Botonera

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12.2.21

VII. "ENTRE ADOQUINES: CINE Y MAYO 68", Manuel Vidal Estévez, Valencia: Shangrila 2021

 

Acercamiento obrero: À bientôt j'espère.
Una película fundacional


À bientôt, J'espère (Chris Marker, Mario Marret, 1967)



El mismo mes del estreno de Loin du Vietnam, Chris Marker promueve la realización de una nueva película, esta vez sobre un conflicto obrero: la huelga de la fábrica Rhodiaceta, en Besançon, a unos trescientos kilómetros de París. Su título: À bientôt j´espère (Hasta pronto, espero), palabras con las que, al final, un obrero sindicalista, Georges Maurivard, llamado Yoyo por sus amigos, emplaza a los patronos para un futuro combate. Puede que no falten quienes detecten en esta exhortacion, pronunciada al final de la película con encomiable serenidad, una dimensión premonitoria con la que nutrir una interpretación retrospectiva de los acontecimientos de Mayo-68: en vez de los estudiantes fueron las protestas obreras las que preludiaron los míticos sucesos. Pero, sin menoscabo alguno de la importancia del conflicto en la Rhodiaceta, esta lectura, sin embargo, se nos antojaría sumamente mistificadora. La huelga fue sin duda una de las más sonadas de cuantas acontecieron en esos años. Hizo historia. Pero de ahí a otorgarle un carácter preliminar corroborado por las susodichas palabras, no dejaría de ser una exageración, que, además, incurriría en fácil teleología. Otra cosa bien distinta es afirmar lo que a todas luces es cierto: la huelga de la Rhodiaceta atrajo el interés por las luchas obreras de algunos cineastas; este acercamiento se materializó en una película que lo testimonia; y su realización señala una especie de escena primordial, momento originario de un nuevo fenómeno: los colectivos de realización y difusión de cine llamado militante.

La enorme resonancia que obtuvo la huelga la impulsó su contundencia y duración. Desde tiempo atrás, desde 1936 concretamente, ningún otro conflicto se había caracterizado por la ocupación de las instalaciones productivas, alzamiento de barreras en la entrada y por tan duros enfrentamientos con la policía. La Rhodiaceta había sido construida en 1955 sobre el emplazamiento de antiguas sederías. Era una fábrica textil, cuya tecnología pasaba por ser la más avanzada. Fabricaba hilo de Nylon y fibra Tergal, productos que simbolizaban la modernidad del sector. La producción en sus talleres no se detenía en ningún momento; se trabajaba las 24 horas del día y todos los días del año. Los obreros estaban organizados en cuatro equipos, tres de los cuales se relevaban durante el día, en turnos de ocho horas, mientras un cuarto equipo descansaba. Las condiciones de trabajo eran penosas debido “al calor, la humedad sofocante y el ruido constante de los motores” (56), y ya habían dado lugar a innumerables protestas. En 1961, por ejemplo, fueron motivo para una interrupción del trabajo, secundado por la práctica totalidad de los obreros. En junio de 1964, una primera huelga alcanzó la duración de diez días. En esta ocasión, los huelguistas se manifestaron durante la celebración de una etapa del Tour de Francia, siendo duramente golpeados por la policía. A partir de 1965, se suceden los conflictos. La hostilidad que los obreros sentían hacia el director de personal, un antiguo coronel, queda patente en la película: en la sala donde celebran sus asambleas en 1967, puede verse que tienen colgado un monigote que lo representa [...]

56. DAMAMME, Dominique; GOBILLE, Boris; MATONTI, Frédérique y PUDAL, Bernard, Mai-Juin 68, París: Les Éditions de L´Atelier/Éditions Ouvrières, 2008, p.106.

[...] Rodada en 16 mm., esta película, un mediometraje de 44 minutos, la firman Chris Marker y Mario Marret. Cuenta con la participación de Bruno Muel y Paul Bourron (imágenes rodadas en marzo de 1967), así como de Pierre Lhomme (imágenes rodadas en diciembre de 1967), además de Antoine Bonfanti y Harald Maury (sonido de marzo de 1967) y Michel Desrois (sonido de diciembre de 1967). El montaje corrió a cargo de Carlos de Los Llanos, con fotos de Michèle Bouder. También colaboraron Dominique Berchoud, Franco Calfari, Gilbert Duhalde, Véronique Fregosi, Valérie Mayoux, Jacqueline Meppiel y René Vautier.

La huelga, propiamente dicha, no es, sin embargo, el aspecto principal de la película. No son demasiadas las imágenes que la ilustran; habiendo concluido el 25 de marzo, justo un mes después de su inicio, no era posible filmarla. Las imágenes que, por lo tanto, la testimonian son las que se rodaron en marzo de 1967, durante su estallido. Lo que podríamos llamar su tema, u objeto profílmico, no es otro que la vida de los obreros y sus condiciones de trabajo en el interior de la fábrica; también, si acaso, nos ofrece el retrato de un militante, el sindicalista Georges Maurivard, que es quien pronuncia la frase que clausura la película y de la que se obtuvo el título.

Para ello, Chris Marker y Mario Marret se sirven tanto de entrevistas como de las imágenes rodadas por operadores distintos. Procedimiento que ya Chris Marker había utilizado en películas como, por ejemplo, Le joli mai, en la que también colaboraron Antoine Bonfanti y Pierre Lhomme, o Loin du Vietnam. La apropiación de imágenes, por lo demás, vendría a ser pronto una de las características del cine de Chris Marker; una manera, al fin y al cabo, de hacer escritura fílmica, digámoslo así, con su preferencia o inclinación por lo colectivo, el trabajo en común y su conjugación mediante el montaje.

El desarrollo de Á bientôt j´espère es tan sencillo como eficiente. Se abre con unas vigorosas imágenes rodadas en la entrada de la fábrica, descriptivas de un frío día de invierno, poco antes de la Navidad. Mientras un vendedor atiende a quienes desean comprar un árbol para las próximas fiestas, llega el sindicalista Georges Marivaurd, llamado “Yoyo”. Convoca a su alrededor, bajo el agua-nieve que cae sin cesar, a cuantos quieran oírlo; desea informarles del conflicto que ha protagonizado la fábrica de Lyon y que ha provocado numerosos despidos de compañeros para quienes solicita solidaridad. De esta manera se focaliza a Georges Marivaurd como una especie de protagonista o hilo conductor del discurso de la película. El resto de la narración se organiza básicamente y sobre todo en torno a una sucesión de secuencias en las que, mediante entrevistas, los obreros nos hablan de sus experiencias personales [...]



Dos páginas de Entre adoquines: Cine y Mayo 68




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