Botonera

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7.6.20

VII. "LA MUERTE DE FRANCO EN LA PANTALLA", Nancy Berthier, Valencia: Shangrila 2020




Capítulo III (a)
Detrás de la cortina: La "pulsión pedagógica"


Después del referéndum que ratificó la Constitución democrática el 6 de diciembre de 1978, el proceso de democratización del país tardó varios años en consolidarse. Las primeras elecciones que se convocaron en ese marco, celebradas en marzo de 1979, mantuvieron en el poder al equipo que había posibilitado la Transición desde el propio régimen franquista, con la victoria del partido liderado por Adolfo Suárez, la Unión de Centro democrático. Pero las pruebas de fuego de la solidez del edificio democrático fueron, por una parte, la superación victoriosa del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, y por otra parte la primera alternancia política en el poder, con la victoria del PSOE en las elecciones generales de octubre de 1982. El mandato de Felipe González, entre 1982 y 1996, demostró la viabilidad de una gestión del país por un partido de izquierda. A partir del año 1992 en que España tuvo una excepcional proyección internacional como sede de la Exposición Universal (Sevilla), de los Juegos Olímpicos (Barcelona) y de la capitalidad cultural europea (Madrid), su democracia parecía ya asentada y bien asentada.

En paralelo al proceso de democratización, fue emergiendo una voluntad creciente de enfrentarse con la historia del pasado reciente fundamentada en una capacidad nueva para encararlo. Culmina en los años noventa con una revisión historiográfica del franquismo: 

Si el Estado democrático no rompió oficialmente con el franquismo, queda claro, en los ochenta, que ese régimen ha sido enterrado. Los historiadores pueden por consiguiente empezar a estudiarlo como un episodio cerrado de la historia nacional. Se dedican a ello y en el transcurso del siguiente decenio, estas investigaciones experimentan un muy fuerte desarrollo. (116)

116. “Si l’État démocratique n’a pas officiellement rompu avec le franquisme, il est clair, dans les années 1980, que ce régime est enterré. Les historiens peuvent donc commencer à l’étudier comme un épisode clos de l’histoire nationale. Ils s’y attellent et, au cours de la décennie suivante, ces recherches connaissent un très fort développement”, RICHARD, Élodie y WORMS, Charlotte, “Retour sur quatre-vingts ans d’histoire de l’Espagne, de la Seconde République à la transition”, Vingtième Siècle. Revue d’histoire, n° 127, 2003, pp.13-41.


Por otra parte, la Transición se empieza también a historiografiar, imponiéndose una visión idílica. Presentada como modélica para los países que por los años 1990 iban experimentando procesos de paso de regímenes dictatoriales o autoritarios a democracias (países del Este, de América Latina), correspondió con una narrativa que funcionaba como una especie de relato de origen o “matriz española del tiempo presente”, en palabras de Julio Aróstegui. (117) Con los años, incluso, la Transición se convirtió en un auténtico “mito” en su calidad redentora de “faceta positiva de la historia contemporánea española y contrapunto de la tragedia que supuso la Guerra Civil”, que servía de “cimiento” para la democracia naciente, tanto desde la perspectiva de “sus principios e instituciones, cristalizados en la Constitución de 1978” como “de la idea de ciudadanía y del modo de ser político de una nación desprovista de modelo democrático al que poder remitirse”. (118) En ese relato dominante (aunque no exclusivo), se exaltaba la capacidad de las élites, tanto del sector reformista del franquismo como de la oposición, incluyendo el Partido Comunista, para enterrar el hacha de guerra y obrar conjuntamente por construir el edificio democrático comúnmente ansiado.

117. ARÓSTEGUI, Julio, La historia vivida. Sobre la historia del presente, Madrid: Alianza, 2004, pp.50-51.
118. BABY, Sophie, El mito de la Transición pacífica. Violencia y política en España (1975-1982), Madrid: Akal, 2018 [2012], p.19.

Esta voluntad de mirar el pasado reciente se hizo también palpable desde múltiples sectores de la cultura y medios de comunicación. Al respecto, Manuel Palacio habla de una auténtica “pulsión pedagógica” asentada en el “deseo que todos los españoles teníamos de conocer lo que se había hurtado en los años de la dictadura” y comenta que 

[e]sa ‘voluntad de saber’ atravesó la esfera pública y todos buscamos en libros, en revistas, en periódicos, en películas y en otros medios de comunicación e información aquello que creíamos imprescindible conocer como necesario equipaje para la nueva etapa. (119)

119. PALACIO, Manuel,  La televisión española durante la Transición española, op. cit., p.256.

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1. La Transición (Elías Andrés, Victoria Prego, TVE, 1993): pasar una página


La Transición (Elías Andrés, Victoria Prego, TVE, 1993)


Fue a finales de los años ochenta, en plena era socialista, y en esa España en que ya parecía bien consolidado el sentimiento democrático, cuando al duo formado por Elías Andrés y la periodista Victoria Prego se le ocurrió hacer una película documental sobre la Transición para la televisión española. La cineasta Pilar Miró, entonces Directora General de Radiotelevisión Española (1985-1989), apoyó el proyecto con mucho entusiasmo. Durante unos seis años “de investigación arqueológica” (126), un pequeño equipo se entregó a poner orden al “jarrón roto en mil pedazos” (127) de la memoria de la Transición, en particular con Victoria Prego, que hizo de subdirectora, locutora y guionista. Nacida en 1948, esta periodista que en 1974 había ingresado en TVE después de estudiar Ciencias políticas y periodismo, era entonces ya famosa, por su participación en programas relevantes en la televisión y en la radio, en el área de la política nacional e internacional, y por sus artículos publicados en la prensa. A finales de los ochenta, se alejó de los programas en directo para involucrarse en ese proyecto de documental sobre la Transición. Con el tiempo, la serie se fue identificando de manera sistemática con su nombre. En la portada oficial del archivo de la página web de RTVE, donde hoy en día se puede ver en totalidad, en un breve reportaje se habla de hecho de “su serie” para la que se le concede el premio Gallego. De hecho, en 1996, había publicado un libro de 690 páginas a raíz de ella, Así se hizo la Transición. (128)

126. PREGO, Victoria, “La Transición según Victoria Prego”, Publicaciones de la Real sociedad económica de amigos del país”, Valencia, p.3.
127. Ibíd., p.4. En la ficha técnica proporcionada en la web oficial de la serie en RTVE, el director y realizador es Elías Andrés, la subdirectora, presentadora y guionista es Victoria Prego, los documentalistas son Concha Unamuno, Lola Santacruz y Pilar Moreno, el productor ejecutivo, Alejandro Cabrero y la productora Itziar Aldasoro.
128. PREGO, Victoria, Así se hizo la Transición, Barcelona: Plaza y Janes Editores, 1995.

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