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1.3. Kinuyo Tanaka en el universo del cine
KINUYO TANAKA NACIÓ AL MISMO TIEMPO QUE EL CINE EN JAPÓN.
En efecto, Shiro Asano, de la tienda fotográfica Konishi, había importado la primera cámara de cine apenas diez años antes, en 1887, cuando los grandes almacenes Mitsukoshi establecieron un departamento en el que trabajaban los fotógrafos Tsunekichi Shibata y Kanzo Shirai que filmaron planos del distrito tokiota de Ginza y danzas de geishas del teatro kabuki: Koyo Komada, que también trabajaba en la tienda Konishi, y que pronto iba a ser uno de los principales “benshi”, recordaba más tarde los problemas que tenían al principio con el enfoque y con mantener a las bailarinas en las marcas que habían fijado en el suelo… A mediados de 1899, Komada había conseguido capital suficiente para dejar la tienda y constituir la Asociación Cinematográfica Japonesa. (5)
5. Donald Richie, Cien años de cine japonés. Ediciones Jaguar, Madrid: 2004, p.15.
Cuando Shirō Asano llevó a Japón su cámara, las primeras filmaciones no solo lo fueron de escenas urbanas de Osaka o Tokio, también de escenas de obras del teatro tradicional kabuki, que predominaron en la incipiente cinematografía japonesa hasta mediados de la década de los años diez, cuando comienza una fase de transición que finalizará con la modernización de la industria en 1923.
De esta relación directa entre cine y teatro, surgió el oyama u onnagata, actor masculino que interpretaba los papeles femeninos: Una presencia que se encontrará desde las primeras adaptaciones cinematográficas de teatro kabuki, como se aprecia en la todavía conservada Momijigari (Tsunekichi Shibata, 1899) hasta, prácticamente, los primeros años de la década de los veinte, año, en que son sustituidos por actrices. Su presencia, consecuentemente, provocó que la figura de la actriz en la industria cinematográfica japonesa no diera comienzo, prácticamente, hasta que la historia del cine japonés contaba con más de veinte años de historia. (6)
6. Eduard Grañana, Las primeras actrices del cine japonés. De las geishas al fin de los Oriyamas: cinedivergente.com/las-primeras-actrices-del-cine-japonés/
Kaeriyama Norimasa fue el primer cineasta japonés que propugnó con sus teorías un cine independiente del teatro con la utilización de un guion, la composición del plano, la introducción de intertítulos como sustitución del benshi en cuanto relator del argumento del filme y la incorporación de actrices en lugar de los actores caracterizados como mujeres (oriyama). En 1919 Kaeriyama Norimasa puso en práctica sus teorías en el que sería su primer filme Sei no kagayaki, con actrices como Harumi Hanayagi y Shizue Natsukawa, iniciando así la modernización de la cinematografía japonesa. A comienzos de la década de los años veinte los directores japoneses comenzaron sus carreras cinematográficas asumiendo técnicas occidentales y dirigiendo filmes protagonizados por actrices como Michiko Hayama, Tsuruko Segawa, Yoshiko Kawada o Sumiko Kurishima.
En 1922, la compañía Nikkatsu comenzó a producir un cine ya cercano al concepto defendido por Kaeriyama, el jun’eigageki undō y, por lo tanto, a contratar actrices, y aunque la Nikkatsu no fue la pionera siguió los pasos de otras compañías como la Shochiku y la Taikatsu, de manera que las actrices pronto empezaron a formar parte importante de todas las producciones japonesas. (7)
7. El concepto jun’eigageki undō, comprende los términos en japonés: jun, puro o natural; eiga, filme y geki, drama (filme dramático) y undô, movimiento. Es decir, “película de movimiento natural o puro” (Nota del autor).
Kinuyo Tanaka aprendió a tocar el biwa desde muy pequeña y ya en 1920, con sólo once años, comenzó en Osaka a actuar dentro del grupo de variedades Muchachas Biwa, pero la primera película en la que participó con quince años, apenas comenzada la incorporación de la mujer a los estudios cinematográficos japoneses y que supuso su integración en la Shochiku, fue Genroku Onna (1924). Entre 1927 y 1929 estuvo casada poco más de un año con el director Hiroshi Shimizu, con quien rodaría varios filmes.
En su primera película importante como actriz, Daigaku wa detakeredo (I Graduated, But..., 1929), fue dirigida por Yasujiro Ozu, protagonizando al año siguiente Aiyoku no ki (Record of Love and Desire). En 1931 aparece en el primer filme sonoro japonés, Madamu to nyobo (The Neighbor’s Wife and Mine), dirigida por Heinosuke Gosho, quien también contó con ella para la adaptación de la famosa novela de Yasunari Kawabata, Koi no hana saku Izu no odoriko (La bailarina de Izu, 1933). En 1938 protagonizó junto a Ken Uehara la película de presupuesto más elevado del período prebélico, Aizen katsura, de Hiromasa Nomura. En 1941, Kinuyo Tanaka apareció en Kanzashi (Ornamental Hairpin), dirigida de nuevo por Hiroshi Shimizu y, en 1944, colaboró por primera vez con el director Keisuke Kinoshita en Rikugun (Army), un filme de exaltación patriótica.
