Botonera

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3.12.25

II. "KINUYO TANAKA. EL CINE COMO PASIÓN", José Manuel García Roig, Valencia: Shangrila, 2025

 

KINUYO TANAKA, CINEASTA DEL "MONO NO AWARE"


Kinuyo Tanaka, The Wandering Princess (La princesa errante, 1960)


1.1. Kinuyo Tanaka y el arte japonés

PUEDE DECIRSE CON PROPIEDAD QUE KINUYO TANAKA, EN CUANTO ACTRIZ, ES UNA DE LAS MÁS GRANDES ARTISTAS DEL MONO NO AWARE

Su gestualidad como intérprete en numerosas películas, de las más de las doscientas en que intervino, así lo confirma. Pero su capacidad para expresar con un solo gesto la alegría por los momentos de felicidad ya vividos y, a su vez, la tristeza por la inevitable fugacidad del tiempo, es decir el mono no aware, ha quedado frecuentemente oculta tras la sublime gestualidad de otra gran actriz, Setsuko Hara, interprete de las mejores películas de Yasujiro Ozu, sobre todo por su presencia en una famosa y muy citada secuencia de Banshun (Primavera tardía, 1949).

En Banshun, Noriko (Setsuko Hara) vive aún con su padre viudo (Chishu Ryu) a pesar de que con veintiocho años se encuentra ya en edad de contraer matrimonio. Sin embargo, la idea de tener que separarse de él la embarga de una profunda tristeza. En un momento de la película, Noriko y su padre viajan a Kioto a casa de un amigo de éste y, antes de irse a dormir, se lavan y cepillan los dientes, después se acuestan cada uno en su futón y conversan sobre su futuro. Noriko sigue hablando, pero por la respiración y el leve ronquido de su padre, detecta a oscuras que éste ya no la escucha: se ha dormido. Entonces el rostro de Setsuko Hara alcanza una expresividad extraordinaria al plasmar con su mirada llena de ternura y comprensión hacia su padre una emoción de tierno afecto en el que se encierra tanto la pasión como la compasión, un momento en que los sentimientos son instintivamente sentidos, en los que su alegría se confunde con una agradable melancolía. (1)

1. Teresa Herrero, De la flor del ciruelo a la flor del cerezo. Hiperion, Madrid: 2004, p.45.

En la secuencia, intercalándolo con planos del rostro de Setsuko Hará, Yasujiro Ozu inserta uno de sus habituales y preciosos planos vacíos (pillow shot), una naturaleza muerta, que repite dos veces: la inmovilidad de la cámara y del propio objeto inanimado contrastan con el ligero movimiento de la vegetación cuyas siluetas se proyectan a través del fusuma, o con la levísima gestualidad facial de Noriko, que yace en el futón.

El término mono no aware, de mono no (algo de una cosa, en cuanto a su propiedad o cualidad) y aware (sentimiento de empatía), fue utilizado por primera vez por Motoori Norinaga (1730-1801), en su análisis y crítica de la obra clásica de la literatura japonesa Genji monogatari, cuando se refiere a los sentimientos de su protagonista, convirtiéndose en un concepto central de la cultura nipona. Genji monogatari (Cuento de Genji), considerada como la novela más antigua, fue escrita por Murasaki Shikibu (978-1004), una mujer perteneciente a la corte de la emperatriz.


Kunisada Utagawa, Genji sale a contemplar flores de cerezo
(escena de Genji Monogatari)


El mono no aware (物の哀れ) alude pues a la capacidad de conmoverse, de sentir melancolía o tristeza ante lo efímero. Un ejemplo de ello lo constituye la pasión de los japoneses por el hanami, por la apreciación del florecimiento de los cerezos: las flores de cerezo, sakura, son efímeras, cantar su caída es justamente lo que conmueve, pues se observan con cierta tristeza y melancolía a causa de la fugacidad del tiempo.

Ki no Tsurayuki (872-945), cortesano de la era Heian, describe así la primavera: 

No es verdad que las flores del cerezo 

sean las más efímeras; 

el corazón humano

puede cambiar 

incluso antes de que sople el viento 

(sakurabana / toku chirinu tomo / omôezu / hito no kokoro zo / kaze mo fukiaenu). 


