Botonera

--------------------------------------------------------------

23.5.19

XI. "CARRETERA PERDIDA. PASEOS CON DAVID LYNCH", Roberto Amaba (coord.), Shangrila 2019




 "DICK LAURENT ESTÁ MUERTO":
ADQUISICIÓN DE CONSCIENCIA EN CARRETERA PERDIDA

Alfonso Livianos Domínguez




Carretera perdida



A los veinticuatro minutos y medio de Carretera perdida (Lost highway, 1997), el protagonista, Fred Madison, realiza una declaración de capital importancia para la comprensión del filme: “Me gusta recordar las cosas a mi manera, no necesariamente como han sucedido”. Esta tendencia a privilegiar la subjetividad de la experiencia sobre la realidad empírico-factual queda enfatizada al expresar su aversión a la videocámara, puesto que esta fija la realidad en una versión única, inmóvil, petrificante y esclavizadora tan contraria a su libertad creativa como saxofonista de free jazz. En este sentido, constituye un reflejo de la filosofía artística de David Lynch, siempre reacio a ofrecer interpretaciones de sus filmes y a limitar la capacidad evocadora de las imágenes cinematográficas, porque a él le gustan “las cosas que son algo más”. (1) Por eso, el director norteamericano intenta que sus películas se conviertan en espacios para soñar, situando el misterio en el centro de las mismas: “Si las cosas son demasiado explícitas, el sueño se rompe. A veces suceden cosas que abren una puerta y te permiten lanzarte al exterior y sentir algo más grande”. (2) Si el público aspira a resolver el rompecabezas propuesto, tiene que interactuar necesariamente con el inquietante mundo creado, y al igual que en todo sueño, sentir las imágenes y dejarse llevar por ellas antes de buscar el sentido por medio de la intuición y de la razón. Este regalo que el autor de Terciopelo azul (Blue velvet, 1986) nos ofrece, resulta, a veces, rechazado por público y crítica (3), quienes apelan a excusas y desatinos para no participar activamente en el filme.

1. RODLEY, Chris, David Lynch por David Lynch, Barcelona: Alba Editorial, 1998, p.57.


2. Ibíd., p.353.


3. Greg Hainge recoge en su artículo (pp.136-139), algunos comentarios característicos de la mala actitud de una parte de la crítica hacia Carretera perdida en particular y hacia el cine de David Lynch en general. Una de mis “favoritas” es la de Roger Ebert, quien rechazaba la posibilidad de que existiera sentido alguno en Carretera perdida: “I´ve seen it twice, hoping to make sense of it. There is no sense to be made of it. To try is to miss the point. What you see is all you get.” (p.143). [He visto el filme dos veces, confiando en encontrarle sentido. No tiene ningún sentido. Intentar buscarle sentido es una equivocación. Lo que ves es lo que hay”]. [La traducción es mía].

HAINGE, Greg, “Weird or Loopy? Specular Spaces, Feedback and Artifice in Lost Highway´s Aesthetics of Sensation”, en SHEEN, Erica; DAVISON, Annette(eds.), The cinema of David Lynch: American dreams, nightmare visions, Londres: Wallflower Press, 2004, pp.136-150.



Como puede apreciarse desde los títulos de crédito iniciales a bordo de ese vehículo que recorre inestablemente la carretera al son de la música de David Bowie, Lynch sitúa a los espectadores en una posición análoga a la de su protagonista: confusión y desconcierto ante unos hechos poco claros y ante una realidad fragmentada en la que es preciso sumergirse para arrojar luz. Lo que sucede en Carretera perdida es lo que le sucede al protagonista, y sobre todo, lo que acontece en su atribulado interior. Lo externo y lo interno se reflejan y complementan mutuamente en una relación indisoluble que constituye la esencia del universo Lynch, como él mismo señala en sus conversaciones con Chris Rodley: “Eso del interior/exterior es… nunca lo he dicho, pero más o menos en eso consisten para mí las películas”. (4) Esto resulta especialmente apreciable tanto en Carretera perdida como en Cabeza borradora (Eraserhead, 1977), puesto que los dos filmes se desarrollan en la mente de sus protagonistas, convirtiéndose sus casas en reflejos de su psique. Quizá lo más admirable del cine de Lynch sea esta capacidad de unir distintos niveles de la realidad y vincularlos en un desarrollo narrativo inteligible, dirigiéndose coherentemente la historia relatada en una dirección y sentido específicos, a través de una serie de fragmentos sueltos que, como apunta él mismo, hay que conectar: “Solo cuando todos los elementos están juntos te hablan de verdad. Hay que tener los ojos muy abiertos, hay que entrar en ese mundo” [...] (5)

4. RODLEY, Chris, David Lynch por David Lynch, op. cit., p.370.


5. Ibíd., p.56.


Carretera perdida no es una historia circular. (7) No puede serlo en modo alguno, pues Fred no es el mismo personaje al principio del filme que al final del mismo. La diferencia radica en el conocimiento adquirido respecto a lo que ocurrió “aquella noche”. Esta adquisición de consciencia queda maravillosamente materializada en términos visuales por medio del interfono de la casa de los Madison y del mensaje que se comunica a través de él: “Dick Laurent está muerto”. (8) Al comienzo, Fred recibe un mensaje procedente del exterior del edificio que aun no tiene significado para él; mientras que al final, es el propio Fred quien, consciente del significado del mensaje, lo comunica desde la calle. La ubicación de Fred, primero, arriba, en la casa; después, abajo, en el exterior, es especialmente relevante si consideramos que su casa es su mente, y por consiguiente, que a través del interfono se ponen en contacto distintos niveles de consciencia. Al principio, Fred recibe el mensaje desde su ego idealizado y ajeno a lo sucedido, pues se trata de algo demasiado terrible para ser aceptado; mientras que al final, tras haber entrado en contacto con su lado oscuro, ya es consciente de sus actos y de las consecuencias que se derivan de ellos. El viaje de Fred por la carretera perdida es el viaje de su mente, desde la inconsciencia hasta la consciencia, desde la confusión al discernimiento, desde el desconocimiento a la autoría. Solo cuando el protagonista ha viajado a lo más oscuro de su alma, puede empezar a ver con claridad, como señala Lynch respecto a la naturaleza humana: “Cuanta más oscuridad seas capaz de descubrir, mayor será la luz que puedas ver”. (9) [...]

7. Gabriel Cabello cita en su muy interesante y minuciosa reflexión sobre Carretera perdida, unas palabras del propio Lynch en relación a la estructura de su película, que aparecen en un artículo de Philippe Rouyer: “El relato vuelve a un lugar anterior al principio para encontrar el final. Más que un círculo, es una espiral o una banda de Moebius que se vuelve sobre sí misma”.
CABELLO, Gabriel, La vida sin nombre. La lógica del espectáculo según David Lynch, Madrid: Biblioteca  Nueva, 2005, p.109.

8. Según señala Dennis Lim, el mensaje que abre y cierra la película (“Dick Laurent está muerto”) fue  algo que le sucedió realmente a David Lynch y que el director norteamericano sigue sin explicarse. 
LIM, Dennis, David Lynch: El hombre de otro lugar, Barcelona: Alpha Decay, 2017, p.187.


9. RODLEY, Chris, David Lynch por David Lynch, op. cit., p.52.