Botonera

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12.12.20

IX. "ANDRÉI TARKOVSKI Y LA CULTURA UNIVERSAL", Tamara Djermanovic / Olena Velykodna (coords.), Valencia: Shangrila 2020




LA CRISIS DE LA CIVILIZACIÓN MODERNA
EN EL CONTEXTO DE LA VISÓN FILOSÓFICA
DE ANDRÉI TARKOVSKI
Igor Evlampiev


Andréi Tarkovski


Andréi Tarkovski fue no solamente un eminente cineasta y artista, sino un gran pensador, que planteaba y resolvía en sus películas problemas filosóficos esenciales, como el sentido de la vida humana, su relación con otras personas y con el mundo, o las perspectivas históricas del desarrollo del individuo y de la civilización entera. 

El diario personal del cineasta pone de manifiesto el hecho de que él no planteaba sus filmes como obras exclusivamente artísticas. En la anotación que corresponde al 21 de abril de 1982, Tarkovski, después de una reunión con el embajador soviético en Roma, escribe: “Aquí, en un cine, ahora ponen mis películas, una tras otra. Hemos empezado a hablar sobre el cine y el público italiano y americano, y he pensado avergonzado que el público viene al cine y ve mis películas. Avergonzado, porque todo lo que hago no es cine y no conviene ver mis películas. Hay que vivirlas como lo hago yo, pero ¿quién es capaz de eso? Si no, es vergonzoso”. (2)

2. N. de T.: Traducción hecha a partir de la versión rusa del Diario de Tarkovski: TARKOVSKI, Andréi, Martirolog: dnevniki 1970-1986 (Martirologio: diarios 1970-1986), Florencia: Istituto Internacional Andrei Tarkovski, 2008, p.414.

Tarkovski fue el sucesor de la filosofía rusa del siglo xix, y estuvo particularmente influenciado por Fiódor Dostoievski, como también por la filosofía de la Edad de Plata del siglo xx, cuyos exponentes son Nikolái Berdiaev, Vasili Rózanov, Lev Shestov, Semión Frank, Iván Ilyín, etcétera). 

En particular, conviene enfatizar la importancia de Dostoievski en la creación tarkovskiana. A principios de los años setenta, cuando Tarkovski estaba buscando su camino definitivo en el arte, se reconoció claramente como perteneciente a la tradición dostoievskiana, lo cual se manifiesta en el planteamiento de un filme sobre la figura de Dostoievski que deseaba realizar, indicando de antemano que iba a ser su obra principal. La primera anotación de su dietario personal Martirologio, iniciado el 30 de abril de 1970 tras el estreno de Solaris (Solyaris, 1972), anticipa precisamente esta ambición crucial: 

Otra vez he hablado con Sasha Misharin sobre Dostoievski. Aquí lo que importa es escribir. Sin fijarse en la puesta en escena. No creo que tenga sentido adaptar las obras de Dostoievski. Hace falta hacer un filme sobre el propio Fiódor Mijáilovich. Sobre su carácter, su Dios y su diablo, su obra. Anatoli Solonitsin, podría hacer de un magnífico Dostoievski. Ahora hay que leer. Leer todo lo que escribió Dostoievski. Todo lo que está escrito sobre él y la filosofía rusa: Soloviov, Leontiev, Berdiaev, etcétera. Dostoievski podría ser la esencia de todo lo que me gustaría hacer en el cine. Pero por ahora, es Solaris. Va avanzando de manera penosa y a la fuerza, ya que Mosfilm ha entrado definitivamente en una época de crisis. Luego será Un día blanco, blanquísimo. (3)

3. TARKOVSKI, Andréi, Martirolog, op. cit., p.17.

El conocimiento que Tarkovski tenía de la filosofía rusa prerrevolucionaria se explica en parte por el hecho de que su padre, Arseni Tarkovski, fue un eminente poeta, formado en la cultura de la Edad de Plata. Como los filósofos rusos más importantes del siglo xix y xx, Tarkovski entendía que el principal problema filosófico era el hombre. En la filosofía rusa, el ser humano se contempla en su misteriosa existencia llena de posibilidades, imposible de reducir a la existencia en el limitado tiempo y espacio de la realidad terrenal. El hombre se contempla relacionado, de alguna manera, con el ser infinito, existiendo en todos los “mundos” que componen el universo. Así, el hombre trasciende los términos de su vida limitada y está vinculado con el tiempo infinito del mundo, el pasado y el futuro, y con la dimensión eterna del ser [...]





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