Otros ejemplos, que pueden explicitar el mono no aware, son los poemas del monje budista Sosei (816-910), perteneciente también a la era Heian, como aquel en el que se expresan las siguientes palabras de una mujer: 


¿Qué puedo hacer 

con el hombre que me abandona 

a pesar de mi amor inquebrantable? 

pensar que es flor de un día 

que se desvanece en el viento 

(omou tomo / karenamu hito o / ikaga semu / akazu chirinuru /hana to koso mime)


Precisamente en Kanzashi (1941), Ornamental Hairpin en Estados Unidos, L’épingle ornamentale en Francia, de Hiroshi Shimizu, basada en un relato corto de Masuji Ibuse, la interpretación de Kinuyo Tanaka como Emi (dispuesta a olvidar su trabajo de geisha), constituye en muchas de sus secuencias la más fiel expresión del mono no aware. En particular, cuando recorre los lugares por donde ha paseado antes con los niños Taro y Jiro, y con Nanmura (el hombre del que se ha enamorado, herido en su pie al bañarse en el onsen y pisar la horquilla que ella había dejado caer de su peinado tradicional). 

El mono no aware se hace explícito sobre todo en los planos finales, en el lento y sereno travelling que sigue el ascenso de Kinuyo Tanaka por una larguísima escalera de piedra: la fascinante gestualidad de su rostro es capaz de transmitirnos una sublime nostalgia por el amor perdido y, a su vez, una admirable modestia interior. Antes, en Shunkinshō Okoto to Sasuke (1935), basada en la novela de Junichiro Tanizaki, Shunkinshô (1932), Kinuyo Tanaka brinda también una de sus interpretaciones más impresionantes encarnando a Okoto (luego Shunkin), la música ciega. 


 Kinuyo Tanaka en Kanzashi (1941) de Hiroshi Shimizu


Kaze no naka no mendori (Una gallina en el viento, 1948), filme con guion de Yasujiro Ozu y Ryosuke Saito, y dirección del primero, está basado en la extensa novela de Shiga Naoya, Anya koro (El paso de una noche oscura), publicada entre 1921 y 1937. El peso de la película recae asimismo en el personaje de Tokiko, que encarna Kinuyo Tanaka (y en el gran actor Shūji Sano como su marido).

Aquí, volvemos a ver a la actriz japonesa dotada de una gestualidad única, en un papel de gran intensidad dramática: en Tokio, en la posguerra, Tokiko madre de veintinueve años con un hijo de cuatro, espera la repatriación de su marido. Pero su hijo cae enfermo, debe pagar los gastos de su hospitalización, los precios aumentan y, aunque alquila una habitación barata en un barrio obrero y trabaja en un taller de confección, se ve obligada a prostituirse por una noche. Cuando su marido regresa y conoce el proceder de su esposa, a pesar de su arrepentimiento y de la clemencia que ella le solicita, es incapaz de perdonarla. Tras discutir, empujarla y caer por una escalera, Tokiko resulta herida. Finalmente, él acaba por comprender los motivos y ambos se reconcilian: en un plano de exacerbado dramatismo, dominado por la compleja expresión mono no aware del rostro de Kinuyo Tanaka, la actriz es capaz de aunar la pena, la tristeza y la emoción que le suscita un amor renacido.

A sus sesenta y cinco años, con Sandakan hachiban shōkan: Bōkyō, conocida como Burdel 8 (dirigida por Kei Kumai), Kinuyo Tanaka actriz, ganó los premios Kinema Jumpo y el del 25 Festival de cine de Berlín de 1975: en el filme, la joven periodista de Tokio, Keiko Mitani (Komaki Kurihara), investiga la historia de las mujeres japonesas a las que se forzó a trabajar en burdeles asiáticos a principios del siglo veinte. Localiza a Osaki (Kinuyo Tanaka), una anciana que vive con una gran cantidad de gatos en una cabaña de un pueblo remoto. Es allí donde Osaki promete contarle su historia. 


1.2. Kinuyo Tanaka, cineasta de Japón

CUANDO KINUYO TANAKA NACE EN SHIMONOSEKI, PREFECTURA DE YAMAGUCHI, EL VEINTINUEVE DE NOVIEMBRE DE 1909, EL CINE AÚN ESTABA EN SUS INICIOS EN JAPÓN. 

