Botonera

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4.6.18

VIII. "JOHN CASSAVETES. INTERIOR NOCHE", José Francisco Montero (coord.), Shangrila 2018




Multiplicidad de voces:
construir con los actores
Luis Miranda



Too Late Blues / Ángeles sin paraíso


Si hay un tópico recurrente en la literatura sobre Cassavetes, confirmado una y otra vez por cada declaración del cineasta o de sus colaboradores, es que en las películas por él dirigidas no había improvisación, o al menos no tanta como podría parecer. El primer dato a retener puede ser, entonces, una resistente apariencia de improvisación que conviene diluir para poner en su lugar la esencia de un trabajo concienzudo. Las declaraciones del cineasta y los suyos siempre han tratado de subrayar que lo filmado, montado y mostrado sobre la pantalla era siempre, y en primer lugar, la decantación de un texto, de un guión. Y en segundo lugar,  el producto de una larga elaboración. En síntesis, se trataba de conjurar el fantasma de la laxitud o del abandono a la “inspiración” momentánea.

Ya sea para confirmar su papel o para negarlo, ante el concepto de improvisación surge una primera dificultad, cual es definir algo cuyos límites son necesariamente borrosos. Improvisar consiste en introducir lo imprevisible en lo previsto, pero además implica introducirlo por sorpresa, a destiempo –en un sentido no negativo–. Es decir, la improvisación se asocia a una cierta presión, convenida o no, del momento, y es ese elemento temporal lo que otorga un factor de riesgo al acto de improvisar.

Pero en definitiva, ¿qué es lo que (no) se improvisa, a qué aspecto de la producción del filme alude esta sospecha que se quiere cancelar? Obviamente alude al trabajo de los actores, que es el origen, el centro y el fin último del cine de Cassavetes, aunque siempre en complicidad con toda la maquinaria de producción: desde el argumento y el guión, el empleo de localizaciones, las decisiones de puesta en escena (incluyendo por supuesto el trabajo con la cámara y la toma de sonido) o, después del rodaje, el montaje. Partamos no obstante de la hipótesis contraria, favorable a la improvisación, al menos sobre la base de que, si no la hay, es muy significativo que parezca haberla pese a todo. El espectador tiene la sensación de estar ante un happening actoral registrado por la cámara en un ejercicio casi atlético, extremadamente dinámico en su deseo de establecer, simultáneamente, una posición “observadora” cuasi-documental, aun cuando pueda estar muy cerca de los cuerpos [...]