Botonera

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7.11.22

III. "PÁJAROS", Revista Shangrila nº 41, Pasión Rivière (coord.), Valencia: Shangrila, 2022




SOBRE LA PIEL, EL CIELO
(Fragmento inicial)

Carmen Pinedo Herrrero

Fresco de la primavera, detalle, Acrotiri (Santorini)



Entre arbre et oiseau
Entre source et nuage.
François Cheng [1]


Habita en la voz y el aire. A veces convierte en nido nuestra mano: se recoge en ella, puro latido y plumas, o come y juega para después lanzarse al vuelo desde nuestros dedos. Se divierte en el vértigo del más cerca, un poco más cerca: al pasar junto a nuestro cuerpo se ciñe al roce y ríe en el aire su acrobacia. Nos permite gozar, como escribe Clarice Lispector, de su “levísima presencia de instante”. [2]

1. CHENG, François, Le livre du vide médian, París: Albin Michel, 2009.
2. LISPECTOR, Clarice, Agua viva, Madrid: Siruela, 2021.

Es, en el árbol, intermitencia, destello de luz, sombra. Escritura en el cielo, como lo son sus huellas en la arena o la nieve. En diversos lugares del planeta, la Vía Láctea se conoce como “El camino de los pájaros”. Algunos astrónomos, para referirse a las corrientes de estrellas que se desplazan a través de la Vía Láctea, hablan de “bandadas de pájaros”. 

*

Puede ser uno o varios. Puede ser siempre el mismo, ahora, multiplicado en varios, el mismo. Como el Simurg del Coloquio de los pájaros: cada ave es el Simurg; el Simurg es cada una de las aves y todas ellas juntas.
Uno solo, pensé. De verdad que lo pensé. No importa especie, tamaño, canto: uno, a lo lejos, solo uno. Pensé en seguirle de rama en rama, de línea en línea, de imagen en imagen, de reclamo en reclamo, de jardín en jardín. Debía ser uno. Tenue, casi un susurro, tan en voz baja. 
Sabía, ya entonces, que de inmediato le arroparía la bandada. No sería necesario preguntarnos, como Leah Goldberg,

Cómo puede un solo pájaro 
soportar todo el cielo. [3]

3. GOLDBERG, Leah, “En las montañas de Jerusalén”, poema.

*

Aun oscuro, uno solo, un pájaro solo. Sonrío, espero. Después es la llamada, todas las voces se despiertan: traen la luz. Mañana, imagino, será gris, será el sonido de la lluvia sin pájaros, pero aquí, aquí, la lluvia, mejor aquí, retenerla.
Ojos cerrados
En lo oscuro –no negro–
Un pájaro canta

*

Los pájaros libres no soportan ser observados, escribe René Char. [4] Seamos pájaros, seamos libres, permanezcamos en la oscuridad. [5] Aunque quizás este sea también otro sueño como el de la ligereza, como el de la libertad y el vuelo.

4. CHAR, René, La palabra en archipiélago, Madrid: Hiperión, 1986.
5. Ibid.


Eso, los pájaros… ¿Y los caballos? ¿Son libres? Antiguamente lo eran, dice Quignard. A veces, “los hombres y los animales cantaban juntos”. [6] ¿Hombres? ¿Caballos? ¿Y los pájaros? A ellos les gusta cantar y “también les gusta oír los cantos” [7]: el del mar que rompe en los acantilados o se desliza en la arena, el de las cañas estremecidas por el aire.... La lluvia, en cambio, “intimida sus picos” [8]; los cielos nubosos acallan sus reclamos.

6. QUIGNARD, Pascal, Las lágrimas, Buenos Aires: El cuenco de plata, 2017.
7. Ibid.
8. Ibid.

Entre la fuente y la nube… “En el principio fue la nube”, escribe Rafael Pérez Estrada. De su transparencia nacieron dos elementos: el ángel y el pájaro” y, “en el último día, ángeles y pájaros volverán a ser parte de la infinita humedad de la nube”. [9] Sin que la lluvia les achique, sin silenciar sus llamadas –¿de pájaros, de ángeles? Quién sabe, quién puede saberlo. Las “cosas del pensamiento vienen de fuera”, dice Solal Rabinovitch, y las nombra: “Ángeles, pájaros y caballos”. [10] Todo lo que está aquí. Todo lo que no somos. Todo lo que amamos.

9. PÉREZ ESTRADA, Rafael, Tratado de las nubes, Sevilla: Renacimiento, 1990.
10. RABINOVITCH, Solal, L’ange, le fou, le savant et le psychanalyste. Une affaire de pensées, Toulouse: Eres, 2017.

[...]

 



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