Kinuyo Tanaka era la menor de los nueve hijos de Kumechiki y Yasu Tanaka. Sus padres eran comerciantes de kimonos y gozaban de una posición desahogada, pero tras el fallecimiento del padre en 1912 la familia comenzó a tener graves dificultades económicas. Entonces, la madre y sus hijos iniciaron un largo peregrinaje como vendedores ambulantes hasta asentarse en Osaka. Precisamente fue en Osaka donde el Cinématographe Lumière había exhibido en 1897 sus primeras películas.

Japón se encontraba entonces en la era Meiji (1868-1912), cuando el emperador de dieciséis años ascendió al trono y fue llevado a la actual Tokio tras la era Edo (en la que el clan Tokugawa rigió el país, desde 1600 hasta 1867). La era Meiji es el período en que los líderes del país se enfrentaron al reto de hacer de Japón un país moderno, integrado en una economía mundial dominada por las potencias occidentales: con el fin de mantener su unidad territorial y soberanía política, el joven gobierno asimiló en tiempo récord nuevas habilidades sociales, políticas y tecnológicas. Muchos autores inspirados en el “bunmei kaika” (literalmente, civilización y progreso), frase acuñada por el intelectual Fukuzawa Yukichi (1835-1901), han descrito el período Meiji como una etapa de absorción indiscriminada, de mímesis con la cultura, tecnología y pensamiento occidentales… A la hora de construir las bases del nuevo Estado japonés, los ideólogos del período Meiji no dudaron en recurrir selectivamente a los precedentes de la historia japonesa para justificar el nuevo orden, apelando así a una terminología y forma de pensar con las cuales la gente estaba familiarizada. Una muestra de esta idea es el mismo nombre de “Meiji ishin”, la “Restauración” o “Renovación Meiji”, que insinuaba una vuelta a un pasado ideal con un gobierno liderado por la casa imperial que se extendía único y absoluto por todo el territorio nacional. (2)

2. Andrés Pérez Riobó y Gonzalo San Emeterio Cabañes, Japón en su historia. De los primeros pobladores a la era Reiwa. Satori Ediciones, Gijón: 2020, pp.355-356.

Para conseguir la modernización de Japón fue imprescindible que, entre 1869 y 1871, los daimios, señores feudales líderes de los clanes que dominaron el país entre los siglos diez al diecinueve, cedieran sus territorios a la casa imperial en aras a formar un Estado-nación unificado, pero sin perder por ello muchos privilegios traducidos en cargos y rentas por sus latifundios (los primeros daimios en hacerlo fueron los de Satsuma y Chôshû). Los poderes legislativos, judiciales y administrativos fueron ejercidos entonces por el Dajôkan o Consejo de Estado, controlado por nobles, por algunos daimios y por líderes del movimiento bunmei kaika (Progreso e Ilustración). 

Pero ya antes de la Restauración Meiji, en 1860, el shogun Tokugawa había enviado emisarios a los Estados Unidos. Fue Fukuzawa Yukichi quien se ofreció voluntario al almirante Kimura Yoshitake para viajar hasta San Francisco en el buque Kanrin Maru. La delegación se quedó en la ciudad un mes, tiempo durante el cual Fukuzawa comenzó a estudiar inglés. Al regresar a Japón se convirtió en el traductor oficial del shogunato.

Fukuzawa Yukichi había estudiado tres años en la Escuela Tekijuku, donde llegó a aprender holandés de modo que en 1858 fue designado profesor de esa lengua de su dominio familiar y enviado a Edo (hoy Tokio) para enseñar a los vasallos residentes allí. Tras su primer viaje de 1860 a Estados Unidos también lo hizo a Europa en 1862 como uno de los traductores que acompañaron a la delegación de cuarenta hombres enviada por el shōgun Tokugawa y en 1867 visitó de nuevo los Estados Unidos. En Seiyo Jijo, obra publicada entre 1867 y 1870, describe la cultura e instituciones que encontró más avanzadas con el fin de enseñar a sus compatriotas un pensamiento moderno que fortaleciera a Japón y le permitiera resistir las amenazas del imperialismo occidental. Esencial en el proceso de modernización y reconocimiento de Japón como país civilizado fue la misión Iwakura enviada por el gobierno en 1871 a Estados Unidos y Europa, que toma su nombre de Iwakura Tomomi (1825-1983), uno de los miembros del Dajôkan.

