Botonera

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29.1.19

III. "LA NOVIA DEL DIABLO", Carlos A. Cuéllar Alejandro, Shangrila 2019




La novia del Diablo / The Devil Rides Out


[...] Publicada en 1935, The Devil Rides Out fue la primera novela ocultista de Dennis Wheatley (1897-1977), escritor británico que gozó de éxito editorial gracias a los géneros que practicó y las temáticas a las que se vinculó:

“...Wheatley se especializó en narraciones extraordinarias de acción y aventuras siguiendo la escuela de John Buchan, donde el ritmo y el drama substituían a menudo a la atmósfera y la construcción de los personajes. Se trataba de una receta popular” [BADDELEY, Gavin, Lucifer Rising, London: Plexus Publishing Limited, 1999, p.31.]

Nacido en el seno de una familia con buena posición económica, Wheatley disfrutó una infancia acomodada aunque nunca consiguió empatizar con sus progenitores. Cadete en la HMS Worcester, años después participó en la Primera Guerra Mundial como teniente de la Royal Field Artillery en una experiencia que, lejos de ser heróicamente belicosa, le resultó más bien anodina. Durante la Segunda Guerra Mundial su actividad fue mucho más fascinante al respecto, sirviendo en la Joint Planing Staff y en el Gabinete de Guerra del Primer Ministro Winston Churchill como oficial de alto rango (acabó la guerra como “Wing Commander” de la R.A.F.) y actuando como asesor (usando su fértil imaginación para concebir planes en caso de invasión) y en funciones de contra-espionaje en la modalidad de “Deception Work”, creando así falsas pistas para engañar a los servicios de espionaje enemigos. Este periodo le dio la oportunidad de establecer contactos provechosos y duraderos con las altas esferas de la política, el ejército, la aristocracia y el MI5. Sus experiencias militares y bélicas, así como sus viajes, su sibaritismo y su activa vida social, le proporcionaron una base sólida sobre la que luego desarrollar sus ficciones y proyectar sus fantasías. Aparte de su profesión como comerciante de vinos, se dedicó a la literatura gozando, por lo general, de buena acogida crítica y, especialmente, comercial. Vendió 30 millones de copias de sus libros en todo el mundo. Fue autor de cincuenta novelas (históricas, de espionaje, de aventuras) centrando ocho de ellas en el polémico tema del Ocultismo y la sombría variante del Satanismo, campo que abordó desde el sensacionalismo y en el que mantuvo una actitud aparentemente oportunista:

“Precisamente en esta última modalidad se convirtió en una suerte de experto de cara al público (…) Pero, a pesar de su aparentemente profundo conocimiento de la materia, y de los numerosos contactos personales que mantuvo con personajes del mundo esotérico (…) lo cierto es que los conocimientos de Wheatley tienden más bien a la superficialidad, y que su actitud extremadamente conservadora le lleva a mantener a menudo un molesto tono moralista y condenatorio, paradójico si se tiene en cuenta el provecho que el propio escritor sacó siempre al mundo del esoterismo” [PALACIOS, J., “El hombre más perverso del mundo. Crowley supervillano”, en PALACIOS, Jesús (ed.), La Bestia en la pantalla. Aleister Crowley y el cine fantástico, San Sebastián: Semana de Cine fantástico y de Terror de San Sebastián, 2010, p.159.]


La novia del Diablo / The Devil Rides Out


Pero que Wheatley no profundice más en los temas no significa que no los conociera bien o que no tuviera una experiencia directa en ese campo. Cierto es que, aunque abundante, la información ofrecida por el novelista no llega a rebasar ciertos “límites”. En este sentido su pudor podría ser más bien prudencia, y su conservadurismo moralista pudo, quizás, configurar una inteligente estrategia para ser aceptado por un público amplio y evitar problemas con la censura. Este “bon vivant” de moral más bien hipócrita tiene en su biografía numerosos puntos oscuros o, cuanto menos, turbios, y su esfuerzo por alimentar su imagen de hombre de mundo, mujeriego heterosexual y moralista opositor de las prácticas ocultistas presenta, sin embargo, zonas de penumbra cuando uno analiza su estrecha y ambigua amistad con su admirado y atractivo mentor Eric Gordon Tombe, misteriosamente asesinado en 1922; y sus no menos ambiguas relaciones con el poeta, aventurero y ocultista Aleister Crowley; así como con el sacerdote (primero anglicano, luego católico), erudito experto en ocultismo, Montague Summers. Curioso trío de “enfants terribles” –Crowley, Wheatley y Summers– cuyo grado real de amistad sugiere mucho más de lo que en su día quisieron reconocer. El interés de estos caballeros hacia el ocultismo fue obvio en los tres, aunque cada uno lo abordó, en principio, guiado por motivaciones distintas. Pero sus lazos pudieron tener, incluso, otra naturaleza. A la homosexualidad clandestina de Summers y la bisexualidad descarada de Crowley podría añadirse, probablemente, un homoerotismo inconsciente por parte de Wheatley, hipótesis posible si se conocen los usos y costumbres británicas de la época en lo que concierne a la vida juvenil masculina de las clases sociales acomodadas antes del matrimonio. En todo caso, fuese cual fuese la naturaleza real de la amistad entre estos tres “peligrosos” caballeros, su mera existencia arroja mucha luz sobre The Devil Rides Out. Según parece, no fue el polifacético y extravagante Summers quien hizo de puente entre Wheatley y Crowley, sino un amigo de Wheatley que trabajaba para los servicios secretos. Wheatley mantuvo cierta reserva con respecto a la identidad de este mediador:

“Fui presentado a Aleister Crowley por un amigo mío, un periodista muy conocido que luego, como miembro del Parlamento, se convirtió en uno de los líderes del partido Socialista. Me referiré a él como Z. Crowley cenó con mi esposa y conmigo en diversas ocasiones. Era un conversador fascinante y poseía un intelecto de primer orden”  [...]




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