Ya antes, en 1940, había comenzado la fértil colaboración de Kinuyo Tanaka con Kenji Mizoguchi, pues rodaría con él como actriz varias películas que la consagrarían como una de las más grandes del cine nipón. La primera de ellas, Naniwa Onna (A Woman of Osaka), se ha perdido, pero la relación de obras maestras de Mizoguchi en las que participó es considerable: Miyamoto Musashi (1944), Josei no shori (La victoria de las mujeres, 1946), Utamaro o meguru gonin no onna (Utamaro y sus cinco mujeres, 1946), Joyū Sumako no koi (El amor de la actriz Sumako, 1947), Yoru no onnatachi (Mujeres de la noche, 1948), Waga koi wa moenu (Llama de mi amor, 1949), Oyū-sama (La honorable señora Oyu, 1951), Musashino fujin (1951), Saikaku ichidai onna (Vida de Oharu, mujer galante, 1952), Ugetsu monogatari (Cuentos de la luna pálida de agosto, 1953), Sanshō dayū (El intendente Sanshô, 1954), Uwasa no onna (Una mujer de la que se murmura, 1954).
La colaboración entre Mizoguchi y Tanaka terminó cuando el director se opuso a la recomendación de la Asociación de directores de Japón para que ella debutara como realizadora del estudio Nikkatsu. Pero, a pesar de las objeciones planteadas por Mizoguchi respecto a su aptitud como realizadora, Kinuyo Tanaka dirigiría su primer filme Koibumi (Cartas de amor) en 1953. En todo caso, no fue la primera japonesa en dirigir, antes de ella lo hizo Tazuko Sakane.
En octubre de 1949, Kinuyo Tanaka inició un viaje de tres meses a los Estados Unidos, cuando era considerada un símbolo del Japón de posguerra. Pero, de regreso a su país natal, muchos de sus seguidores se enfadaron ante los modos genuinamente americanos que la actriz había adoptado allí.
En el documental The Travels of Kinuyo Tanaka (2009), de Koko Kajiyama, su narrador da a entender, en efecto, que las cosas no le fueron bien a Kinuyo Tanaka cuando volvió a Japón tras su viaje a la nación americana. La narración del documental comienza así: Con gafas de sol y vistiendo un abrigo corto de piel de zorro plateado, el 19 de enero, Kinuyo Tanaka regresa de América. Había emprendido el viaje vestida con kimonos deslumbrantes, pero cuando volvió su nuevo aspecto llamó la atención de todos... La popular actriz que había ido a América como acreditada embajadora de las artes japonesas fue asediada por la envidia y los celos. En el Japón, aún ocupado por las fuerzas norteamericanas sus gafas de sol y sus encendidos besos, mostraban un comportamiento adaptado al estilo de vida americano, por lo que recibió críticas feroces por parte de los medios de comunicación. A consecuencia de ello durante un tiempo se deprimió tanto que incluso pensó en suicidarse. La importancia de su viaje a América nunca se ha reconocido en toda su dimensión y, desde entonces, sólo se ha hablado de él en términos escandalosos. (8)
8. Koko Kajiyama, The Travels of Kinuyo Tanaka (2009). (La traducción del inglés es nuestra).
Una vez independizada de la productora Shochiku, y de su relación profesional con Kenji Mizoguchi, pudo elegir a los realizadores con los que deseaba trabajar, entre otros Mikio Naruse, Yasujiro Ozu, Keisuke Kinoshita, Kaneto Shindo y Akira Kurosawa. En el documental de Kaneto Shindo, Aru eiga-kantoku no shōgai Mizoguchi Kenji no kiroku (Kenji Mizoguchi: The Life of a Film Director, 1975), Kinuyo Tanaka confiesa, para disipar los rumores que habían circulado en el mundillo cinematográfico, que ella y Kenji Mizoguchi sólo habían formado un matrimonio ante la cámara, no tras ella.
Su primer filme como realizadora fue Koibumi (Cartas de amor, 1953), drama romántico situado en el Japón de finales de la Segunda Guerra Mundial. Dos años después, en 1955, dirigiría dos nuevas películas: Tsuki wa noborinu (La luna se levanta) y Chibusa yo eie naren (Pechos eternos). En Tsuki wa noborinu, otro drama romántico, contaría con un guion de Yasujirō Ozu.
Su obra maestra, Chibusa yo eie naren (Pechos eternos) constituyó la primera película a la vez dirigida y escrita por una mujer en Japón. En ella colaboró con la guionista Summie Tanaka basándose en la vida de la poetisa Fumiko Nakajo. Algunos de los temas tratados son el divorcio, el cáncer de mama, la emancipación de la mujer y la figura de ésta como artista. En 1960 realizó su cuarto largometraje, La princesa errante (Ruten no ohi), con guion de Natto Wada. Drama romántico, ambientado en las décadas de 1930 y 1940, tiene como tema central la Guerra sino-japonesa. En Onna bakari no yoru (Mujeres de la noche) colaboraría otra vez con la guionista Summie Tanaka: aquí, una prostituta debe emprender una nueva vida tras el cambio de la ley que prohibió la prostitución. La carrera como directora de Kinuyo Tanaka terminaría en 1962 con el estreno de Ogin sama (Amor bajo el crucifijo), un drama ambientado en la época de los samurái, donde el amor prohibido volvería a ser su tema nuclear. [...]


