Botonera

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5.2.19

VII. "NICHOLAS RAY Y LA POLÍTICA DE LA VIDA EMOCIONAL", Robert B. Pippin, Shangrila, 2019





Johnny Guitar


[...] Ambos [Vienna y Johnny] fingen al principio, tal vez para sí mismos, que solo se trata de una relación de negocios. Pero una hostilidad profunda y, por tanto, una profunda relación emocional son aparentes enseguida. Se sienten traicionados por el otro, pero el hecho en sí mismo de que vuelvan a estar juntos indica también cierta esperanza de un nuevo comienzo, aunque ninguno de los dos esté dispuesto a admitir esa esperanza ante el otro. En una película en la que casi todas las frases están llenas de ironía, la primera indicación inequívoca de la tonalidad que Ray quiere crear entre los dos está en una frase de Vienna. Johnny quiere tocar algo y pide sugerencias. Ella le dice, con un rastro claro de amargura, que, sea lo que sea que vaya a tocar, “Pon mucho amor en ello”. Obviamente quiere decir: “Eres muy bueno fingiendo amar, representando ese amor, y después traicionándome, marchándote”. Pero, por supuesto, también quiere decir, como suele suceder con la ironía, exactamente lo que dice: por favor pon mucho amor en esto, vuelve a amarme. Lo que la música le ayuda a recordar es, en última instancia, algo demasiado intenso como para mantener su pose irónica y le pide que pare. (Quizás la frase más irónica de la película suene después de que el villano Bart [Ernest Borgnine] mate a Corey [Royal Dano], apuñalándolo brutalmente por la espalda y diciendo, simplemente y con aire de superioridad: “Algunas personas, simplemente, no escuchan” ). Más tarde, en otra conversación, Johnny revela que esperaba una reunión, pero es tan torpe y maleducado en su expresión que solo consigue enfurecer a Vienna. Dice: “Un hombre debe quedarse en algún sitio y este es tan bueno como cualquier otro”. Una proposición “conmovedora”, responde Vienna, y, otra vez la ironía: “Estoy abrumada”.

Pero el corazón de la trama del melodrama (de la parte parecida a un noir) —los ex-amantes escarmentados que no pueden evitar querer despertar la llama, aunque sea peligroso— se revela con una extraordinaria escena nocturna en el salón. Johnny no puede dormir y ha estado bebiendo. Vienna tampoco puede dormir y baja vestida con su antiguo vestido escarlata (¿o negligeé?). Las cosas no empiezan bien. Johnny va directo al grano y le pregunta lo que no puede superar: “¿A cuántos hombres has olvidado?” El obvio absurdo de la pregunta (es como preguntar a una multitud cuántas personas no están en ella; no podemos recordar un número si olvidamos a los hombres) es una indicación de que no hay solución, ni una respuesta tranquilizadora, al problema de Johnny. Ella responde: “Tantos como mujeres recuerdas”. Esto es, no eres inocente, y tal vez quiera decir: al menos he olvidado a esos hombres; no eran importantes. Pero entonces Johnny le pide que le diga algo agradable. “Miénteme”, le pide, y ella le complace. Le dice las frases que él quiere oír y ella las repite robóticamente, negándolas, en efecto, bloqueando su fuerza pragmática por el modo como las dice. Las dice, pero claramente no quiere decir lo que dice; expresa lo opuesto a lo que ha dicho. Al menos, representa esa negación. Probablemente en cierto nivel quiera decirlas.

—Te he estado esperando todos estos años.
—Habría muerto si no hubieras vuelto.
—Aún te quiero como tú me quieres a mí.

Una exhibición teatral en una película llena de teatro, gesticulación e inversiones irónicas; reclamando con una mano lo que se le da a la otra. Vienna representa aquí algo del patetismo de una postura irónica; habla solo en citas (las frases que le dice Johnny), no puede estar “en” las frases por sí misma. Esto parece otra indicación de que no hay nada en sus intentos de explicación y exculpación mutuas que sirvan de algo en la superación de su impasse; desde luego no las palabras que acaba de decir. Tal vez todas suenen como palabras de otras personas, citas. Johnny salió corriendo cuando Vienna sugirió que echaran raíces y sigue “loco por las armas”, mientras que ella no ha esperado en silencio su vuelta, sino que ha usado sus talentos para construir un incipiente imperio, dejando claro que no lo necesitaba, que podía vivir sin él. (No hay duda de lo que ha tenido que hacer para adquirir el capital necesario. Trata de decirle a Johnny que “cada tablero, cada tabla, cada viga” en el salón le han costado su dignidad y respeto personal, pero Johnny no quiere oírlo ). Ninguno de esos hechos puede cambiar ni explicarse [...]




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