Botonera

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9.9.18

V. "VIDA EN SOMBRAS. EL HECHIZO DEL CINE. LA HERIDA DE LA GUERRA", José Luis Castro de Paz / Rubén Higueras Flores (coords.), Shangrila 2018





UN FILME CONDENADO A LA OSCURIDAD:
LA AZAROSA GESTACIÓN DE VIDA EN SOMBRAS

Rubén Higueras Flores




A lo largo de su historia, la cinematografía española se ha revelado proclive a la emergencia de textos y cineastas malditos en sus márgenes, de senderos creativos truncados por su consciente refutación de las pautas representativas, estéticas, narrativas y/o ideológicas del cine hegemónico de su época, postura que los sentenciaba a no gozar de la respuesta favorable del público (cuando no a ser excluidos de las vías de exhibición comercial al uso) o de un respaldo gubernamental que exigía a cambio la incondicional adopción de unos férreos patrones configuradores. Vida en sombras representa uno de los paradigmas de esa veta creativa nacional condenada al malditismo y al ostracismo, participando de esa suerte de canon anómalo y disfuncional que integrarían rarezas y filmes de rabiosa singularidad como El sexto sentido (Nemesio M. Sobrevila, 1929) o Arrebato (Iván Zulueta, 1979). En efecto, y como expondremos en el presente texto, la película que nos ocupa sufrió el habitual via crucis reservado a las producciones gestadas al margen de los patrones estéticos y narrativos establecidos: estrecheces económicas durante su rodaje, remontaje del cuerpo del filme para ajustarse al gusto de las autoridades cinematográficas, marginación e invisibilización en su exhibición comercial...

Cuando Llobet Gràcia decidió debutar en el largometraje tras una considerable experiencia en el terreno de la praxis amateur, su proyecto encontró el respaldo de diversas personalidades que habían transitado los caminos expresivos del “telurismo” cinematográfico, hermanados todos ellos por una patente preocupación formal: su amigo Carlos Serrano de Osma (originalmente previsto como supervisor del largometraje) (1), Pedro Lazaga (ayudante de dirección), José Antonio Martínez de Arévalo (jefe de producción), Salvador Torres Garriga (director de fotografía), Aurelio G. Larraya (ayudante de cámara), Jesús García Leoz (compositor) y Fernando Fernán Gómez, que asumiría el rol protagonista. (2)

1. En el formulario con los datos de los equipos técnico y artístico y del presupuesto aproximado del proyecto presentado a censura previa, constaba: “Dada la circunstancia de que esta película es la primera de largo metraje realizada por D. Lorenzo Llobet-Gràcia, su realización irá supervisada por Carlos Serrano de Osma” (Exp. Adm. 232/47).

2. Habida cuenta del compromiso hacia la poética telúrica del después firmante de El extraño viaje (1964) y su estrecha participación en títulos como La sirena negra (Carlos Serrano de Osma, 1947) o el que nos ocupa, no pueden sino sorprendernos sus declaraciones efectuadas medio siglo después, únicamente comprensibles desde su modestia profesional: “Entonces yo hacía películas como la de Llobet o la de cualquier otro, porque no había otra posibilidad. Si en aquel momento me hubiera llamado José Luis Sáenz de Heredia para tres películas al año, pues habría hecho las de Sáenz de Heredia” (COBOS, Juan, DELGADO, Luis María, GARCI, José Luis, MARÍAS, Miguel, TORRES-DULCE, Eduardo, “Entrevista a Fernando Fernán-Gómez”, Nickel Odeon, nº 9, invierno 1997, p.44).

Con la finalidad de sacar adelante tan arriesgado proyecto, se constituyó la productora Castilla Films, cuyo capital social, si nos fiamos de la nota de presentación de la empresa que acompañaba al guion del filme cuando este, bautizado con el título provisional de Bajo el signo de las sombras, fue presentado ante los censores para obtener el preceptivo permiso de rodaje, era de un millón de pesetas. (4) Serrano de Osma y Francisco de Barnola, que había formado parte de los equipos de producción de dos largometrajes firmados por el primero (Embrujo y La sirena negra, ambos de 1947), serían sus gerentes. No obstante, como afirma Arazubia, todo indica que

el nombre de Castilla Films fue utilizado, en un principio, para dar cierto empaque oficial a una producción que en realidad iba a ser costeada por un grupo de amigos a los que la experiencia había enseñado que para sacar adelante una película modesta como la que proyectaban, bastaba con un no demasiado abundante desembolso inicial al que eso sí, había que sumar después, el indispensable crédito sindical que las autoridades adelantaban por aquel entonces a prácticamente toda productora que presentara junto con el guión una estimación aproximada del presupuesto y una lista completa del personal técnico y artístico con que se contaba. (4)


4. ARANZUBIA COB, Asier, Carlos Serrano de Osma: Historia de una obsesión, Leioa: Universidad del País Vasco, 2004, p.131. Publicación: ARANZUBIA COB, Asier, Carlos Serrano de Osma: Historia de una obsesión, Madrid: Filmoteca Española, 2007.


Los problemas para Vida en sombras comenzaron tempranamente al toparse con los negativos informes sobre su guion por parte de la comisión de la Dirección General de Cinematografía y Teatro, para la que el texto presentado se encontraba más cerca de un reportaje sobre el cine que de una obra de ficción [...]