Pero fijémonos en la fecha del nacimiento de Kinuyo Tanaka, porque ese es también el año (1909) en el que muere asesinado Itô Hirobumi (1841-1909), cuatro veces primer ministro del gobierno nipón, que había viajado a Europa para fijarse en modelos políticos que sirviesen de ejemplo a Japón: países con un monarca como eje del gobierno y con un estado centralista rígidamente estructurado en clases sociales, es decir una aristocracia de la tierra fuertemente asentada en privilegios de rango, una naciente burguesía en ascenso y un proletariado que comenzaba a incorporarse en masa a una industria incipiente.

Planteado en estos términos, su modelo no podía ser otro que el del II Reich o Imperio alemán fundado en 1888 por Guillermo II y dirigido con mano de hierro por el impulsor de la unificación alemana en 1871 (bajo la égida de Prusia), el canciller Otto von Bismarck, y resulta altamente curioso observar la similitud entre el desarrollo económico-industrial japonés y su expansión imperialista (desde esos años hasta la Primera Guerra Mundial), y el desarrollo y expansión de Alemania como nación emergente. Una similitud que se extiende incluso hasta los años inmediatamente anteriores a la Segunda Guerra Mundial.

En efecto, los paralelismos entre Japón y Alemania en los años en torno al cambio de siglo son evidentes. Son dos naciones en alza, que acaban de unificarse bajo el poder casi absoluto de unas monarquías apoyadas en el gobierno de una oligarquía financiera y de una aristocracia de la tierra, y que, en poco más de treinta años, conocen un desarrollo económico galopante, si bien bastante mayor en el caso del país europeo. 

La nueva estructura del Estado japonés se sostuvo asentada en una aristocracia con privilegios de rango, los daimyos, alineados con el nuevo régimen junto con la kuge, la aristocracia de la corte de Kioto durante el período Heian y hasta el surgimiento del shogunato en el siglo XII, época en la cual la kuge perdería influencia política frente a los daimyō. No obstante, la kuge no fue abolida por los shogunes y continuó sus funciones como corte del Emperador, aunque relegada a roles puramente ceremoniales, sin ejercer cargos públicos hasta la Restauración Meiji (1868), formando una nueva aristocracia, los kazoku. Después, algunos miembros de la antigua corte nobiliaria de Kioto volvieron a ganar parte de su estatus perdido. 

Muchos miembros de la kuge, que habían jugado un importante papel en el período Tokugawa, así como en el naciente gobierno Meiji, encabezaron los recién establecidos departamentos administrativos en 1871, las prefecturas. En Alemania, los miembros de la  antigua nobleza terrateniente de Prusia, los Junker, que poseían grandes propiedades rurales, también tuvieron una importante influencia en la política del Imperio alemán (1871-1918), en la República de Weimar y asimismo en la Alemania nazi.

A principios de los noventa, Japón, tras la aprobación de la Constitución de 1889 (asesorada en su redacción por juristas alemanes), disponía ya de un gobierno estable y un parlamento semejante al de las naciones europeas, a la vez que emprendía un desarrollo industrial acelerado. Este progreso económico asentó sus bases en los tratados comerciales y de navegación con potencias occidentales como Gran Bretaña, así como en la expansión imperialista consolidada tras sus victorias en las guerras contra China (1895) y Rusia (1905) y las anexiones de la isla de Taiwan (luego cedida), Corea, Manchuria y otros territorios: La victoria en la guerra sino-japonesa impulsó la industria textil como consecuencia de la inyección de capital proveniente de las multas a China y de la aparición de nuevos mercados en las colonias y en las áreas de influencia japonesa en el continente. (3)

3. Andrés Pérez Riobó y Gonzalo San Emeterio Cabañes, Japón en su historia. De los primeros pobladores a la era Reiwa, op. cit., p.384.

Como ocurrió en Alemania con los grandes consorcios industriales, la Siemens (fundada en 1847), y la AEG (fundada en 1883 por Emil Rathenau), en Japón empresas como la Mitsubishi (fundada en 1870 por Yatarô Iwasaki, hijo de una familia samurai) y la Sumitomo (creada a partir de una pequeña tienda familiar de medicamentos y librospor Masatomo Sumitomo en 1615, y que llegaría a finales del siglo XIX a constituirse en la gran industria del cobre para la producción de cables eléctricos), se convertirán en importantes conglomerados industriales, los denominados zaibatsu, esenciales para el desarrollo industrial y tecnológico nipón antes de la Segunda Guerra Mundial [...]