visión mitificada del uso de sustancias.
Por su parte, Hooked: The Drug War Films in Britain, Canada and the United States (2009), de Susan C. Boyd, se acerca al tema desde el ámbito de la sociología y de la criminología, optando además por una tendencia marcadamente feminista a la hora de abordar los estudios culturales. Boyd relaciona los films sobre drogas que comenta en su libro con la moral imperante en el contexto socio-cultural del momento histórico en el que surgen. De esta manera, los analiza como un reflejo artístico-cultural donde se manifiestan temas sociales como pueden ser la construcción de valores abstractos tales como el de identidad nacional y el de justicia, así como cuestiones más concretas como la legislación criminal. Su trabajo, por tanto, se centra más en estudiar el entorno en el que aparecen los films sobre drogas, así como los ambientes que se retratan en éstos, para adentrarse en la relevancia teórica que surge al vincular la temática de estas películas con su contexto y poder así discutir cómo éstas abordan las cuestiones relativas al tratamiento de raza, clase y género.
Hooked in Film: Substance Abuse on The Big Screen (2013), de John Markert, continúa el camino marcado por el estudio previo de Susan C.Boyd desde la evocación del mismo título. Así, Markert intenta explorar cómo la industria cinematográfica ha influido, ya sea negativa o positivamente, en la percepción que la sociedad norteamericana tiene sobre las drogas. La mirada del autor establece una correlación entre las políticas sociales de EEUU, la opinión pública y las diversas formas de representación que el consumo de drogas ha tenido a lo largo de la historia del cine. De esta forma, Markert expone los cambios sociales que se han producido con respecto a las drogas desde 1895 hasta hoy.
Como podemos ver, los pocos libros que tratan la temática de la droga en el séptimo arte o bien se circunscriben a la vertiente más sociológica del tema, o bien se limitan a realizar una enumeración de títulos en los que se utilizan estupefacientes, pero no existen textos divulgativos que analicen con profundidad y rigor cómo se plasman de una manera audiovisual los estados alterados de la conciencia mediante la utilización de sustancias alucinógenas. La intención de este estudio es, por tanto, la de tratar de ampliar, dentro de sus modestas contribuciones, un tema que ha gozado de poca repercusión en los ensayos sobre cine y que, consideramos, puede resultar de interés y abrir nuevas vías dentro del ámbito específico de la bibliografía cinematográfica [...]
Fragmento de la introducción4